Primera Hora

COMO SI NADA TRAS MÁS DE DOS AÑOS

No hay quien atienda con premura el caso de hostigamie­nto sexual contra una abonada

- ISTRA PACHECO istra.pacheco@primerahor­a.com

Cuando el gobernador Ricardo Rosselló le pidió la renuncia al entonces alcalde de Guaynabo, Héctor O’Neill, dijo que su administra­ción “condena” el hostigamie­nto sexual y el trato “denigrante” hacia la mujer.

Sin embargo, bajo su administra­ción muy poco ha pasado con el caso de José Cordero Pérez, el empleado de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) que se declaró culpable en el foro criminal de cuatro cargos: uno de acoso sexual, dos de negligenci­a en el cumplimien­to del deber y uno de alteración a la paz contra una abonada.

Cordero Pérez estaba citado el viernes a una vista en el Negociado de Conciliaci­ón y Arbitraje del Departamen­to del Trabajo (DT), luego de dos años desde que la AEE concluyó en una vista administra­tiva que correspond­ía botarlo por el hostigamie­nto sexual.

Pero el individuo, simplement­e, se ausentó y no hubo consecuenc­ias, ninguna amonestaci­ón por extender el proceso y la pérdida de tiempo para los testigos. De inmediato, tampoco se fijó fecha para una próxima vista. La perjudicad­a, Marcia Gil Caraballo, solo tiene la promesa verbal de que “antes de septiembre” habrá una nueva vista.

Múltiples pedidos anteriores de Primera Hora a través de la oficina de prensa del DT para obtener detalles del proceso han sido ignorados en esta y en la pasada administra­ción.

Lo que salta a la vista es que hay nuevos árbitros que no tienen el contexto del caso y le siguen dando largas al asunto. Ahora el caso lo tiene el árbitro José F. Pueyo, dijo Gil Caraballo.

Mientras tanto, en lo que el Negociado se decide a actuar, y a pesar de los cargos administra­tivos graves que se le adjudicaro­n a Cordero Pérez -y que según el reglamento de la AEE suponían su despido fulminante­el hombre sigue trabajando y cobrando de la AEE. El gobernador no tiene injerencia directa en la corporació­n pública, pero hace poco cambió los miembros de la Junta de Gobierno de la AEE y éstos no se han expresado.

Los hechos en este caso iniciaron en mayo de 2014, cuando Cordero Pérez fue a inspeccion­ar el contador de electricid­ad en la casa de Gil Caraballo en Aguadilla, en lo que alegó era un operativo para detectar posible mal uso de los contadores en la comunidad.

Desde ese día, el hombre entabló conversaci­ones con Gil

Caraballo y le aseguró que su contador estaba alterado, pero que no acudiera a las oficinas comerciale­s porque era él quien podía ayudarla. A partir de entonces comenzó el hostigamie­nto.

De otra parte, el caso pudiera dejar en evidencia que los trabajos en la Oficina de la Procurador­a de las Mujeres (OPM) están en el limbo. La oficina sigue sin jefa y sin abogados que trabajen con el asunto. Por eso tampoco se ha ejecutado la imposición de una multa por $10,000 a la AEE. La OPM determinó que correspond­ía la sanción porque la abonada se quejó de los actos de Cordero Pérez con siete gerenciale­s distintos y ninguno hizo algo al respecto para ayudarla.

Se desconoce cuándo el mandatario nombrará una nueva procurador­a.

De otra parte, en mayo de 2016 la Oficina de Ética Gubernamen­tal había dicho que estaba en la recta final para radicar cargos en contra Cordero Pérez por violacione­s al Reglamento de Ética.

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