DIFÍCIL PARA VÍCTIMAS
Peor para inmigrantes damnificados por Harvey
A una treintena de personas asciende la cifra de muertes por culpa del huracán Harvey en su paso por la región de Houston, Texas, aunque las autoridades gubernamentales prevén que suba más porque la lluvia ha disminuido y el agua comienza a bajar en la zona.
No obstante, los investigadores tratan de determinar si las muertes están relacionadas directamente con el ciclón, aunque temen que la cifra aumente mucho en los próximos días, una vez que trabajadores de emergencias y familiares comiencen a buscar a los desaparecidos y descubran la gente que quedó atrapada en casas o vehículos anegados.
Los restos de la tormenta se alejaban ayer del área hacia el Este, rumbo a Luisiana, y podría luego moverse al Norte.
De hecho, los socorristas encontraron una camioneta tipo van sumergida en la que iban siete miembros de una familia de Houston. Una corriente de agua arrastró al vehículo el domingo fuera de un puente, hacia un pantano.
Samuel Saldivar explicó que él trataba de resguardar a sus progenitores y los cuatro nietos de su hermano cuando la camioneta fue arrastrada por una corriente.
Saldivar escapó por una ventana, pero las otras seis personas quedaron atrapadas cuando la puerta corrediza quedó parcialmente sumergida y quedo atascada, sin poder ser abierta.
Los bomberos también estaban atentos a la posibilidad de hallar más muertos, lo que elevaría el saldo de víctimas fatales, actualmente de 31.
Advirtieron que podría tomar hasta dos semanas registrar todos los vecindarios porque en algunos lugares el agua tiene una profundidad de cuatro pies.
A medida que cedían las aguas en Houston, la posibilidad de da- ños graves se trasladaba a una región cerca del límite entre Texas y Luisiana.
Según el Departamento de Seguridad Pública de Texas, la tormenta y las subsiguientes inundaciones destruyeron casi 7,000 viviendas y causaron daños graves a más de 37,000.
Para agravar la situación, dos explosiones sacudieron ayer la planta química Arkema Inc, ubicada en la localidad texana de Crosby, a 25 millas al noroeste de Houston. Richard Rowe, jefe operaciones de Akerma en EEUU, aseguró que “la gran cantidad de agua y la falta de electricidad hicieron que no haya habido manera de prevenir la explosión”.
El asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Tom Bossert, dijo ayer que “ninguna persona debería preocuparse por su estatus de inmigración a menos que haya cometido otro crimen, además de ingresar ilegalmente, cuando trate de obtener comida, agua y refugio”.
Agregó que no se conducirá una redada de rutina en los refugios de emergencia, aunque el portavoz del presidente Donald Trump aclaró que las personas que residan ilegalmente en el país no deberían de esperar recibir una ayuda federal a largo plazo reservada para los ciudadanos estadounidenses.
“No creo que vaya a haber muchos beneficios para los inmigrantes que residan ilegalmente en el país” TOM BOSSERT ASESOR SEGURIDAD NACIONAL EN
CASA BLANCA