VITAL QUE EL RECINTO FUNCIONE
La oferta académica de esta comunidad de la UPR es defendida a capa y espada para objetar su propuesto cierre
Desde la loma donde se posa la Universidad de Puerto Rico (UPR) en Utuado, un grupo de agricultores, empresarios, expertos internacionales, profesores y estudiantes se juntó para oponerse contundentemente al cierre del recinto de la montaña.
Según manifestaron, tan pronto la Junta de Supervisión Fiscal recomendó el cierre del recinto utuadeño, una gran cantidad de los 1,155 estudiantes que allí realizan sus carreras académicas dejaron de asistir a clases, luego de que trascendiera que el recinto estaba cerrado.
“Cuando se divulgó en los medios que la Junta pretendía cerrar algunos recintos, entre ellos este, los estudiantes dejaron de venir. Queremos que todos sepan que el recinto está abierto y disponible para hacer matrícula”, sostuvo la profesora Marisol Dávila, también integrante de la Mesa Multisectorial del Bosque Modelo Nacional de Puerto Rico.
El junte también defendió el rol de la institución en educar teniendo la agricultura como norte.
La UPR en Utuado es el único recinto en la Isla que ofrece un bachillerato en Agricultura Sustentable. Además, el 44% de sus estudiantes provienen de familias con ingresos menores a $15,000 al año y el 40% son primera generación universitaria. “Yo no sé de dónde sale la idea de que este recinto no se necesita. Este recinto es el que ha mantenido educado a la juventud sobre la agricultura. Y no solo a los jóvenes de Utuado, si no a los del país entero. Esta universidad es una de las más importantes de la Isla, cuenta con grandes cuerdas de terreno y una oferta académica enfocada en la agricultura...”, dijo Pedro Matos, agricultor y parte de los profesionales que se unieron a favor de la permanencia del recinto.
Durante una conferencia de prensa como parte del décimo Simposio Anual de Agroecolgía, el director ejecutivo de FoodFrist, Eric Holt-Giménez, no dudó en explicarle a los presentes cuán fundamental es la localización del recinto dentro de una zona rural. De esta forma, se logra una integración absoluta de los jóvenes de la montaña a la vida universitaria y la agricultura.
Los expertos que decidieron unirse en apoyo al recinto cuentan con proyectos individuales desde donde impulsan la labor académica y social del campus utuadeño.