Primera Hora

UNA MUJER DE ALTA TENSIÓN

Waleska Mass Quiñones nunca pensó en hacer historia como la única celadora en Puerto Rico

- NYDIA BAUZÁ nbauza@primerahor­a.com

HUMACAO Apenas había dormido cuatro horas. A las 7:00 en punto de la mañana de ayer, Waleska Mass Quiñones -única celadora de líneas en Puerto Rico- ya estaba en pie, junto con otros dos compañeros de la brigada HUST-01 para continuar la arriesgada labor de energizar a Puerto Rico, tras el golpetazo a la infraestru­ctura eléctrica del huracán Irma.

La brigada de celadores se reportó temprano a la Técnica de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) en Humacao y el equipo recibió su primera encomienda del día: reparar una cruceta de un poste, en lo alto de un monte en el barrio Mambiche Blanco. Allí los fuertes vientos del ciclón dejaron fuera de servicio una línea de subtransmi­sión de 38 mil voltios, que mantenía a oscuras a decenas de familias en el sector.

Junto con Waleska en el camión iban Alberto Torres Morales y Adam Coss Pabellón, ambos con 17 años de experienci­a en el celaje de líneas. Todos llevaban a cuestas el agotamient­o de largas jornadas de trabajo, antes y después del ciclón.

El sábado, Waleska había trabajado 18 horas. Ese día entró a las 7:00 a.m. y culminó labores a la 1:00 a.m. del domingo, reparando postes en el barrio Mariana de la Ciudad Gris. Llegó a su residencia en Caguas a la 1:30 a.m. del domingo y 30 minutos después se acostó a dormir, pero solo concilió el sueño cuatro horas. Sus compañeros de la brigada también habían dormido poco ya que en la emergencia están trabajando 16 y 18 horas diarias.

Sin embargo, los empleados, afiliados a la Unión de Trabajador­es y Riego (UTIER), estaban prestos a hacer sus labores. A Mambiche llegaron cerca de las 11:00 a.m., pues el camión se les averió en el camino y tuvie- ron que regresar por otro. A esa hora, junto al compañero fotoperiod­ista Tonito Zayas, también llegamos al lugar.

Al mediodía los celadores tomaron un receso de almuerzo. Waleska se internó detrás de una estructura abandonada para “hacer pipi”. Otra brigada con tres celadores se unió al grupo, pues la misión era compleja. Media hora después, se colocaron el equipo de seguridad.

Uno de los celadores ya había subido al área para asegurarse de que los cables estuvieran “muertos” y que la base del poste no estuviera podrida.

Un vecino, José Luis Amadeo, les abrió paso por su residencia y faltando 10 minutos para la 1:00 p.m. la brigada se internó en el monte haciendo a un lado la maleza y el fango. Nosotros íbamos detrás, monte arriba, sin perder de vista a dos perros rottweille­rs de una residencia contigua.

Waleska hizo una prueba con su equipo de seguridad en el poste y según constaba en una placa, su última revisión había sido en 1994, hace 23 años. En medio de la hazaña, la llamó su hija y la celadora le pidió a un compañero que le preguntara si era una emergencia porque estaba ocupada.

A la 1:35 p.m. la mujer trepó el viejo poste, apoyándose con espuelas en los zapatos y con un cinturón, hasta una altura de 45 pies.

Richard Thompson, otro celador, había subido primero. Después, ambos, con la ayuda de otros cuatro compañeros, que les dieron apoyo técnico desde abajo, reemplazar­on la cruceta de madera rota, por dos polímeros más livianos para sujetar la línea de alto voltaje.

A las 3:30 p.m. culminaron las labores con la satisfac-

ción de que habían cumplido otra encomienda.

“Llegamos hasta arriba y pusimos dos aisladores de polímero. Subimos la línea con los muchachos y la fijamos”, resumió Waleska, quien lleva dos años como celadora de líneas y ha hecho historia en Puerto Rico convirtién­dose en la primera mujer en realizar dicha labor en la AEE. Antes trabajó otros ocho años en la AEE como podadora.

“Ahora me voy a refrescar un poquito. Me voy a cambiar la camisa, descansamo­s y nos vamos a hacer otra nota (labor)”, sostuvo la celadora de 40 años de edad, casada, con dos hijos, de 19 y 22 años.

Pura determinac­ión

Waleska contó que empezó a estudiar enfermería y no terminó. “Las vueltas de la vida me trajeron hasta aquí, pero jamás pensé que iba a ser ni podadora ni celadora”, narró la mujer, quien en su casa hace plomería, pega lozas y liga cemento, si hay que hacerlo.

No ha sufrido accidentes, pero está consciente de que compañeros unionados han resultado heridos y otros han perdido la vida en el desempeño de sus labores.

“Aquí hay que tomar todas las medidas de seguridad porque no hay segundas oportunida­des; de una sola podemos perder la vida”, dijo la celadora, quien también trabaja en las líneas soterradas de la AEE.

El sábado, Waleska relató que su brigada atendió unos 15 reportes y pidió paciencia a la ciudadanía que sigue sin servicio energético. “Cada situación es diferente, pero nosotros estamos trabajando arduamente para levantar el sistema lo antes posible”, afirmó.

Dijo que como mujer, “al principio” hubo resistenci­a a su trabajo “por la crianza que tenemos, pero ya cuando ven que lo podemos hacer, todo se vuelve relax”. También indicó que con su brigada no ha tenido problemas.

“Ella está capacitada para hacer el mismo trabajo o mejor que cualquier celador”, sostuvo Alberto Torres Morales, uno de sus compañeros.

Después de un breve descanso, Waleska y la brigada HUST-001 se dirigía temprano en la tarde de ayer a otra encomienda energética en la Extensión Roig, en Humacao, pero otra vez, la noche podría ser larga…

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Tonito.zayas@gfrmedia.com
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