HAY QUE AYUDAR A PEQUEÑINES A LIDIAR CON SUS EMOCIONES
El experto en psicología escolar Frank Zenere ofreció una guía para ayudar a los más vulnerables a asimilar la crisis
La devastación que dejó el azote del huracán María es evidente en el daño a la infraestructura, la vegetación y los servicios esenciales, aunque hay otro deterioro que no es tan fácil de identificar y que puede tardar más en manifestarse.
Se trata de la huella emocional que un fenómeno tan potente deja en quienes lo sufren, que incluye a la niñez.
Frank Zenere, jefe de psicólogos escolares del programa de manejo de crisis del condado de Dade en Miami, Florida, lleva muchos años observando el impacto que tienen los desastres naturales en las comunidades escolares.
En varias jurisdicciones en los Estados Unidos e India ha servido de colaborador para establecer planes de atención a las necesidades que surgen en el entorno educativo luego de un desastre.
Con ese propósito, Zenere estuvo en Puerto Rico, donde compartió su experiencia con la secretaria de Educación, Julia Keleher, funcionarios de la agencia y un grupo de personas entre ellos, José Pons Madera, presidente de la Universidad Carlos Albizu; la senadora del Partido Nuevo Progresista, Zoé Laboy; y Loren Ferré, de GFR Media.
Para explicar lo que ocurre luego de un desastre natural o una tragedia de grandes proporciones, Zenere utilizó un globo de nieve y explicó que similar es lo que ocurre con los copos de nieve, que nunca caen en el mismo lugar después de que alguien agita la esfera, por lo que las cosas nunca vuelven a ser igual que antes después de una situación como el huracán María.
Opinió que, aunque todo el mundo resulta impactado por el evento, siempre los más vulnerables -pobres, viejos, enfermossufren a un nivel mucho mayor.
En el caso del huracán Katrina (2005), uno de los huracanes más feroces ocurridos en la historia de EeE.UU., el fenómeno provocó que varias semanas después el 60% de los niños y niñas tuvieran problemas de sueño, 50% experimentaran miedo y el 70% sufriera de ansiedad.
La población adulta también sufre el impacto y son más frecuentes los problemas de salud, el divorcio, el absentismo, entre otros, los que no necesariamente se presentan de inmediato, sino que se manifiestan a medida que las personas retomen la normalidad.
Desde el punto de vista del psicólogo, es importante anticipar las necesidades de la población para proveerles el ambiente más apropiado en la comunidad escolar.
Algunas que se repiten en este tipo de situaciones son: seguridad (tanto física como emocional), validación de las emociones y la oportunidad de compartirlas con otros, lo cual ayuda a “quitarles un peso de encima”.
También es vital ayudar a la gente a predecir lo que va a pasar después y a prepararse para ello, lo que es particularmente útil para la niñez.
Una manera de ofrecer seguridad a los pequeños es explicarles que los huracanes son predecibles y, con la experiencia que dejó María, es posible prepararse mejor si ocurriera otro evento similiar.
“Va a tomar tiempo la recuperación”, enfatizó el experto, quien recomendó a los adultos adoptar estrategias de auto cuidado para mantener el balance, tales como el ejercicio, la meditación, la escritura. También sugirió ser flexible -y esto incluye a los centros de trabajo y a los patronos- para lidiar con todas las situaciones que enfrenta el país.
Advirtió que el abuso de sustancias, la violencia doméstica y el abuso de los niños tienen el potencial de aumentar en medio del panorama que enfrenta Puerto Rico.