Primera Hora

El tostón del año es para la AEE

- NORMANDO VALENTÍN PERIODISTA / normandova­lentin@gmail.com

Mientras el calendario sigue perdiendo sus hojas y los puertorriq­ueños siguen bajando el santoral ante la lentitud en el restableci­miento de la luz, no debemos olvidar el gran reto que tiene por delante esta corporació­n pública.

La Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) es la llave del motor económico de la Isla. No quepa la menor duda, que dará de qué hablar. Dejemos a un lado lo obvio, que es levantar el sistema eléctrico averiado después de María.

La AEE tiene sobre su cabeza la guillotina de la Junta de Control Fiscal que está loca por meterle mano. Ya detuvieron un primer intento de nombrar una especie de síndico en la figura de Noel Zamot, pero vendrán otros. De ello, no le quepa la menor duda. El norte de la privatizac­ión está escrito en la pizarra del ente fiscal y he establecid­o anteriorme­nte, que pudiera no ser la medicina correcta.

Sin embargo, debo reconocer que tienen motivos para pensar así. Si repasamos el 2017, encintamos que la AEE tuvo tres directores. ¿Quién puede centrar una política coherente con un cambia, cambia así? La Junta de Gobierno de la AEE fue destituida en junio y sustituida por otra. Aquí no se respetó algún proceso de transición coherente. Fue otro botín político. Se sacó el rojo por el azul.

De hecho, esta desnudes quedó evidente ante el legislativ­o federal cuando se admitió que por lo menos, la mitad de los que allí trabajan llegaron por mérito político partidista y no por méritos profesiona­les. Eso es amigo que me lee, una desfachate­z. Con tal grado de escrúpulo no es de extrañar la quiebra de este importante monopolio.

En febrero, la Comisión de Energía detuvo el Aguirre Offshore Gas Port. Este fue el tercer intento de gasificar en algo el sistema. Los primeros dos fueron los gasoductos de Aníbal y Fortuño cuando ya se habían invertido $47 millones, que se fueron por la borda.

Lisa Donahue, que Dios la tenga donde no se moje, se llevó $45 millones gracias a sus seis extensione­s de contrato. Su labor fue más criticada que alabada. Tras enfocarse en la reestructu­ración de la deuda de $9 mil millones, se olvidó de dejar una partida para el mantenimie­nto de la infraestru­ctura de nuestro sistema eléctrico con los resultados conocidos.

$92 millones se fueron volando en esas dos cosas nada más. Como decimos en Utuado, con esos truenos, ¿quién duerme?

Para ponerle la tapa al pomo, el Congreso aprobó el impuesto a las foráneas que viene agravar nuestro panorama económico. Las industrias tenían en su maletín de quejas, con razón, el alto costo energético que encarece su producción. Esto debe ser un asunto prioritari­o para atenderse en los primeros meses del año.

La emigración es otro reto. El que se va no consume. Por ende, su clientela se reduce. Los que nos quedamos no aguantamos que sigan poniéndole chavitos al kilovatio hora. Así que la AEE tiene otra encerrona porque necesita sacar dinero de algún pozo y tiene el tránsito cerrado, tanto para la carretera del sector industrial como el de abonados.

No le quiero dañar el fin de año a usted, pero ciertament­e cuando celebremos la llegada del 2018, debemos recordar que la cuesta está empinada para esta industria. Mucha suerte al señor González, es lo justo por atreverse a meterle mano a ese tostón. Ojalá pueda echar hacía adelante.

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