CONFRONTACIÓN QUITA UNA VIDA
Sectores en los Estados Unidos claman fin del odio y racismo
CHARLOTTESVILLE. El alcalde Mike Signer calificó ayer como atropello intencional el provocado por el conductor blanco James Alex Fields, quien arrolló a una multitud de manifestantes en esta ciudad de Virginia.
Según el alcalde de Charlottesville, la acción de Fields fue un “ataque terrorista con un automóvil usado como arma”, y atribuyó lo sucedido a las divisiones políticas que aquejan a los Estados Unidos.
Signer lamentó que muriera Heather Heyer, de 32 años, además de que decenas más resultaron heridas.
Las personas protestaban de forma pacífica por la presencia de supremacistas blancos que se habían reunido en la ciudad para una manifestación.
Los supremacistas se congregaron condenar la decisión de la ciudad de quitar una estatua del general confederado Robert E. Lee, considerado un símbolo de la defensa de la esclavitud y el racismo.
Felicia Correa, una amiga de Heyer, opinó que esa muerte no es diferente al de una víctima de la guerra porque ella “murió de pie por la gente de la raza negra”; otros contramanifestantes pusieron sus vidas en el frente para enfrentar el odio de la intolerancia.
Fields, a bordo de su sedán Dodge Challenger, atropelló y arrojó a varias personas por el aire, por lo que fue acusado de asesinato no premeditado y otros cargos; hoy será su audiencia de fianza.
La Casa Blanca alegó ayer que la condena sabatina del presidente Donald Trump al acto “de odio y fanatismo” en Charlottesville, también se refería a los supremacistas blancos que convocaron la marcha “Unir a la Derecha”.
Aunque calificó de “terrible” lo sucedido, Trump no citó expresamente a los supremacistas blancos que habían convocado la marcha, entre los que se encontraba David Duke, exlíder del KKK, y algunos de los cuales portaban esvásticas nazis.
Atribuyo gran parte de la culpa de lo que está pasando en el país a la Casa Blanca y al entorno del presidente” (Trump)
TERRY MCAULIFFE GOBERNADOR DE VIRGINIA