Primera Hora

DOS HÉROES EN EL BARRIO MANZANILLA DE JUANA DÍAZ

- MICHELLE ESTRADA TORRES mestrada@primerahor­a.com

JUANA DÍAZ. El barrio Manzanilla ha tenido dos héroes durante el proceso de recuperaci­ón tras el paso del huracán María: uno abrió camino y el otro ha sido su principal fuente de agua potable.

Este sector juanadino, donde la mayoría de las casas están parcial o totalmente construida­s en madera, fue seriamente afectado por la marejada ciclónica y el río que nace en Villalba. Las calles y casas se inundaron con agua dulce y salada, y el viento se llevó muchos techos de zinc.

En una residencia de cemento que hace esquina en la calle Cuatro interior, Alexander Echevarría, conocido como El Pi, pasó el huracán junto a cinco parientes y vecinos. En todo el barrio fueron menos de 20 personas las que tuvieron el atrevimien­to de quedarse a pasar el ciclón en una zona inundable que fue desalojada por las autoridade­s.

Desde el balcón de su casa, el hombre de 36 años pudo apreciar cómo el viento de María tumbó el gazebo de la comunidad y decenas de árboles que obstruyero­n el paso vehicular y peatonal. El mismo miércoles, 20 de septiembre, cuando lo peor había pasado, se tiró a la calle a sacar del medio una palma.

Anocheció pronto, así que se retiró y al día siguiente madrugó junto a su grupo y se puso a despejar la carretera para darles acceso a sus vecinos.

Echevarría, Osvaldo Seda, Sergio Diana y Luis Miguel Martínez se montaron en la guagua pick up del primero y, ayudados con dos sierras y mucha voluntad, abrieron camino.

“No hicimos más que llegar allá afuera (a la carretera PR-1) y estaba toda la gente en línea (esperando), bendito”, indicó El Pi en referencia a sus vecinos que estaban locos por llegar a sus residencia­s a revisar los daños.

La tarea les tomó de 6:00 a.m. a 9:30 a.m. y en el camino se encontraro­n manos amigas que colaboraro­n con gasolina y recogido de material vegetativo.

“Ese es un héroe anónimo. Con unas máquinas que él tiene fue cortando los árboles por ahí. Tenemos que agradecerl­e un montón a ese muchacho”, manifestó Radamés Pérez Pérez, de 64 años.

Pero ahí no queda la historia de este héroe anónimo -que pidió no ser fotografia­do-, pues él a su vez ayudó a otro buen samaritano a darle un poco de calidad de vida a esta comunidad.

Samuel, un ponceño que tiene sus raíces ancladas en Manzanilla, ha viajado todos los días desde Ponce hasta Juana Díaz para llevarles agua a sus “hermanos”. Samuel tiene un pozo en su casa y reparte el tan ansiado líquido diariament­e junto a sus hijos y nietos.

“Él (Samuel) me dijo que necesitaba una goma para su pick up y como mi guagua cogió un fallo el día del huracán le di una goma mía

“Con unas máquinas que él tiene fue cortando los árboles por ahí. Tenemos que agradecerl­e un montón a ese muchacho” RADAMÉS PÉREZ PÉREZ VECINO DEL BARRIO MANZANILLA

porque tenemos que ayudarnos. Gracias a ellos que tienen bomba y traen agua potable”, contó El Pi.

Samuel, quien está activo en la Iglesia Misionera Aposento Alto de Manzanilla, no acepta el crédito por su obra, sino que se lo atribuye a la iglesia.

“Lo hago por amor a Dios. Esta es una obra de la iglesia”, afirmó.

En una demostraci­ón de humildad y timidez, Samuel tampoco quiso que su rostro se conociera, pero no hace falta, pues tiene la gratitud de toda Manzanilla.

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La mayoría de las casas en este sector, construida­s en madera, resultaron con daños severos por el ciclón.
SE AYUDAN UNOS A OTROS La mayoría de las casas en este sector, construida­s en madera, resultaron con daños severos por el ciclón.

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