Primera Hora

SE ESFUMA EL ESFUERZO DE AÑOS

Residentes de la barriada Morales en Caguas se las arreglan como pueden luego de perderlo todo

- BRENDA PEÑA LÓPEZ brenda.pena@gfrmedia.com

CAGUAS. La pestilenci­a de la humedad con los desperdici­os de comida fermentada inunda las calles de la barriada Morales de la Ciudad Criolla tras el paso del huracán María. En dichas condicione­s, los residentes de 40 viviendas en la comunidad se las arreglan como pueden para empezar desde cero.

La preocupaci­ón de no tener un techo adecuado para proveer los cuidados necesarios a su niña de meses de nacida, abruma a Miguel Morales (44), así como el ver bajo lodo todo lo adquirido con el esfuerzo de muchos años.

“Lo más que me duele es la incomodida­d. (Pausa, respira profundo y se enjuga las lágrimas). De cierta manera, me da tristeza por el esfuerzo que uno ha hecho para poder tener lo de uno. Es lo que realmente uno se lamenta, porque lo demás uno lo puede volver a tener otra vez... Uno, poquito a poco, va construyen­do el hogar y de momento pasa esto, y lo perdiste todo. Pero nada, por lo menos, esto nos une. Yo trato de ser fuerte”, dijo.

“Estamos pasando un poquito de sacrificio porque yo tengo una bebé pequeña. Tengo que estar buscando agua, hielo. Los alimentos, hay unos que tienen que estar fríos… Hacer las largas filas… Ahora mismo en Caguas, que nadie está haciendo hielo, un amigo mío que tiene un negocio, me da hielo”, indicó.

Miguel desalojó su hogar en pleno azote del ciclón con su niña al hombro y uno de sus perros en el otro brazo. Al hombre de 5’10” de estatura el agua le llegó a mitad del pecho cuando el caño que cruza por detrás del centro comercial Las Catalinas se llenó de troncos, ramas y desperdici­os, provocando la inundación de su casa y las de decenas de residentes.

De la misma forma, Carmen Campos (44) intentaba mantener el sosiego para no preocupar a sus dos hijos, mientras hacía todo lo posible por quitar las manchas de barro de alguna ropa.

“Delante de mis hijos yo no he llorado, porque yo vivo sola con ellos. Yo tengo que ser fuerte. Yo siempre he sido bien luchadora”, expresó voz quebrantad­a. Eran las primeras lágrimas que derramaba ante uno de sus hijos.

“Yo mis hijos siempre les he dicho que somos ricos, que somos millonario­s, porque yo fui al campo de misioneros hace muchos, y en esas islitas yo vi mucha necesidad. Yo venía sin nada de ropa. Eso fue lo que yo les enseñé a mis hijos, que no tenemos casa propia, pero tenemos ropa, comida”, continuó.

Al igual que Miguel, Carmen esperó hasta el último momento para salir de su hogar, aferrada a la idea de poder salvar lo más posible de la furia del fenómeno atmosféric­o.

 ?? Brenda.pena@gfrmedia.com ?? Carmen esperó hasta el último momento para salir de su hogar, aferrada a la idea de poder salvar lo más posible , pero hoy mira sus pertenenci­as dañadas, las que forman una montaña de basura a las afueras de su casa y otra de escombros en el interior.
Brenda.pena@gfrmedia.com Carmen esperó hasta el último momento para salir de su hogar, aferrada a la idea de poder salvar lo más posible , pero hoy mira sus pertenenci­as dañadas, las que forman una montaña de basura a las afueras de su casa y otra de escombros en el interior.
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SACRIFICIO. Miguel Morales tuvo que desalojar su hogar en pleno azote del ciclón con su niña al hombro. Al hombre de 5’10” de estatura, el agua le llegaba hasta mitad del pecho cuando un caño inundó su residencia.

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