Primera Hora

EL VALOR DE LA CHATARRA

Recolector­es aprovechan el montón de cosas que la gente botó por el huracán Irma para generar nuevos ingresos

- BÁRBARA J. FIGUEROA ROSA bfigueroa@primerahor­a.com

Durante la última década, el matrimonio compuesto por Ana Mercado y Carlos Robles ha hecho de los escombros de basura el medio de generar ingresos para mantener en pie su hogar: son recolector­es de materiales reciclable­s.

A falta de un trabajo estable, la pareja -residente en Canóvanas-, decidió buscar una vía de escape a su situación económica mediante el rescate de artículos reutilizab­les que otros desechan en sus casas.

Bicicletas, estufas, tanques de gas, neveras, motores de electrodom­ésticos y ventanas son sólo algunos de los materiales que los recolector­es rescatan de los basureros para venderlos, posteriorm­ente, a empresas que se dedican a reciclaje de metales y otros tipos de artículos.

“Nosotros nos dedicamos a ir casa por casa, desde barrios hasta urbanizaci­ones, buscando metales, aluminio, todo lo que se pueda vender. Donde quiera que vemos un metal, lo cogemos. Ya mucha gente nos conoce y hasta nos detienen o llaman para darnos las cosas”, contó Ana a Primera Hora al añadir que la ruta se circunscri­be al área metropolit­ana.

Destacó que tienen horario de operacione­s. En las mañanas, por lo general, hacen los recorridos por las residencia­s buscando “el tesoro” apreciado. En las tardes, clasifican los metales y, en caso de que tuvieran mucho acumulado, lo llevan a la industria de reciclaje.

“Un día bueno podemos llegar a hacer $135”, agregó la mujer.

Las ganancias son similares para Miguel Rohena, un recolector de “basura” que viaja el área este de la Isla buscando entre zafacones de diversas co- munidades algún material con el que pueda hacer negocio.

Fue en uno de sus recorridos que Primera Hora lo divisó. El hombre rondaba la urbanizaci­ón Brisas del Mar, en Luquillo, cuando vio unas bicicletas al lado de unos zafacones. Enseguida las montó en su guagua pick up, donde ya había un abanico, un microondas, un tanque de gas y una estufa que para otras personas no tenían ningún valor.

“Ahora cuando llegue a casa voy a revisar todo porque hay veces que la gente bota cosas que, realmente, lo que necesitan es un arreglo bobo. Y con esto del huracán muchas personas han botado artículos que se arreglan comprando un fusible… algo que se resuelve con medio peso”, expresó Miguel, quien también es “handyman”.

Lo que no pudiera remendar lo llevaría a la empresa de reciclaje.

“En lo que ves aquí en esta guagua, fácil, hay más de $40 pesos… la estufa nada más son $11. Y son cosas que la gente decomisa, pero que yo les saco provecho”, manifestó quien dice ganar hasta $200 en un día.

El director ejecutivo de la Autoridad de Desperdici­os Sólidos (ADS), Antonio Ríos Díaz, indicó que, “en los municipios que tenemos recogido casa por casa los materiales deben ser manejados por los gobiernos municipale­s o compañías que ellos contraten. Cuando tenemos comunidade­s donde el servicio no se ofrece, esta es una oportunida­d para que personas puedan recogerlos y tener un beneficio económico. Siempre es importante que coordinen estos esfuerzos con la Oficina de Reciclaje Municipal”.

Dinámica en empresa de reciclaje

La mayoría de los recolector­es como Ana y Miguel llevan los metales recolectad­os a empresas como Homeca Recycling Inc, en Canóvanas, una industria familiar con más de 22 años en el mercado y nueve centros de acopio alrededor de la Isla.

Según explicó el gerente del lugar, Carlos Sánchez, son muchos los ciudadanos que han hecho del trabajo de recolecció­n de metales en basureros su oficio.

“Nosotros tenemos muchísimos clientes de este tipo. Son gente que se dedican todo el día a recoger por cuanto barrio o lado hay y vienen en las tardes a descargar el material aquí para que se lo compremos. Son personas que este es

“Donde quiera que vemos un metal, lo cogemos. Ya mucha gente nos conoce y hasta nos detienen o llaman para darnos las cosas” ANA MERCADO / RECOLECTOR­A “Con esto del huracán muchas personas han botado artículos que se arreglan comprando un fusible… algo que se resuelve con medio peso” MIGUEL ROHENA / RECOLECTOR

su único sueldo. Tengo el caso, por ejemplo, de personas que a la semana se hacen más de $500”, detalló.

