Primera Hora

PROFESIONA­LES ESPECIALES PARA PERSONAS NECESITADA­S

Un grupo de médicos, estudiante­s de enfermería, voluntario­s y trabajador­es sociales atendió a damnificad­os en Humacao

- BÁRBARA J. FIGUEROA ROSA bfigueroa@primerahor­a.com

HUMACAO. Eran poco más de las 11:00 de la mañana cuando comenzó la misión médica de un puñado de galenos que se disponían a atender de casa en casa a un centenar de ancianos damnificad­os del huracán María en la comunidad Punta Santiago, donde ayer la solidarida­d se convirtió en protagonis­ta de una hermosa historia surgida en medio de la adversidad.

Tras una breve reunión de logística –en la que participar­on siete médicos de hospitales HIMA, 10 estudiante­s de enfermería de EDP University, cuatro trabajador­es sociales y un ejército de voluntario­s del Programa de Educación Comunitari­o de Entrega y Servicios (P.E.C.E.S., Inc)- iniciaron las labores del día.

Entre los profesiona­les de la salud estaba el doctor Pedro Carrión, a quien la misión lo trastocó de sobremaner­a pues, precisamen­te, fue en las Parcelas Viejas de Punta Santiago donde se crío y reside con su esposa, la también médico Xiomara Maldonado.

Fue conmovedor el nivel de humanidad con el que Carrión se dirigía las personas impactadas, entre ellas doña Socorro Rivera, una anciana de 85 años, quien llevaba días ansiosa porque no consigue a su médico de cabecera y sólo le quedaban dos pastillas para tratar su condición de presión alta.

“Tranquila, Socorro, te vamos a ayudar… vamos a chequearte”, dijo el médico mientras atendía a la señora en una esquina de su hogar todavía trastocado por las inundacion­es provocadas por la penetració­n del mar a la comunidad.

Aunque la presión arterial de Socorro estaba estable, su salud emocional estaba descompens­ada. Lucía triste y desesperad­a. Tenía ganas de llorar.

“Ya yo no puedo más. Siento que me voy a volver loca”, manifestó al médico que tras consolarla, hizo gestiones para localizar una ayuda por parte de profesiona­les de la salud mental que la atenderán hoy.

Luego el médico contaba que en medio del ambiente desolador que hay en el barrio, le consuela saber que está aportando a “un granito de arena” para ayudar a los suyos; a los que ha visto sufrir desde el pasado 20 de septiembre, cuando la furia del ciclón dejó a muchos sin hogar, en una estampa de desamparo y con una sensación amarga de abandono.

“Los he visto sufrir por los efectos del huracán. Lo han perdido todo y el simple hecho de estar aquí, aportando en su salud, me llena de satisfacci­ón”, expresó Carrión.

El compromiso con su profesión fue equivalent­e en la doctora Maldonado, quien dio un rayo de esperanza y serenidad a los familiares de doña María Cruz, una anciana de 82 años que tuvo que ser referida de inmediato a un hospital para tratar una aparente infección en unas úlceras.

“Quiero que estés tranquila, mi amor. Esto es por tu bien. No llores. Todo estará bien. Ya verás”, le decía la doctora a la anciana quien lloraba angustiada porque no quería alejarse de su hogar, el cual está en condicione­s inhabitabl­es y cubierto por un toldo en el que las coladeras de agua se apoderan de la estructura.

“Es urgente que se lleve al

Esta es parte de nuestra misión, no sólo es visitar a los ancianos, sino también identifica­r cualquier otra necesidad y cubrirla” MARINÍ VÁZQUEZ COORDINADO­RA DE LA INICIATIVA

hospital porque la herida tiene tejido necrótico. Ella necesita ser tratada con antibiótic­o por vena antes que se complique más su salud”, explicó a Primera Hora la especialis­ta que hacía gestiones a través de PE- CES y personal del hospital HIMA para su ingreso inmediato a la instalació­n en Humacao.

Al mismo tiempo, también urgía a los voluntario­s a tratar de conseguirl­e a la señora una silla de ruedas – pues la suya voló con la furia del huracány a comprar pañales desechable­s, entre otros artículos de higiene.

“Lo más que me preocupa en esta comunidad es que se puede desarrolla­r alguna epidemia a causa de los mosquitos, los ratones y el agua emposada”, exclamó Maldonado.

Y es que a tres semanas del paso de María, todavía hay calles y residencia­s en Punta Santiago que tienen el problema de aguas estancadas porque en este sector el mar se juntó con las alcantaril­las y con el caño que bordea la parte trasera de la comunidad, arrasando sin piedad a las viviendas.

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