¡EL MEJOR LECHÓN DEL MUNDO!
Se cría y se come en Puerto Rico
Si de comer lechón se trata, en Puerto Rico todo el año es Navidad. Pero no cabe duda que es durante estos días festivos que el paladar boricua se deleita con ricas recetas de lechón asado a la varita o en el horno.
Para muchos, lo importante es conseguir un cerdo de calidad: fresco, tierno y jugoso.
La Cooperativa de Porcicultores de Puerto Rico (Cooporci) se dedica a la producción de lechón de asar de alto rendimiento, que los consumidores pueden saborear en lechoneras alrededor de la Isla.
En Puerto Rico, se venden 222 millones de libras de carne de cerdo al año, según el porcicultor Ángel Rodríguez. Sin embargo, de esa cantidad, los criadores de cerdos locales sólo producen 13.7 millones de libras, equivalente al 6.18 % del consumo anual.
La comisionada de Desarrollo Cooperativo (CDCoop), Ivelisse Torres Rivera, quien trabaja mano a mano con este grupo, indicó que la cooperativa dirige sus operaciones desde Cayey, pero también tiene granjas productoras en Aibonito y Salinas.
Rodríguez agregó que la cooperativa tiene siete socios que trabajan cuatro granjas, incluyendo la que visitó Primera Hora, la de Agustín López, en el barrio Pasto, sector Playita, de Aibonito.
El también presidente de la Junta de Directores de Coopor-
El tradicional lechón para asar esta Navidad está disponible gracias a estos porcicultores del centro de la isla”
IVELISSE TORRES RIVERA COMISIONADA DE DESARROLLO COOPERATIVO
ci recordó cómo surgió “Cerdo Rico”, marca del producto.
Los porcicultores locales se dieron cuenta de que el cerdo importado les “estaba ganando la batalla” y auscultaron entre los dueños de las lechoneras qué estaba pasando.
Descubrieron, además de que no tenían un volumen constante de la carne, que el precio era la principal razón para la pobre venta del lechón de aquí. Sin embargo, en ese renglón ellos no podían competir porque los porcicultores de Estados Unidos reciben subsidios que le permiten vender mucho más barato.
Cuando se habla de precio, el cerdo congelado americano se puede vender en $1.49 la libra, si está caro, pero el local, para que haya un margen de ganancia, mínimo se debe vender en alrededor de $1.80 la libra.
Así que la alternativa era ofrecer una mejor carne y “sabíamos que ahí sí podíamos llevárnoslos en la calidad”.
Pero había otro escollo. En Puerto Rico no hay un estándar de crianza, por lo que cada cual lo hace “como le da la gana”.
Por eso, los porcicultores bajo la cooperativa se capacitaron de la misma forma, tienen el mismo manejo del animal, pudieron estandarizar un producto y ofrecer un cerdo “que tiene grasa intramuscular lo que hace que sea tierno, jugoso, que retenga los condimentos y que tenga buen rendimiento para el dueño de la lechonera”, dijo Rodríguez.
Para lograr esa receta ganadora se trabaja con la genética
(cruces entre cerdos), la nutrición balanceada y diferente para cada una de las cinco etapas del animal, así como con la facilidad, alojamiento y entorno necesario.
El porcicultor aceptó que para este año -el primero que entraron en la venta y mercadeo desde que iniciaron en el 2013- no se lograrían las ventas esperadas por el impacto que tuvo el huracán María en la Isla.
“Las cosas están malas, porque las lechoneras no tienen electricidad y algunas ni agua y las ventas se afectan. Los porcicultores en general se vieron afectados… El problema mayor era que no había alimento porque las plantas elaboradoras no tenían luz. Incluso, se perdieron cerdos”, dijo, aunque agregó que “la operación se ha mantenido” a buen ritmo.
Mientras, Torres Rivera indicó que “el tradicional lechón para asar esta Navidad está disponible gracias a estos porcicultores del centro de la isla que bajo el modelo cooperativo lograron impulsar la economía en la montaña. La invitación es para todos aquellos que quieran respaldar una empresa social puertorriqueña y llevar a su mesa un cerdo de alta calidad”, sostuvo.
Una de las metas de Cooporci es el desarrollo pleno de la producción porcina en la Isla, especialmente bajo el modelo cooperativo, ya que el mismo enfoca el beneficio colectivo, dejando a un lado el individualismo y el interés privado. Actualmente, hay algunos porcicultores que están en readiestramiento para entrar a la cooperativa y hacerse socios. Además de la capacitación, tienen un mercado seguro, asesoría cuando preparan o mejoran sus facilidades y representación en las esferas de gobierno a donde llega el grupo para lograr que la industria resurja.