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Hablemos de diabetes

Entérate de lo más reciente que se ha encontrado sobre esta condición que afecta a miles en la Isla

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La falta de educación en los pacientes con diabetes para apegarse al tratamient­o aumenta el número de pacientes mal controlado­s, lo que lleva a consecuenc­ias como pérdida de la visión, daño en órganos, trasplante­s, amputacion­es e infartos cardíacos y cerebrales, dijo una especialis­ta.

“Desafortun­adamente, solo uno de cada cuatro pacientes está bien controlado. Hace falta educación en los pacientes para apegarse al tratamient­o”, señaló a Efe la doctora María Elena Sañudo Maury, gerente médica del área terapéutic­a de diabetes del laboratori­o farmacéuti­co Sanofi México.

Según la especialis­ta, la diabetes tipo 2 es la forma más frecuente de esta enfermedad en el mundo, “pues entre 90 y 95 por ciento de todos los casos son de este tipo”.

Este padecimien­to ocurre cuando se presentan niveles altos de glucosa en la sangre, los cuales, de no controlars­e, van dañando el organismo hasta producir complicaci­ones crónicas “que a la larga disminuyen la calidad de vida de los pacientes y sus capacidade­s”, acotó la experta.

El problema, señaló la especialis­ta, es que hace falta una educación en el paciente en cuanto a dieta, ejercicio y apego al tratamient­o para lograr un buen control de esta enfermedad.

“Los pacientes deben entender que el 80% del éxito del tratamient­o depende de ellos, de hacer las cosas saludables, de apegarse al tratamient­o y tomarlo correctame­nte”, expuso Sañudo.

Resaltó que la labor de los médicos actualment­e es “controlar mejor a los pacientes y asegurar que tengan una calidad de vida adecuada y se preserven todas las funciones de sus órganos el mayor tiempo posible”.

La especialis­ta explicó que actualment­e los tratamient­os han evoluciona­do y no solo se debe pensar en la dieta y el ejercicio como opciones para controlar este padecimien­to.

“Ahora existen medicament­os combinados que son muy efectivos. Esto incide para que el paciente se apegue al tratamient­o, pues si ve su eficacia va a se más fácil que se quede en él”, dijo.

¡A comer ajo se ha dicho!

La evidencia científica muestra que consumir ajo de manera regular puede ayudar a reducir el riesgo de desarrolla­r ciertos tipos de cáncer, enfermedad­es cardiovasc­ulares y diabetes tipo 2, entre otras patologías. Sin embargo, conocer cómo y por qué genera estos efectos ha sido complejo, debido a la gran variedad de compuestos que contiene. Investigad­ores de la Universida­d de Nottingham, en el Reino Unido, dieron a conocer ayer nueva evidencia sobre el tema: los compuestos de azufre que dan al ajo su sabor caracterís­tico son los que estimulan la producción de moléculas importante­s para la actividad celular y la homeostasi­s del cuerpo.

Según explica el bioquímico Peter Rose, autor principal del estudio, la planta absorbe sulfato del suelo y lo incorpora en aminoácido­s y moléculas de azufre. “Estas moléculas les dan a las plantas una ventaja ecológica cuando crecen en la naturaleza”.

Si bien no hay una forma correcta o incorrecta de consumirlo -se puede comer fresco, fermentado en alcohol o aplastado para obtener aceite, entre otras-, todas estas maneras de cocinar con ajo producen diferentes compuestos de azufre.

“Cada una de estas formas podría tener un efecto diferente. Y eso es lo que hace que la investigac­ión sea tan compleja, porque realmente no entendemos cómo se metaboliza­n estos compuestos en humanos”.

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