CENTRO MÉDICO: UNA GUERRA AVISADA
Desde 1957, se sabe que la institución de salud no cuenta con un modelo o estructura funcional para cumplir con los compromisos económicos
Establecer una red de hospitales con los que se cree un sistema similar ayudaría a reducir los costos de operaciones en Centro Médico”
IRVING JIMÉNEZ EXDIRECTOR EJECUTIVO DE ASEM
Las advertencias de que el Centro Médico -y su componente de servicios de saludrequiere una transformación estructural para reducir o eliminar las deficiencias fiscales con las que ha operado durante décadas la Administración de Servicios Médicos (ASEM), fueron señaladas una y otra vez por el exdirector ejecutivo de la agencia, Irving Jiménez, quien incluso realizó un análisis exhaustivo sobre las situaciones económicas que ha tenido el modelo organizacional de centro hospitalario desde sus orígenes.
Como el cuento del lobo, que tras múltiples amenazas está cerca de atacar a su presa, se podría describir el escenario “crónico” que experimenta la ASEM desde 1957 (para entonces la Junta Provisional de Centro Médico) pues, según Jiménez, no cuenta con un modelo o estructura adecuada para cumplir los compromisos económicos con sus proveedores y diversas organizaciones gubernamentales a tono con los términos acordados con las partes.
“Esta situación emergió principalmente como producto de las deudas acumuladas de las Entidades Participantes (Departamento de Salud, Hospital Psiquiátrico, Hospital Municipal, Recinto de Ciencias Médicas, Centro Cardiovascular, Hospital Pediátrico, Hospital Oncológico, Hospital Industrial, entre otros) con la organización, las deudas acumuladas de las aseguradoras de planes médicos a partir de 1998, así como por la diferencia de los costos que conllevan los servicios y las tarifas pagadas por la industria aseguradora de los mismos en conjunto con la estructura organizacional adoptada y la dinámica interna sobre la toma de decisiones”, determina el exdirector ejecutivo en su informe realizado en 2016.
Precisamente, la semana pasada Primera Hora publicó una entrevista en la que el director médico de Sala de Emergencia de ASEM, Carlos “Charlie” Gómez, explica el riesgo económico que supone para el Centro Médico tener que operar entre una deuda acumulada que sobrepasa los $100 millones, un recorte al presupuesto de más de $17 millones y el hecho de que pocas veces se puede recuperar los gastos médicos de muchos de los pacientes atendidos en el Hospital de Trauma, particularmente de los heridos de bala, personas accidentadas en autos, peatones lesionados e individuos apuñalados.
En ese sentido, Jiménez destacó en su estudio que uno de los factores estructurales que influyó y sigue siendo relevante a esta problemática es la política del estado de atender a todo paciente, sin importar su capacidad económica. También destacó los hechos de que, por ejemplo, ACAA no cubra los casos de trauma que llegan a causa de drogas o alcohol, el costo operacional-transaccional de los acuerdos/contratos con los contribuyentes del Centro Médico (incluyendo pactos laborales), la provisión de médicos y medicamentos a los Centros de Diagnóstico y Tratamiento y las emergencias ocurridas en actividades multitudinarias, como las Juntas Inter-Universitarias y las Fiestas de la Calle San Sebastián, entre otras.
“Esa ha sido la dinámica histórica y la propia Legislatura reconoció la problemática y ahí es cuando cambia lo que en 1962 se llamó como la Corporación de Servicios del Centro Médico y pasa a ser en el 1978 lo que se conoce como la actual Ley 66 de la Administración de Servicios Médicos de Puerto Rico. Esta ley buscaba una solución al problema de organización, financiamiento y prestación de servicios de salud… había una cantidad abrumadora de deudas entre los propios componentes del Gobierno. Pero, finalmente, no resolvió nada”, dijo Jiménez en entrevista con Primera Hora sobre el estatuto que buscaba soluciones económicas y de gobernanza.
Según Jiménez lo que vino después hubiera sido catalogado en términos médicos como una “condición crónica”.
Para tratar de remediar la situación, las administraciones buscaron soluciones que sólo fueron un parcho en la gran herida. Por ejemplo, intentaron negociar planes de pagos o posponerlos, se solicitaron líneas de crédito al Banco Gubernamental de Fomento, se recurría a la Legislatura para obtener asignaciones para las operaciones y adquisiciones de equipos, entre otras gestiones, que sólo fueron un remedio temporero a la gran crisis que cada año aumenta a pasos agigantados y pone en riesgo la operación de la institución hospitalaria más importante de Puerto Rico y el Caribe. Es en Centro Médico donde existen las únicas salas de emergencia terciarias y supraterciarias para atender los casos de pacientes politraumáticos. Además, es una gran fuente para el desarrollo de la investigación y educación médica.
Tanto Jiménez, como pasados administradores (bajo todos los partidos políticos), han intentado buscar soluciones al problema recurriendo a la Legislatura en pos de nuevos estatutos o garras que abonen a la salud fiscal del Centro Médico.
Aunque descarta la privatización del Centro Médico, Jiménez ve saludable las alianzas con hospitales privados mediante acuerdos similares a los que se hizo con el Centro Médico de Mayagüez.
Pero de lo que está convencido es que hay que evitar con acciones a corto y a largo plazo que el lobo ataque a su presa, en este caso el Centro Médico, pues podría suscitarse una tragedia sinigual.
“Si colapsara, se crearía una crisis humanitaria”, reflexionó.