No hay que ir a Hollywood para estudiar cinematografía
Estimado extraño, gracias por preocuparse por mí, pero no es necesario. Ahora bien, apunte, para la próxima vez que le dé curiosidad: No, no tengo un vuelo reservado.
La otra mañana en el supermercado, durante una de esas visitas en las que vas con la intención de buscar una cosa, pero sales con cinco, tuve la misma conversación por como decimoctava vez.
Mientras hacía una de esas filas “expreso” que, inefectivamente anuncian ser exclusivamente para clientes con 15 artículos o menos, pude conversar con un señor que tenía un balance impresionante entre patriotismo e ignorancia.
Verás, entramos en conversación cuando tomó interés en los artículos en mi canastilla: una bolsa de cereal, dos cajas de
mac & cheese, cuatro latas de salchichas. “Menú del universitario”, me dijo con cierto humor en su voz.
Estaba en lo cierto, pero creo que ese es el menú de todos durante la crisis, o ¿acaso no?
Me medio sonreí, y él continuó: “¡Qué bueno! El País necesita más jóvenes así, dispuestos a educarse pa’ echarnos pa’lante. ¿Qué estás estudiando?”
Estudiando lo que estudio, cuando te topas con esa pregunta no sabes si seguir los pasos de Simón Pedro, negando quién eres: estudiante cineasta. No por vergüenza ni nada similar, sino porque te topas con la alta probabilidad de tener que lidiar con la típica reacción seguida por la irritante pregunta.
Reacción: “Bendito, pero si aquí no hay trabajo pa’ eso”.
Pregunta: “Y, ¿cuándo te vas pa’ allá afuera?” Y, esta última cada vez se torna más declaratoria y menos interrogante: “Te vas pa'’ afuera, ¿verdad?”
“Cine”, respondí.
Había mucha gente en la fila, él parecía querer continuar la conversación, y como que mantener una mentira por par de minutos nunca ha sido mi norte.
Y, así fue. Reacción, seguida por la exasperante pregunta. Pero, para mi sorpresa, se tomó el tiempo de añadirle una pizca de sarcasmo.
Reacción: “Ea”. Pregunta: “¿Ya hiciste tus maletas?”
Puedes ver la clara contradicción, ¿no? Como joven estudiante, formo parte de un futuro esperanzador, hasta que no; porque, como joven estudiante de cine solo pierdo mi tiempo en cosas que el País no necesita.
Yo digo que no. A los extraños que parecen estar con ansias por comprarnos un vuelo al extranjero o pa’ allá afuera, porque pareciera que Hollywood es lo único que hace cine, no es necesario.
Gracias, pero continuaremos haciendo cine. Con fondos o sin fondos, aunque la primera opción sería ideal.
Nadie nos está obligando a escribir historias ni a producirlas. Aunque, tanto que chavan, ¡qué mucho se las disfrutan!
Estudio cine. Y añado: trabajo en cine. Sea un cortometraje hecho a celular o sea una producción más elaborada, sigue siendo cine, y continúo siendo cineasta.
Y añado: si en alguna ocasión me veo en la necesidad de partir, nunca será un vuelo sin regreso. Pero, por ahora, entiendo que merezco este pedazo de tierra, mi pedazo de tierra donde lanzar mi ancla y enfocar mi cámara.
Pero, si tú insistes, te acepto el pasaje. ¡A quién no les vienen bien unas vacaciones en este tiempo de crisis!
“Nadie nos está obligando a escribir historias ni a producirlas. Aunque, tanto que chavan, ¡qué mucho se las disfrutan!”