SALEN TRASQUILA’OS CON LA LEY SECA
La restricción en la venta de bebidas alcohólicas obliga a comerciantes a inventárselas para sobrevivir
A medida que avanzan los días y continúa en vigor la llamada “Ley Seca”, los grandes y pequeños negocios que venden bebidas alcohólicas hacen malabares para enfrentar la estrepitosa caída de sus ingresos y continuar operantes.
La preocupación de los comerciantes se agudiza con la certeza de que las ganancias generadas a diario no son suficientes para mantener en nómina a todos sus empleados, muchos de los cuales quedarían sin un peso en el bolsillo para satisfacer sus necesidades básicas.
Sin embargo, pese al clamor de los dueños de restaurantes, el gobernador Ricardo Rosselló Nevares reiteró ayer, en una conferencia de prensa, su decisión de mantener en pie la restricción impuesta como medida de seguridad tras el embate del huracán María.
“
Lo más irónico es que la
Ley Seca que tenemos… beneficia a unos y destroza a otros”
RAMÓN LEAL PRESIDENTE DE ASORE
Ante esto, un lloroso presidente de la Asociación de Restaurantes (Asore), Ramón Leal, auguró que muchos empleados “se van a despertar la semana que viene y se van a dar cuenta de que no tienen ese ingreso para comprarle comida a sus hijos”.
El líder de los restauranteros estimó en 70,000 la cantidad de empleados directos e indirectos de esa industria que ac- tualmente no están devengando ni un solo centavo como consecuencia de la difícil situación por la que atraviesa este sector de la economía.
Leal, vicepresidente de la empresa que opera los restaurantes Chili's Bar & Grill y Romano's Macaroni Grill, catalogó reiteradamente como “terrible y nefasto” el impacto no solo de la Ley Seca, sino del toque de queda en los comercios locales. Su empresa, dijo, cuenta con 6,000 empleados alrededor de la Isla, pero solo 2,000 han sido activados para trabajar tras el huracán.
“Lo más irónico es que la Ley Seca que tenemos… beneficia a unos y destroza a otros”, afirmó al describir como “competencia desleal” el que los hoteles estén exentos de la prohibición de venta de bebidas embriagantes.
Ese precisamente es el caso de la pizzería Vía Appia, en Condado, que tiene como vecinos sendos hoteles, donde ayer se despachaban bebidas alcohólicas.
“Ya la tormenta pasó. Queremos volver a la normalidad”, reclamó Martín Acosta, dueño del establecimiento y quien lleva 27 años en la industria de restaurantes.
Vía Appia reabrió el miércoles, y las pérdidas que ha sufrido hasta ahora son -a juicio del comerciante- “incalculables”. “El reflejo de los números es totalmente absurdo. Es que no vale la pena abrir. Lo hacemos para que los mozos busquen sus propinas porque el salario de ellos es mínimo, pero si la propina no sube debido a que no hay consumo de alcohol, no tiene sentido”, apuntó.
Entretanto, Stop & Go, también en el Condado, ha tenido que dejar fuera de la nómina a cerca de 12 empleados, detalló el gerente del establecimiento, Ismael Hernández.
El negocio -que ayer enfrentaba problemas con su generador eléctrico y despachaba agua y refrescos calientes- ha dejado de percibir “miles” de dólares como consecuencia de la imposición de la Ley Seca.
En El 8 de Blanco y Mona Li- sa, en Río Piedras, el escenario era similar. El 75% de los empleados del primer negocio, popular en la Avenida Universidad, no han sido convocados a trabajar. Eso se traduce en 40 trabajadores -y sus respectivas familias- que no cuentan con dicho ingreso, detalló su gerente, Eddy Grullón.
“Los clientes están bien molestos. Nosotros queremos dar el servicio, tenemos la mercancía (bebidas alcohólicas) ya dispuesta para el cliente, pero no tenemos la facilidad de dárselas a ellos, brindárselos”, afirmó.