“EN EL ÁREA DE JOYUDA ESTO FUE UN DESASTRE”
VISTAZO DESOLADOR Muchos establecimientos quedaron inoperantes y sus dueños desconocen si volverán a abrirlos
CABO ROJO. Un paseo por el área de restaurantes de Joyuda es recorrer un camino triste con decenas de establecimientos cerrados, rotos, con lo que una vez fueron hermosas terrazas de madera reducidas a hilachas o simplemente lugares completos desaparecidos tras el paso del huracán María.
Además, hay decenas de postes partidos en cualquier dirección y cables que ya no surcan los aires sino que están tirados en el piso o cuelgan peligrosamente para los peatones.
A un mes del devastador fenómeno, Gilberto Cruz -dueño del restaurante Naútica, que quedó inservibleestá empeñado en hacer su parte para no dejar que muera la zona porque creció en este barrio y ya desde cuarto grado salía de la escuela, a pocos pasos del que ahora es su local, y limpiaba mesas para ganarse unos chavitos.
Esta es su vida y dice que no sabe hacer otra cosa. Ahora su afán de trabajo ha probado ser inagotable.
“Llevo en esto 30 años como tal. Yo pasé Georges y no se compara. El mar se tragó las propiedades. El mar estuvo fuerte. De los techos se sacaba casi un pie de arena con algas y rompió estructuras. Las propiedades muchas de ellas están en el aire, propiedades de cemento… pero yo espero en Dios por lo menos en tres meses estar operando otra vez”, declaró Gilberto.
Sin embargo, en lo que logra rehacer su negocio en un local ale- daño que le pertenecía su hermana, es tiempo en que no puede volver a pagarle a sus empleados.
Cercano a su local está el de Eloy Mena, quien tenía un pequeño muelle desde el cual abastecía con gasolina y diésel al 95% de las lanchas de autoridades estatales y federales, como el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales, la Policía y Guardia Costera, entre otros.
Asimismo, tenía un restaurante, Villa Bahía, desde la década del 80 y habilitó un espacio para bodas y actividades; todo eso se perdió.
“En el área de Joyuda esto fue un desastre. Aquí dicen que hubo vientos de 80 millas. Yo no sé dónde, porque aquí quedó todo bastante destruido, los muelles, todo. Tuvo que ser mucho más... Es que en esta área hasta hubo tornados”, dijo don Eloy al tiempo en que mostraba una viga de acero –de unas 300 libras de peso- que voló de su restaurante y quedó doblada como si fuera de alambre dulce encima de unos cables, a varios locales de distancia.
Los enseres de la cocina estaban llenos de arena y algas, y solo pudo recuperar los topes de algunas mesas; estimó las pérdidas en casi $1 millón, según los cálculos preliminares del seguro.
En su caso, la recuperación podría tardar mucho más, porque la estructura quedó hecha añicos.
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Tenía 13 empleados y los tuve que enviar al desempleo… tienen familia también”
GILBERTO CRUZ RESTAURANTE NAÚTICA