LLEGÓ CON LAS MANOS LLENAS
Tal y como lo hizo con Salinas, el integrante del Salón de la Fama llevó comida y agua a la barriada sanjuanera
Tal cual rey mago, el exintermedista e integrante del Salón de la Fama del Béisbol de las Grandes Ligas, Roberto Alomar, llevó comida y agua a La Perla en el Viejo San Juan.
Roberto Alomar llegó a la comunidad La Perla en el momento que más lo necesitaban.
Bajo un sol candente, el expelotero repartió agua y comida a los residentes que estaban agobiados porque aseguran que habían sido olvidados por el gobierno estatal y federal tras el azote del huracán María.
“Yo sé que muchas veces no pensamos en ellos, pues estamos aquí ayudándolos porque la ayuda se necesita, no solamente aquí sino en todo el País. Estamos aquí ayudando para darle una sonrisa a todo el mundo y que tengan algo para comer y agua para beber”, dijo el ex segunda base.
Alomar, quien llegó casi sigiloso a La Perla, también ha ayudado a comunidades en Salinas. Todo de su bolsillo. Al finalizar, partiría a Canóvanas para llevar, personalmente, la ayuda a los más necesitados.
“Yo espero que todo el mundo se una. Creo que esto es para uno unirse y dejar las críticas, dejar las políticas y todo hacia un lado porque Puerto Rico es uno. Nosotros somos unidos y esto nos hace mucho más fuertes”, comentó.
El tercer boricua en ser electo al Salón de la Fama de las Grandes Ligas se encuentra impactado y triste por los severos daños que dejó María en Puerto Rico. Contó que muchas de las personas con las que se crió en Salinas perdieron sus casas.
Sin embargo, se mantiene positivo y asegura “que nos vamos a levantar”.
Aunque el paso de Alomar por el País es de tres días, confesó que volverá, pues desea “traer felicidad a esta Isla, que esta Isla es bella. Yo nací aquí, yo me crié aquí y yo a Puerto Rico lo amo”.
El boricua adelantó que las Grandes Ligas vendrán a Puerto Rico para traer más ayuda.
“Nos dejaron en el olvido”
El oasis voluntario traído por Alomar parece ser la norma en el suburbio de casas de colores que se levantan en la costa, tras las murallas del Viejo San Juan.
La ayuda baja de a poco y no de las autoridades pertinentes, critican los residentes. En la mañana, Robert llegó desde Orocovis para traerles hielo, agua y pan.
“(El gobierno y FEMA) Nos tienen que parecemos que no existimos en esta tierra”, denunció Brunilda Olivo.
Para esta residente las ayudas gubernamentales han llegado a cuentagotas. Criticó la gesta de la alcaldesa, Carmen ‘Yulín’ Cruz, quien “solo ha bajado a La Perla para entregar unas lámparas solares”.
“Nos pusieron ahí a gritar ‘La Perla brilla’. Y La Perla brilla... brilla por su ausencia y los estómagos no brillan porque están vacíos”, soltó la mujer.
El consenso es casi unánime. A los residentes no les llegan los suficientes abastos de comida y agua potable para sobrevivir.
“Nos dejaron en el olvido”, lamentó Wilmarie Feliciano quien está encargada de sus tres hijos de doce, once y nueve años, así como de su abuelo de 89 años.
Aunque Feliciano agradeció la ayuda que la Guardia Nacional y el representante del Partido Nuevo Progresista (PNP), Eddie Charbonier Chinea, les llevó el viernes pasado, criticó que fueran ayudas esporádicas.
“Llevamos tres días sin agua. Hay que dejar la puerta abierta para poder escuchar el ruido y arrancar a coger agua”, expresó mientras enfatizaba que la comida y el agua se les está acabando.
La comunidad de La Perla, compuesta por los sectores de San Miguel, Lucila Silva y Guaypao, se popularizó mundialmente por ser el escenario del sencillo de Luis Fonsi y Daddy Yankee: Despacito.
“Para grabar vienen de todos lados, pero cuando necesitamos no viene nadie”, lamentó Feliciano.
“
Estamos aquí ayudando para darle una sonrisa a todo el mundo y que tengan algo para comer y agua para beber”
ROBERTO ALOMAR