Todos quieren gasolina
“Si me consigues gasolina te dejo que me ligues”, le dijo una joven a un camionero que pasaba por la calle Palmas en Santurce.
Después de gritarlo, le dio una pavera incontrolable. Parecía que la risa eran los efectos secundarios de esperar tantas horas en una fila extensa en la gasolinera Gulf. Llevaba desde las cinco de la mañana con sus galoncitos en mano.
Bélgica Rodríguez, de Sábana Garden en Carolina, llegó a las 7:00 de la mañana a Santurce para recargar su tanque. Cuando vio la cantidad de gente se comunicó con un amigo para que le hiciera la fila en lo que iba a la iglesia.
A eso de las 10 de la mañana la planta eléctrica de la gasolinera se quedó sin diésel. Ahí fue cuando el tapón empezó a crecer. Iba desde el Parque Central hasta el Walgreens de más abajo. Al ver tanto caos, Juan Ayala se tiró al terminal de muelles Luis Ayala Colón, donde es gerente de operaciones, para donar una cantidad considerable de combustible para hacer correr las bombas.
Mario Colón hizo lo propio. Aprovechó los contenedores de reserva con diésel que tenía para su negocio en Carolina, la ferretería MC Eléctrica, para donar más de $200 en diésel para la Gulf.
El resto de las personas, en su mayoría, buscaban gasolina para poder transportarse y encender sus plantas eléctricas.