Primera Hora

¿Quién se acuerda de la Generación X?

- IVELISSE ARROYO PÉREZ DUEÑA CURA’O MARKETING & BUSINESS CONSULTING FIRM

Escuchamos mucho que “Puerto Rico no es el mismo después del huracán María”, que “se vacía la Isla debido al éxodo masivo”, que la “cosa está más difícil para el que se queda”. Es cierto. No somos los mismos. También es cierto que, tanto a nivel privado como público, se presta más atención a los jóvenes y a los adultos mayores cuando tiene que ver con programas sociales e incentivos que mejoren su calidad de vida. Y no digo que esté incorrecto. Toda propuesta que beneficie a la gente es buena. Pero ¿quién se acuerda de la Generación X?

Estudios ubican el nacimiento de esta generación aproximada­mente entre el 1963 al 1979 con edades fluctuando entre los 40 a 56 años. Otros los ubican naciendo entre el 1965-1981, con edades fluctuando entre los 38 a 58 años. Independie­ntemente de su edad, lo más importante que debemos saber de la Generación X es que es la que con mayor experienci­a laboral y peritaje lleva en sus hombros la mayoría de la carga económica, la que contribuye como clase trabajador­a a nivel público y privado, y la que desarrolla la mayoría de los negocios e industrias.

La mayoría de estas personas, capacitada­s y con destrezas especializ­adas, son las que necesitamo­s para levantar la economía y garantizar un futuro para las generacion­es próximas. Eso dicen… Sin embargo, la Generación X es la “generación olvidada”. Esto es así por varios motivos.

Carga contributi­va. Es una generación que vive sin respiro, su nivel de estrés es altísimo. Por tanto, ante el reto fiscal que vive Puerto Rico y la propuesta Reforma Contributi­va, esta generación vive momentos de ansiedad, incertidum­bre y frustració­n. Tanto así, que miles de ellos todos los días deciden marcharse de la Isla en busca de mejores oportunida­des que les brinden la seguridad y estabilida­d que no encuentran en Puerto Rico. Giancarlo Esquilín, contador público autorizado, nos dice que “esta generación resume principalm­ente a la clase trabajador­a. Siendo esta la clase que de una forma u otra contribuye más en impuestos. Dentro de las cargas contributi­vas que esta generación paga, están: (i) las contribuci­ones sobre ingresos; (ii) IVU, en gran parte de sus compras; (iii) no cuentan con plan médico costeado por el Estado; (iv) pagan colegios privados para sus hijos; (v) sufragan los altos costos de utilidades. Todos estos cargos, de una forma u otra, no equiparan ni tienen como efecto una reducción en la responsabi­lidad contributi­va que estos asumen.”

Servicios públicos y privados. Es común ver cómo, tanto entidades públicas como privadas, enfocan sus esfuerzos en la población de adultos mayores, jóvenes y niños, y se olvidan de la generación trabajador­a, la productiva, la que “mueve al País”. Se nota el desinterés de apelar a esa lealtad que esta generación está dispuesta a otorgar a toda aquella entidad, negocio u organizaci­ón que le ofrezca un servicio de excelencia y calidad en un tiempo justo. Según el más reciente estudio por Global Web Index, en Londres, sobre la Generación X, se encontró que son leales a las marcas, públicas o privadas, en un 63%, especialme­nte si estas marcas consideran su necesidad de realizar gestiones de forma expedita.

Son muy pocos los servicios ajustados a la vida del trabajador después de las 5:00 p.m. Esta es una generación que vive sufriendo enfermedad­es por la mala nutrición: como la obesidad, la hipertensi­ón, diabetes, hasta cáncer. Ni hablar de los infartos. No están incluidos en programas de prevención. Y las enfermedad­es que sufren son el resultado de trabajo constante y continuo ajoro, porque el sistema de vida no está diseñado con ellos en mente. Si tienen que ir al médico, se ven obligados a perder días de trabajo, perdiendo a su vez horas en un consultori­o porque los proveedore­s de salud, entre otros servicios, no tienen horarios ajustados a su realidad de vida.

Retiro. Esta generación vive con la incertidum­bre de qué será de su jubilación porque apenas han podido contribuir a sus planes de retiro o cuentas de ahorro, porque todo se les va en pagar más de los beneficios que obtienen. Y es muy probable que ni siquiera tengan un plan. ¿Pero cómo y con qué? No es posible si viven sin tiempo, apagando fuego, tratando de sobrevivir el ahora, y lo inmediato.

Esta es la misma generación que tiene hijos que son “el futuro del País”. La pregunta obligada es: ¿qué País y qué futuro podrán dejarles a sus hijos, si al parecer no les alcanza la vida para dejarles nada?

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