CASAS SEGURAS PARA LOÍZA
Llevan orientación a la comunidad
Luis Alonso Díaz agradeció ayer la solidaridad de gente de todos los rincones del País, luego que fue testigo con su esposa y sus tres hijos del momento en que su humilde casa de madera y zinc, fue aplastada por un enorme árbol de pana, en medio de los vientos del huracán Irma.
“Ha venido gente de toda la Isla a traernos ropa y comida. El pueblo se ha desbordado y yo estoy bien agradecido. Hay mucha gente buena. Lo digo yo, que lo estoy viviendo”, sostuvo Alonso Díaz, cuyo caso en el sector Los Ayala, en el barrio Medianía Alta, fue reseñado la pasada semana en Primera Hora.
“Desde el otro día del reportaje, personas de distintos pueblos quieren venir a conocer a mis hijos. Hoy (ayer) vino Wilson Jiménez, de Añasco, y nos trajo la medicina del nene”, relató conmovido el hombre, quien dijo que aguarda porque Loíza sea declarado zona de desastre para reconstruir su vivienda, de cualificar para los fondos de la Agencia Federal de Manejo de Emergencias (FEMA).
Díaz, quien sigue alojado con su familia en la casa de un primo, donde la familia se refugió el día del ciclón, fue visitado también ayer por la arquitecta Astrid Díaz.
Junto a un grupo de estudiantes de arquitectura e ingeniería de la Universidad de Puerto Rico y la Universidad Politécnica inspeccionaron varias de las residencias afectadas en el municipio costero, que fue azotado por los vientos del huracán.
“Me impactó la historia de esta familia, que refugiados en otra casa, vieron derrumbarse la suya y que sus niños lloraban mientras la veían caer para luego buscar sus juguetes entre los escombros”, sostuvo Díaz.
“Casco Time” te da los consejos
La arquitecta comenzó ayer en Loíza la brigada “Casco Time”, que pretende orientar a la ciudadanía para “reconstruir con seguridad a Puerto Rico”.
Díaz recomendó a los loiceños que al restaurar sus viviendas de madera y zinc, el balcón esté separado del resto de la estructura.
“Es un error que se comete en todo Puerto Rico. Los techos son continuos y cada espacio debe tener su propio techo en caso de que por alguna razón se levante uno los techos, no se afecte toda la estructura”, explicó la arquitecta.
Recomendó también los techos de dos aguas y que las personas utilicen anclajes para darle mayor soporte a las estructuras.
“Estamos llevando este mensaje de que la tranquilidad y la vida no tienen precio, que tengamos un Puerto Rico más fuerte y que construyamos bien”, sostuvo Díaz.
“Hay errores de diseño. Hasta el momento, las casas que hemos visto no tienen anclajes. No es que cambiemos la esencia de las casas, porque es la personalidad de la familia, pero hay que reconstruir bien”, añadió.
Los estudiantes también observaron la falta de zapatas en algunas de las casas inspeccionadas.
“Lo que noto del daño de aquella casa que se inclinó es la falta de zapata y en otra, es que las paredes son de planchas de madera sin refuerzos estructurales”, indicó la estudiante Rebeca González, de la UPR-Río Piedras.
En el recorrido, la brigada inspeccionó el taller de artesanía de la Familia Ayala, que perdió parte del plafón de zinc; otras dos residencias en el sector Medianía Alta, así como casas en el sector Las Carreras, Viequecito y Parcelas Suárez.
... que tengamos un PR más fuerte y que construyamos bien”
ASTRID DÍAZ
ARQUITECTA