Primera Hora

El deporte es secundario

- SIN PUGILATOS CEUYOYI@HOTMAIL.COM

Hace unos añitos, una amiga periodista que escribía sobre temas no deportivos, me comentó con toda la sinceridad del mundo: “Yo entiendo que el deporte es algo importante y todo eso, pero la verdad es que no entiendo cómo puedes pasarte todo el tiempo escribiend­o sobre boxeadores… o peloteros”.

Dado que eso es lo que, de alguna manera u otra, yo había venido haciendo desde principios de los años ochenta, creo que le respondí con toda la pasión patriótica de quien, naturalmen­te, no consiente que alguien le reste méritos a su trabajo.

Así, le hablé de la importanci­a que tienen los deportes para el desarrollo del orgullo nacional y la identidad propia de los pueblos, y de cómo la celebració­n de las destrezas deportivas era algo que venía desde la época de los griegos antiguos, o incluso desde antes que Charytín fuera rubia.

Como la diatriba de la colega se centraba en especial en los boxeadores, diciéndome que a ella se le haría imposible darle una importanci­a periodísti­ca a lo que considerab­a una actividad bárbara, le respondí de esta manera:

“Mira, tú actitud quizá pudiera cambiar si empezaras a ver a los boxeadores de la misma manera, digamos, en que todos vemos a los soldados: nadie quiere que haya guerras y, en teoría, en un mundo ideal no habría soldados ni ejércitos. Pero en vista de que no estamos en un mundo ideal, hacen falta periodista­s que por lo menos informen y conserven para la historia todos esos actos de valentía y heroísmo, o de inteligenc­ia estratégic­a o conmovedor­es sufrimient­os humanos, que se dan en la guerra, por mucho que uno la odie.

Y lo mismo puede decirse con los boxeadores: claro que yo no soy bobo y sé que en un mundo ideal, un mundo completame­nte civilizado, no debería existir el boxeo, como tampoco debería existir el UFC, la lucha libre, el cigarrillo, las bebidas, las drogas, los ejércitos, la policía, los banqueros y las cantantes de ópera. En especial las muy gordas… pero quizás esto sea una fobia personal muy mía.

Hoy en día, sin embargo, en medio de esta desgracia que nos arropa, tengo que admitir que el deporte me parece algo secundario, o incluso trivial.

En efecto, ahora mismo se me haría bastante difícil escribir sobre un tema puramente deportivo.

¿No lucen insignific­antes ante tanto sufrimient­o, los raquetazos de Mónica Puig, los jonrones de Francisco Lindor o los campeonato­s de Miguel Cotto? ¿Realmente importa mucho que los Cachorros vuelvan a ganar la Serie Mundial?

Me consuela saber, sin embargo, que lo mismo le debe estar pasando a todos los demás periodista­s, incluyendo a aquellos que usualmente cubren las hazañas inversoras de los banqueros, las cotidianas fajatiñas partidista­s de los políticos o las celebracio­nes de los ganadores de los Latin Grammy, incluyendo, me imagino, a mi amiga periodista.

¿No lucen insignific­antes ante tanto sufrimient­o, los raquetazos de Mónica Puig, los jonrones de Francisco Lindor o los campeonato­s de Miguel Cotto?

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