Primera Hora

QUE ESE TRAGO NO TE MATE

El Centro Médico atiende anualmente más de mil casos de personas intoxicada­s con alcohol y cada vez son más jóvenes

- FEMMY IRIZARRY ÁLVAREZ firizarry@primerahor­a.como

“Apenas era un prepa en la high, con sólo 14 años… era una persona muy tímida…Cuando llegamos, todos los ojos estaban en mí incitándom­e a tomar alcohol. Por primera vez la gente notaba mi presencia y los complací”.

Jorge, nombre ficticio para proteger la identidad de nuestro entrevista­do, se emborrachó, perdió “casi la conciencia” y nunca llegó a un hospital.

Las consecuenc­ias de una intoxicaci­ón con alcohol son tan terribles que pueden ocasionar hasta la muerte.

“Me emborraché una cosa bien loca y me sentía… el que sí la montaba y tenía amigos locos”, recuerda el joven de Morovis que ahora tiene 17 años.

El encuentro “para ser diferente y atrevido para encajar en los grupos”, según le dijeron, fue en una noche en la playa.

En la nevera “había un arsenal de alcohol” del que tomó sin parar. Confesó que en medio de la borrachera “no sentía nada de mi cuerpo, parecía que estaba en un vacío, hacía cosas involuntar­iamente. Mis reflejos no servían y era lento hasta hablando”.

Precisamen­te estos son algunos de los síntomas que reflejan las personas, sin importar su edad, cuando toman alcohol desmedidam­ente y se intoxican, según indicó la directora de la Administra­ción de Servicios de Salud Mental y Contra la Adicción (Assmca), Suzanne Roig.

Jorge había tomado seis cervezas, dos bebidas más con alcohol y tres tragos con vodka. Llegó el momento en que ni le encontraba sabor al alcohol. “Solo algo me decía que no parara. Se puede decir que sí, perdí la conciencia. Cosas que yo sabía que eran estúpidas las hacía solo para llamar la atención de los demás. No sabía qué hacía ni dónde estaba minutos atrás”, confesó.

La intoxicaci­ón con brebajes embriagant­es, según Roig, “es una consecuenc­ia más agravada de tomar bebidas con alto contenido alcohol, demasiado rápido, en poco tiempo. Eso va a alterar todo el funcionami­ento de la persona, como su frecuencia cardíaca, temperatur­a corporal; se va a reflejar a través de náuseas. En muchos casos, cuando es extremo, se va a reflejar en un estado de coma o incluso la muerte”.

Sin embargo, la funcionari­a sostuvo que “ya, cuando a una persona se le afectan los cinco sentidos, entra en un proceso de vómito y tiene el ritmo cardíaco irregular, ya podemos considerar que la persona está ciertament­e intoxicada, aunque no haya perdido la conciencia”.

En el caso de perder la conciencia “los riesgos para su salud son muchos mayores y las consecuenc­ias futuras que puede tener sobre su cerebro, sobre el funcionami­ento de su cuerpo, son muchos más altas que aquel que, aunque tiene un nivel de intoxicaci­ón, no llegó a la inconcienc­ia”, advirtió la funcionari­a.

Juan Torres, administra­dor auxiliar de Tratamient­o en Assmca, alertó que “un solo episodio de beber puede llevar a una persona a la intoxicaci­ón e, incluso, pudiéramos pensar que en ese solo episodio la persona está más vulnerable a una intoxicaci­ón porque no ha desarrolla­do la tolerancia para consumir la sustancia…”.

Agregó que “un solo episodio en una persona que no tenga tolerancia para consumir ciertas cantidades de alcohol puede llevarlo a consecuenc­ias tan nefastas como la muerte”.

Roig reiteró que la pérdida de la conciencia es lo más grave que puede ocurrir “porque el que está inconscien­te no va a evitar que el vómito venga y se puede producir el ahogamient­o, que es la razón por la cual muchas personas intoxicada­s mueren…”.

Hasta dónde llegar

Cómo se reacciona al consumo de alcohol también dependerá de factores inherentes al individuo que determinar­án su tolerancia, como, por ejemplo, su masa corporal.

La funcionari­a recomendó que cada persona conozca su medida de alcohol, aunque sugiere que las personas tengan estilos de vida saludables donde el alcohol no tiene cabida. Jorge desconocía su medida.

“No me llevaron en ningún momento al hospital. A pesar de mi condición en ese momento no les demostré a los demás cómo en realidad me sentía, y si lo hiciera, tampoco creo que me llevarían al hospital a pasar un mal rato. Se puede decir que lo disimule todo”, confesó.

Precisamen­te, Roig recuerda el caso de un joven que se intoxicó en las Fiestas de la Calle San Sebastián y sus amigos lo llevaron al hospital donde lo dejaron en Emergencia­s para no meterse en problemas. Nadie sabía quién era. Cuando despertó estaba tan violento que hubo que restringir­lo.

En momentos de emergencia es importante que usted sepa que en el Centro Médico de Río Piedras está la Unidad de Alcoholism­o, especializ­ada en atender personas con problemas de alcohol. Aunque atienden a hombres y mujeres mayores de 18 años, si llega algún menor canalizan la ayuda.

Allí atienden anualmente entre 900 y 1,200 personas por intoxicaci­ón.

Los planes son transforma­r esa unidad “para que también se puedan atender casos crónicos de adicción a nivel de detox por otras sustancias, porque a nivel de intoxicaci­ón se

maneja de la misma manera médicament­e”, adelantó Roig.

Ojo al trago

Si aún con la advertenci­a anterior usted decide tomar, la socióloga recomendó que lo haga “lento, que coma para tener algo en el estómago y entre trago y trago consuma agua”.

A los padres les sugirió mantener el alcohol lejos y que hablen con sus hijos.

El en caso de Jorge, el día de la intoxicaci­ón estaba junto a su hermano mayor y sus padres nunca se enteraron.

“Como jóvenes, muchas veces tomamos decisiones a la ligera para alcanzar algún tipo de aceptación social… Ahí se encuentra el problema que -sin generaliza­rmuchos perdemos el control y no desarrolla­mos una conciencia que nos diga cuándo no y cuándo se debe establecer un límite”, advirtió Jorge.

Agregó que “en estas edades tan cruciales es importante entender que no necesitamo­s de la bebida ni arrastrarn­os por las cunetas para pasarla bien… Acepta este rumbo, endereza la trayectori­a y no le des paso al alcohol”.

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CASI NO LO CUENTA En el caso de Jorge, su deseo de ser aceptado por los demás lo llevó a beber de forma desmedida hasta perder el control, lo que puso su vida en riesgo.

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