PROFESIONALES ESPECIALES PARA PERSONAS NECESITADAS
Un grupo de médicos, estudiantes de enfermería, voluntarios y trabajadores sociales atendió a damnificados en Humacao
HUMACAO. Eran poco más de las 11:00 de la mañana cuando comenzó la misión médica de un puñado de galenos que se disponían a atender de casa en casa a un centenar de ancianos damnificados del huracán María en la comunidad Punta Santiago, donde ayer la solidaridad se convirtió en protagonista de una hermosa historia surgida en medio de la adversidad.
Tras una breve reunión de logística –en la que participaron siete médicos de hospitales HIMA, 10 estudiantes de enfermería de EDP University, cuatro trabajadores sociales y un ejército de voluntarios del Programa de Educación Comunitario de Entrega y Servicios (P.E.C.E.S., Inc)- iniciaron las labores del día.
Entre los profesionales de la salud estaba el doctor Pedro Carrión, a quien la misión lo trastocó de sobremanera pues, precisamente, fue en las Parcelas Viejas de Punta Santiago donde se crío y reside con su esposa, la también médico Xiomara Maldonado.
Fue conmovedor el nivel de humanidad con el que Carrión se dirigía las personas impactadas, entre ellas doña Socorro Rivera, una anciana de 85 años, quien llevaba días ansiosa porque no consigue a su médico de cabecera y sólo le quedaban dos pastillas para tratar su condición de presión alta.
“Tranquila, Socorro, te vamos a ayudar… vamos a chequearte”, dijo el médico mientras atendía a la señora en una esquina de su hogar todavía trastocado por las inundaciones provocadas por la penetración del mar a la comunidad.
Aunque la presión arterial de Socorro estaba estable, su salud emocional estaba descompensada. Lucía triste y desesperada. Tenía ganas de llorar.
“Ya yo no puedo más. Siento que me voy a volver loca”, manifestó al médico que tras consolarla, hizo gestiones para localizar una ayuda por parte de profesionales de la salud mental que la atenderán hoy.
Luego el médico contaba que en medio del ambiente desolador que hay en el barrio, le consuela saber que está aportando a “un granito de arena” para ayudar a los suyos; a los que ha visto sufrir desde el pasado 20 de septiembre, cuando la furia del ciclón dejó a muchos sin hogar, en una estampa de desamparo y con una sensación amarga de abandono.
“Los he visto sufrir por los efectos del huracán. Lo han perdido todo y el simple hecho de estar aquí, aportando en su salud, me llena de satisfacción”, expresó Carrión.
El compromiso con su profesión fue equivalente en la doctora Maldonado, quien dio un rayo de esperanza y serenidad a los familiares de doña María Cruz, una anciana de 82 años que tuvo que ser referida de inmediato a un hospital para tratar una aparente infección en unas úlceras.
“Quiero que estés tranquila, mi amor. Esto es por tu bien. No llores. Todo estará bien. Ya verás”, le decía la doctora a la anciana quien lloraba angustiada porque no quería alejarse de su hogar, el cual está en condiciones inhabitables y cubierto por un toldo en el que las coladeras de agua se apoderan de la estructura.
“Es urgente que se lleve al
“
Esta es parte de nuestra misión, no sólo es visitar a los ancianos, sino también identificar cualquier otra necesidad y cubrirla” MARINÍ VÁZQUEZ COORDINADORA DE LA INICIATIVA
hospital porque la herida tiene tejido necrótico. Ella necesita ser tratada con antibiótico por vena antes que se complique más su salud”, explicó a Primera Hora la especialista que hacía gestiones a través de PE- CES y personal del hospital HIMA para su ingreso inmediato a la instalación en Humacao.
Al mismo tiempo, también urgía a los voluntarios a tratar de conseguirle a la señora una silla de ruedas – pues la suya voló con la furia del huracány a comprar pañales desechables, entre otros artículos de higiene.
“Lo más que me preocupa en esta comunidad es que se puede desarrollar alguna epidemia a causa de los mosquitos, los ratones y el agua emposada”, exclamó Maldonado.
Y es que a tres semanas del paso de María, todavía hay calles y residencias en Punta Santiago que tienen el problema de aguas estancadas porque en este sector el mar se juntó con las alcantarillas y con el caño que bordea la parte trasera de la comunidad, arrasando sin piedad a las viviendas.