Primera Hora

A larga distancia

- JORGE L. PÉREZ CEUYOYI@HOTMAIL.COM

El veterano entrenador y manejador de boxeadores cagüeño, Orlando Piñero ha tenido otros campeones mundiales.

Como entrenador, se le conoce tal vez principalm­ente por su relación con el bicampeón Juanma López, pero antes tuvo en sus manos a Alex ‘El Nene’ Sánchez y más recienteme­nte, como manejador, a McJoe Arroyo.

Pero la pelea de esta noche en el MGM Grand de Las Vegas, en la que el cagüeño Jesús Rojas (25-1-2 y 18) irá en pos del cetro pluma interino de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) contra el zurdo dominicano Claudio Marrero (22-1 y 16) en una cartelera de la Golden Boy Promotions de Oscar de la Hoya que será transmitid­a por ESPN2 y ESPN Deportes, revestía una importanci­a especial para él.

Más que nada porque, pese a su gran talento, Rojas, ya con 30 años, llevaba tiempo viendo cómo peleadores de menor talento pasaban volando sobre él para aterrizar en oportunida­des titulares bien negociadas, pero poco merecidas.

“Esa fue mi tercera eliminator­ia”, dijo el propio Rojas luego del triunfo por nocaut sobre el invicto Abraham López en mayo que finalmente condujo a su oportunida­d de esta noche.

“Si se me perdona la expresión, esto ha sido un trabajo duro, a puro cojón”, agregó.

“De todos modos voy a participar y voy a poder celebrar con ellos ese cuarto campeonato”

Durante esa larga ruta, Jesús incluso tuvo que superar, en octubre de 2013, la muerte de su padre, a quien él siempre dedica sus peleas.

Por todas esas razones, a Piñero, de 69 años, le entusiasma­ba la idea de estar en su esquina esta noche junto al entrenador-jefe, Alex Caraballo, quien prepara a Jesús en el gimnasio Cheo Aponte, de Caguas, que el propio Orlando administra desde hace años.

Sin embargo, no podrá ser así.

Días atrás, Orlando, quien tiene un próspero negocio de hojalaterí­a y por consiguien­te nunca ha tenido que vivir del boxeo, ayudaba a ponerle un techo a una edificació­n que él preparaba en una finca, preparándo­lo para que las familias de sus hijos hicieran sus fiestas allí. Pero a una de las planchas de zinc la tenían sujetada con unos bloques y al moverla, olvidándos­e del bloque, este le cayó encima, golpeándol­e en la cabeza.

“Caí muerto”, dijo Orlando. “Tuve fractura craneal y pasé dos días en Centro Médico”.

Hombre fuerte toda la vida, su recuperaci­ón fue casi instantáne­a, pero el accidente sí tuvo un efecto devastador: “El médico me prohibió viajar. Dice que se me puede afectar la presión por la altura”.

Pero ya Orlando buscó la solución: “Mi hijo Orlandito me va a remplazar en el viaje y en la esquina y me dijo que va a estar en comunicaci­ón telefónica conmigo durante la pelea, para que yo pueda aportar todo lo que yo quiera”.

“O sea, que de todos modos voy a participar y voy a poder celebrar con ellos ese cuarto campeonato”, concluyó.

Y eso muy bien vale un dolor de cabeza.

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