Primera Hora

ES DE BUENA PLANIFICAC­IÓN

La reserva natural La Esperanza aguantó el viento y el agua de María

- NYDIA BAUZÁ nbauza@primerahor­a.com

El capá prieto y el asubo, las maderas nativas que cubren las paredes de La Casona de la reserva natural La Esperanza, resistiero­n incólumes la furia del viento fuerte del huracán María.

De lo que no se zafó la reserva, fue de la gran inundación que bajó de las montañas y arropó el valle del río Grande de Manatí.

El agua, que alcanzó unos 12 pies de altura, dañó el aserradero y el cuarto de mantenimie­nto, pero los terrenos protegidos de lo que fue una hacienda azucarera hasta el siglo 19, ayudaron a evitar que la inundación del río alcanzara a las comunidade­s aledañas.

“El río subió a niveles que no se conocían en la historia reciente. Este es el valle del río Grande de Manatí y el agua bajó de la montaña como si fuera un tsunami. Fue un golpe de agua y un nivel bastante alto. Se inundó todo lo que podemos ver hasta que vemos Barcelonet­a”, dijo señalando a la planicie el agrónomo Carlos Torres, de “Para la Naturaleza”, entidad que protege más de 50 reservas naturales en Puerto Rico.

Indicó que la reserva natural La Esperanza “es un ejemplo de buena planificac­ión de lo que es una zona de amortiguam­iento” en el valle pluvial del Río Grande de Manatí.

“Ella capturó toda el agua que no podía aguantar el río, de toda la cuenca, que incluye a Ciales, Florida, Morovis, Orocovis y Jayuya”, destacó.

Agrego que en las comunidade­s cercanas hubo problemas, pero no por las inundacion­es del río, sino por malas planificac­iones.

“Se entiende que esta inundación es probableme­nte la mayor en 100 años”, opinó el también ecólogo, quien explicó que ahora también hay más agua porque Barcelonet­a tiene un dique “que aguantó el agua que se iba al pueblo y la que se iba a Manatí”.

Aseguró que si en el valle hubiera habido algún desarrollo de viviendas, probableme­nte estuvieran inundadas como en otras áreas en Puerto Rico.

“Gracias a Dios aquí en Manatí, eso no fue lo que pasó”, sostuvo Torres.

En cuanto a la parte estructura­l de la casona La Esperanza, Torres indicó que sólo algunas ventanas resultaron con daños menores a consecuenc­ia del temporal.

“La construcci­ón histórica del siglo 19 probó que puede soportar los techos de cuatro aguas. Bien pocos techos de cuatro aguas sufrieron daños”, comentó el agrónomo.

Trajo a colación que su organizaci­ón “Para la Naturaleza” recoge libre de costo, la madera “con alto valor” que la gente está desechando de los miles de árboles que derribó el huracán, porque será utilizada para reconstrui­r el aserradero y para proyectos en comunidade­s o dentro de las reservas protegidas.

Mencionó que los árboles

Estamos en el período de evaluación. Las aves migratoria­s están llegando, las abejas sufrieron, pero tenemos un apiario y se están reproducie­ndo”

CARLOS TORRES “PARA LA NATURALEZA”

nativos como ceibas, húcares, maría y almácigos fueron los que más resistiero­n el impacto del huracán.

“El viento los podó, los rompió, pero no los mató”, afirmó, tras agregar que también la palma real “fue la que le dio comida a los pájaros después de la tormenta”.

“El llamamient­o es que la gente que tenga estas maderas en su casa que nos llame que nosotros las podemos recoger o comunicarn­os con un aserradero. Hay múltiples aserradero­s en muchos pueblos de la montaña, en Camuy, Lares, San Sebastián”, especificó.

“Son maderas fuertes, el llamamient­o es a que se aprovechen estas maderas, que no se desechen”, añadió el ecólogo, quien subrayó que “Para la Naturaleza” se está enfocando en ayudar a las comunidade­s aledañas a las reservas que fueron afectadas por el ciclón.

Sobre las especies que anidan en la reserva, el ecólogo sostuvo que, a base de los datos que han podido recopilar, hasta el momento el carey es una de las más perjudicad­as por el impacto de María.

“Todos los nidos que estaban en la reserva se perdieron, pero ya tenemos dos nidos registrado­s después de María. Así que la flora y la fauna en el Caribe es extremadam­ente resiliente. Esta no es la primera tormenta que ha pasado en Puerto Rico. Nos tomó 19 años reponernos del huracán Georges”, expresó.

Mencionó también que en el censo de aves, han reportado reinitas migratoria­s, playeros migratorio­s y “muchas ibis”.

Indicó que la cantidad de aves ha disminuido, pero la variedad es la misma a la de años anteriores.

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 ??  ?? VIGILANTE DE LA NATURALEZA El agrónomo Carlos Torres sirvió de guía en el recorrido que se hizo por la reserva natural La Esperanza en Manatí. Abajo, la estructura evidencia la furia del temporal María.
VIGILANTE DE LA NATURALEZA El agrónomo Carlos Torres sirvió de guía en el recorrido que se hizo por la reserva natural La Esperanza en Manatí. Abajo, la estructura evidencia la furia del temporal María.

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