Dijo que la dinámica de compra inicia cuando el cliente llega en su vehículo con el material recolectad­o y se ubica en una especie de puente que sirve de balanza para conocer el peso del transporte. Luego el vendedor pasa al área de depósito para vaciar la mercancía en el área que está clasificad­a como material ferroso (acero, lavadoras, zinc, rejas, neveras, carros, acero) o no ferroso (aluminio, cobre, bronce, stainless steel, compresore­s, motores, latas). Posteriorm­ente, el cliente regresa a la báscula y es esa diferencia -con el peso inicial- el cálculo que se utiliza para pagar por los metales.

Por ejemplo, explicó, que el pago por libra del cobre de cables es de $2.10 la libra, el cobre de tubería de agua a $2.00, latas a .48 centavos, baterías de vehículos o maquinaria a $6.00 y las ventanas a .52 centavos.

“Tenemos otros materiales que el pago se calcula por tonelada (2,204 libras). Por ejemplo, el acero que viene de vigas o chasis a $170 la tonelada, el acero de maquinaria­s como excavadora­s o montacarga­s a $160 la tonelada, los carros chatarras a $130 la tonelada si llega con motor y transmisió­n y las neveras a $65 la tonelada”, agregó.

Aseguró que para garantizar legalidad en el proceso y lo dispuesto por agencias reglamenta­doras se le exige a los clientes -que lleven material como bronce, cobre, entre otros “materiales sospechoso­s de hurto”-, la licencia de perito electricis­ta o de plomero, así como la procedenci­a del producto.

“En el caso de los carros necesitamo­s que sean certificad­os como chatarra por el Departamen­to de Transporta­ción y Obras Públicas. Y tampoco aceptamos material de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) o de la Autoridad de Acueductos y Alcantaril­lados (AAA), a menos que sea que obtuvimos algún contrato mediante subasta”, dijo el empresario.

Una vez la empresa compra los metales se procesan, según su clasificac­ión. “Cuando decimos procesar me refiero, en el caso de los materiales ferrosos, por ejemplo, a que con una excavadora los metemos en una maquinaria que los tritura. Luego las compactamo­s en pacas de 2 mil a 3 mil libras y las vamos metiendo en unos contenedor­es. Cada contenedor, para que tengas una idea, puede tener hasta 57 mil libras”, detalló.

Finalmente, agregó, los contenedor­es (alrededor de 40 semanal) son enviados en unos vagones, mediante embarcació­n, hasta Corea. “El destino final es allá, que son los que nos compran a nosotros. Ellos cogen ese material y lo reutilizan haciendo todo tipo de productos”, dijo.

Auge tras huracán Irma

Todos los entrevista­dos coincidier­on que tras el paso del huracán Irma por la Isla la recolecta de metales ha aumentado en más de un 40%.

“He encontrado el doble de cosas en los zafacones. Esa semana que vino la tormenta supe dar tres y cuatro viajes por día”, contó Miguel.

Ana tuvo la misma experienci­a. “Esto ha sido tan fuerte que de verdad te digo que la gente se ha botado haciendo limpieza en sus casas. Y nosotros por el otro lado recogiendo”, manifestó.

Pero los que más han percibido el incremento en metales desechados por la población han sido, precisamen­te, las compañías de reciclaje.

“Ha venido bastante material en nuestras nueve sucursales. Nos ha llegado mucho material de Vieques, Culebra y Fajardo”, expresó Sánchez.

“En una semana promedio nosotros compramos 500 toneladas. Después del huracán esa cifra subió a 900 toneladas”, añadió.

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Miguel Rohena se pasa de comunidad en comunidad en el área este buscando qué puede reutilizar o vender en la fábrica de reciclaje.
Bfigueroa@primerahor­a.com HACE SUS CHAVITOS Miguel Rohena se pasa de comunidad en comunidad en el área este buscando qué puede reutilizar o vender en la fábrica de reciclaje.
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SON BUENO$ En un día de suerte, Ana Mercado y Carlos Robles generan hasta $135.

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