HAY QUE APRENDER DE ELLAS PARA SALVARLAS
La Escuela de Apicultores del Este lucha por mantenerse abierta tras los destrozos causados por María y a su vez rescatar la población de abejas que también sufrió el embate del huracán
FAJARDO. Aprender a cuidar las abejas, entenderlas y ayudarlas a salir de la mala racha que amenaza con extinguirlas, es el objetivo de un grupo de alumnos de la Escuela de Apicultura del Este que, conscientes del impacto del huracán María en la población de estos insectos, proyectan certificarse para darles una mano.
Para Julio Ares, quien conduce un programa dirigido a integrar personas con diversidad funcional en el campo agrícola, la situación merece dedicar tiempo a la educación sobre el tema para proteger los ejemplares.
“(Luego de María) empezamos a sobrevivir con las abejas y estamos aquí para aprender más de ellas y ver cómo salvarlas”, dijo el conductor del proyecto agrícola sin fines de lucro en la Finca UPIA, en Río Grande.
El también profesor retirado de Educación Especial sostuvo que, “las abejas polinizaban nuestros cultivos (en la finca) y ahora estamos sobreviviendo a ver cómo desarrollamos (el proyecto)”.
Su hija, la joven Cecilamor Ares Juliá, quien tiene una escuela de pedagogía alternativa en Trujillo Alto, dijo -por su parte- que en su casa hay una colmena y de ahí su interés de aprender a cuidarla.
“Además de que es una forma de tener un ingreso adicional, también buscamos ayudar a multiplicar las abejas... porque hay que restablecer la población y que nos ayuden con los cultivos”, indicó.
Minelly Rodríguez y Ricardo Morales, también estudiantes de la escuela especializada en abejas, quieren incorporar la apicultura al hogar de envejecientes Casa Luna que tienen en Trujillo Alto.
“Queremos hacer un huerto casero, que ellos tengan sus propios vegetales, e integrar el polen, que el profesor Hermes Conde enseñó que tiene muchos beneficios; la miel que la puedo usar como alternativa para la azúcar procesada y queremos que los pacientes
Es importante mantener la escuela y le estamos solicitando al Gobierno o a cualquier empresa privada que atienda la necesidad de tener un salón adecuado HERMES CONDE
DIRECTOR DE LA ESCUELA DE APICULTORES DEL ESTE
vayan más a lo natural que a lo procesado”, indicó Morales.
Otro que tomaba el curso en la escuela era Juan Ramírez, que trabaja con el proyecto de la cotorra puertorriqueña bajo el Servicio Forestal en El Yunque.
Aceptó que tienen una situación donde las abejas invaden los nidos de las cotorras y por eso tienen que trabajar con estos insectos.
“Parte de la educación que quiero adquirir es aprender a cómo manejarlas, rescatarlas, para que en lugar de ser un problema sea una solución para trabajar con ambas especies”, dijo.
Sobre el manejo de las abejas, indicó que estas se reubicaban en el bosque como lo establece la Ley de Política Ambiental Nacional. Pero, ahora, con los conocimientos adquiridos “sería más fácil tenerlas en cajas donde produzcan miel y puedan dividirse y seguir trabajando en el área protegida”, agregó.
Necesitan ayuda
El director de la Escuela de Apicultores del Este, Hermes Conde, hizo un llamado al Gobierno para que habiliten un salón para seguir ofreciendo los cursos gratuitos y que la institución no desaparezca.
El huracán María destruyó la estructura y actualmente están en un pequeño salón donde el calor es tanto que se puede usar como sauna.
“Espero que podamos tener un salón aquí y no estar en esta trinchera. Luego de María tu-
vimos que enderezar esto para poder dar la clase”, sostuvo el instructor.
Mencionó que en las últimos dos meses, solo en Fajardo rescataron 37 colmenas. En total, han cogido 173 en toda la Isla desde el paso de María.
Sin embargo, estas son pocas luego que el huracán provocó que el 85 % de estas se perdieran. Al día de hoy “todavía no hemos encontrado una abeja ni en la playa de Arroyo ni en la de Luquillo”, sostuvo.
“Por eso es importante mantener la escuela y le estamos solicitando al Gobierno o a cualquier empresa privada que atienda la necesidad de tener un salón adecuado”, reiteró.
La escuela paga $100 al mes al Departamento de Transportación y Obras Públicas
por usar las instalaciones.
“Nosotros estamos dando el servicio a todos los municipios desde San Juan hasta Guayama”, dijo Conde al agregar que una opción es que le cedan esa escuela, la antigua vocacional de Fajardo, por el valor nominal de $1, como han hecho con otras entidades.
La Escuela de Apicultores del Este opera hace cuatro años y ha certificado a 536 apicultores. También ofrecen charlas por toda la Isla.
De su parte, el apicultor de Yabucoa, Roberto Mercado, se unió al reclamo de que cedan la escuela a la organización sin fines de lucro; y el de Luquillo, Eddie Encarnación denunció que “el Gobierno no quiere dar ayuda; somos los olvidados del mundo”.
Mientras esto pasa, Conde reiteró su denuncia de que en algunos municipios, personal de las Oficinas de Manejo de Emergencias (OME) siguen matando las abejas.
Aseguró que cuando los buscan, “en vez de llamar a un apicultor u orientarlos, lo que le dicen es que compren veneno”.
En el caso de la OME en Carolina, dijo que cuando se llamó al personal hace varias semanas estos “cogieron y le metieron cemento y foam, tapando la colmena y esta se murió”.
Agregó que eso también ocurre en Guaynabo y Bayamón.
La Ley 156 para la Protección y Preservación de los Polinizadores impone multas de $1,000 y hasta seis meses de cárcel a cualquier que maneje una colmena sin estar certificado.