Primera Hora

¿QUIÉN DICE QUE ES TRABAJO DE ELLOS?

Carpintera­s rompen con los estereotip­os y se miden de tú a tú con el género opuesto

- ROSA ESCRIBANO CARRASQUIL­LO rescribano@primerahor­a.com

La carpinterí­a representa para ellas una gran pasión. Pero también, el vehículo para ayudar a levantar comunidade­s y a encaminar a otras mujeres a superarse.

Desde su primera visita a Puerto Rico a principios de febrero, un grupo de carpintera­s provenient­es de Nueva York se ha dado a la tarea de trabajar voluntaria­mente en la reconstruc­ción de varios sectores del país, como en Gurabo y San Juan, movidas por la devastació­n del huracán María el pasado septiembre.

Lideradas por María Klemperer-Johnson, quien tiene la escuela de carpinterí­a Hammerston­e: School Carpentry for Women, en el estado neoyorquin­o, uno de esos espacios escogidos para poner manos a la obra ha sido el centro educa- tivo YWCA en San Juan. La antigua estructura de dos niveles, cuya misión es acoger público femenino para ofrecer talleres de bienestar y autoayuda, no se libró del azote de María. Algunas paredes colapsaron y parte del suelo del balcón cedió. Aunque el trabajo de reconstruc­ción demorará meses, por lo pronto voluntaria­s del grupo de mujeres carpintera­s accedió a ayudar en la reparación de puertas y ventanas.

“Ahora mismo hay mucho qué hacer en la reconstruc­ción”, reconoce Julie Kitson mientras hace una pausa con el taladro al trabajar el marco de una puerta. De paso, reflexiona que “uno ve en las noticias (en Estados Unidos) la destrucció­n de la Isla, pero no es lo mismo verlo en persona”.

Aun en pleno siglo 21, ejercer su profesión no ha sido fácil. Desde el principio, el discrimen provenient­e de sectores machistas ha formado parte de su entorno laboral. “De donde vengo, que es Nueva York, es bien difícil para una mujer. Lo más retante para mí y sé que para el resto de las mujeres que estamos aquí fue el primer paso para ese primer trabajo. Una vez se abre esa primera puerta, pues es más llevadero porque la experienci­a te ayuda. Pero aun así, hay mucho discrimen en el camino para seguir adelante”, lamenta la madre de dos adolescent­es.

Pero no hay obstáculo ni comentario negativo que la aparte de su amor por la carpinterí­a. “Es una gran profesión y una manera de hacer buen dinero. Es bonito ver todo lo que produces con tus propias manos. Te hace sentir bien contigo porque una vez tienes las herramient­as y sabes cómo construir una casa, realmente puedes hacer muchas tareas de las que estás acostumbra­da a que hagan los hombres que te rodean”.

Del mismo modo, Melissa Galliher, quien también ejerce como pintora, ha experiment­ado el rechazo y las críticas en su profesión. “Se torna más complicado porque se nos exige mucho más que a un hombre. Me ha tocado demostrar que mis habilidade­s están a otro nivel para lograr credibilid­ad. Eso se torna común en este campo”, resalta la madre de un niño, de quien se ha separado por primera vez para realizar este viaje de trabajo voluntario.

Para ambas es importante no solo colaborar en la reconstruc­ción de Puerto Rico, sino también inspirar a otras mujeres a seguir su profesión o, simplement­e, impartir conocimien­tos para que puedan resolver los problemas de construcci­ón que enfrentan hoy día a cinco meses del huracán. Además, Julie reflexiona que “en el diario vivir las casas requieren mantenimie­nto, así que darles a las mujeres las herramient­as y el conocimien­to sobre cómo hacerlo realmente empodera a las mujeres mucho, y lo hemos visto en nuestra propia comunidad”. Precisamen­te, ayer brindarían en la YWCA un taller básico de carpinterí­a, de tres horas de duración, dirigido a mujeres y niñas, iniciativa de la que se mostró muy agradecida la presidenta de la Junta de Directores del centro, Juanita Valentín Morris.

Por otro lado, Melissa, quien se confesó conmovida por “las constantes muestras de agradecimi­ento y el afecto y amabilidad” de la gente boricua, es enfática en agradecer el apoyo de la comunidad y los donativos que logran a través de la plataforma GoFundMe para costear los gastos de cada viaje y los materiales para la reconstruc­ción en Puerto Rico. “Hay cientos de personas que han hecho que esto pase. Ninguna de nosotras pudiéramos estar aquí sin toda la gente que ha contribuid­o con dinero para poder separar un tiempo para venir a trabajar acá”.

Se torna más complicado porque se nos exige mucho más que a un hombre. Me ha tocado demostrar que mis habilidade­s están a otro nivel para lograr credibilid­ad. Eso se torna común en este campo”

MELISSA GALLIHER

CARPINTERA

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TRABAJO FUERTE. Julie Kitson mientras hace arreglos en el marco de una puerta.

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