JONATHAN ROMÁN SIGUE PRESO DE SUS MIEDOS
El hombre, quien fue sentenciado por error a 105 años por el asesinato de Adam Anhang, no ha logrado retomar su vida
Jonathan Román Rivera, el humilde joven de la barriada La Perla en el Viejo San Juan, quien en el 2007 fue condenado a 105 años de cárcel, siendo no culpable por el asesinato del empresario canadiense Adam Anhang, no ha podido pasar la página de aquel injusto encierro del que llegó a cumplir ocho meses preso antes de ser excarcelado.
“La pesadilla que tuve que vivir, eso algo que no se olvida”, dijo Jonathan el 8 de junio de 2009, en una entrevista con Primera Hora, en su casa en La Perla, a un año de su liberación.
Ahora, nueve años después, reside en los en Estados Unidos a donde fue en busca de tranquilidad para rehacer su vida, y aunque tiene dos hijas pequeñas, que son la luz de sus ojos, allá prácticamente vive otro encierro; dejó la Isla hace cinco años.
Con 35 años, tiene problemas de salud, pues la ansiedad lo ha llevado a aumentar dramáticamente de peso.
“Mi hermano está pesando más de 400 libras, se pasa las 24 horas del día en la casa. No sale a ningún sitio, no tiene vida social. Él está prácticamente preso en su casa”, dijo a Primera Hora, Ángel Marcano Rivera, su hermano mayor,
Dijo que cuando estaba acá, en La Perla después que fue excarcelado, también se pasaba encerrado.
“Al principio, él tenía miedo de ver una patrulla. Se ponía ansioso”, indicó Ángel para contar que el día que quedó en libertad, “Jonathan abrió una jaula y soltó unos pájaros que mi mamá tenía en la casa”.
“Creo que él quiso cerrar un capítulo en su vida y comenzar una nueva vida por allá, pero él todavía arrastra el encierro. Él sigue viviendo encerrado. No sale para nada. La que trabaja es su esposa y él se encarga de las niñas, que tienen 6 y 4 años, aproximadamente”, lamentó Ángel, quien es asistente de niños de educación especial.
En torno a la salud de su hermano, dijo que “es asmático crónico y al ganar tanto peso, necesita una máquina para dormir”, pues padece de apnea del sueño.
“Se supone que se someta a una operación bariátrica, pero él se resiste”, indicó Ángel.
Narró que el año pasado fue a visitarlo “y en los 19 días que estuve allí, por primera vez mi hermano fue al cine en los años que llevaba allá”.
Sobre el veredicto de culpabilidad emitido antier contra Áurea Vázquez Rijos, su hermana Marcia y su excuñado José Ferrer Sosa por el asesinato deAnhang, Ángel indicó que tanto Jonathan como la familia entienden que se hizo justicia, aunque lamentan el dolor que están pasado los familiares de los convictos.
“Sabemos el sufrimiento que como familiares están pasando. También entendemos que cuando uno comete un error, hay unas consecuencias que hay que pagar. Entendíamos que ella (Áurea) tenía que ver (con el crimen) y fue justa la decisión del jurado. Tiene que asumir responsabilidades”, dijo.
“Al igual que al papá del canadiense, entendíamos que había algo inconcluso. Mientras el asesino estaba en la calle, mi hermano estaba preso. (Con el veredicto) también se le hizo justicia a mi hermano. Sentimos que se cierra en nuestras vidas un capítulo difícil, duro, que jamás pensábamos vivir”, indicó Ángel.
“Creo que él quiso cerrar un capítulo en su vida y comenzar una nueva vida por allá, pero él todavía arrastra el encierro”
ÁNGEL MARCANO RIVERA HERMANO DE JONATHAN ROMÁN RIVERA
Narró que su mamá Mirta Rivera “va y viene de Estados Unidos” y dijo que él era quien ponía al tanto a su familia de lo que acontecía en el juicio federal. “Mi mamá lloró cuando se enteró en las redes sociales del veredicto porque aunque sabemos que ella (Áurea) tiene que pagar, uno no debe alegrarse porque unas niñas van a crecer ahora sin su mamá”, sostuvo.
Dijo que el lunes y martespresenció el juicio en la sala del juez federal Daniel Domínguez, en el Viejo San Juan.
“Por primera vez vi a Áurea y pensé: ‘wao, gente joven, inteligente que se ven en estos revoluces por el amor al dinero, por la ambición, pero más que todo, sentí tristeza de verlos en esa silla, donde estuvo mi hermano, con la diferencia de que Jonathan era inocente”, concluyó Ángel.