Que persigan sus sueños
Los padres no deben proyectar sus frustraciones en los hijos
“Tú lograrás lo que yo no pude”. Esta frase no es solo una recordada cita de la película Black Swan.
Con frecuencia, los hijos la escuchan de sus padres. El problema es la diferencia de interpretación. Mientras los progenitores probablemente la enuncian buscando lo mejor para sus retoños, estos la reciben como una gran presión sobre sus espaldas. Cuando las metas frustradas de los padres se vuelven una obsesión, los hijos pagan las consecuencias.
“Pamela” (Idenisse Salamán) representó esa situación anoche en la serie No me compares, por Univision Puerto Rico y Primerahora.com on demand. Esta profesora de baile le quiere meter por ojos, nariz y boca la bomba puertorriqueña a su hija, “Fabiola” (Neisha Ramos). El problema es que, aunque sea parte de la cultura e identidad puertorriqueña, nadie puede obligar a otra persona a sentir gusto o admiración por una manifestación artística o deporte.
Según el sitio web del centro de desarrollo cognitivo Red Cenit, los padres que fuerzan una afición en sus hijos generan una discordia difícil de superar. La situación se agrava si le imponen sueños frustrados que en nada se relacionan con las metas de los nenes. Para el educador social Antonio Reloba Castro, citado por Red Cenit, “anhelar que los hijos alcancen aquellas metas que nosotros nunca logramos puede representar una barrera para que ellos alcancen sus propios sueños”.
¿Qué pueden hacer los padres, entonces, para entablar un equilibrio entre lo que esperan y la realidad? A continuación, te presentamos cinco consejos para esa reflexión.
1. El fracaso es tuyo. Para que los padres eviten proyectar sus frustraciones en los hijos, deben reconocer que fueron ellos quienes fallaron. Escribe una lista de metas no cumplidas, y verifica si has estado imponiendo alguna de ellas a tu hijo.
2. Ojo con la manipulación. ¿Le has dicho a tu hijo que te sentirás muy triste si no toma clases de pintura, de baile u otra actividad artística o deportiva? Lo estás manipulando. No hagas eso, pues podrías forzarlo a algo para lo cual no tiene talento y, por ende, frustrarlo.
3. Busca términos medios. Revisa otra vez la lista que escribiste, y verifica si hay gustos en los que tu hijo y tú coinciden. Foméntalos.
4. Que ellos te digan. Antes de presentarle opciones a tu hijo, permite que te exprese cuáles son las actividades que más le atraen o para las que se siente con más talento.
5. Signos de explotación. Cuenta las horas que le exiges a tu hijo para actividades extracurriculares. ¿Cuánto tiempo libre le queda? Recuerda que el esparcimiento es necesario para la salud física y emocional.