Gil y su ‘don de gente’
No quiere revelar su edad, a veces dice que prefiere estar solo, pero si aparece una “negrita” que lo quiera, entonces cambia de opinión. Siempre bien puesto, con una mirada de galán acompañada de nobleza. Le regala dulces y frutas a los miembros del elenco y su sonrisa nunca falta.
Cuando sale a saludar en el escenario, la gente se desborda en aplausos y muestras de cariños. No es cualquier actor, sino uno de los más experimentados y queridos.
Posiblemente, usted no sepa de quién hablo si solo menciono el nombre de Gil Viera, pues crecimos conociéndolo como Colibrí, quien se hizo famoso por su participación en la novela Tanairí.
No era mucho lo que Coli hacía en la exitosa novela, llevaba cosas de un lado a otro y recibía órdenes. Aun así, se ganó el cariño de la gente a tal punto que su nombre, o mejor dicho apodo, Colibrí, hoy todo el mundo lo asocia a la novela.
Estoy segura de que Colibrí supera en reconocimiento y cariño a muchos otros excelentes actores quienes, a pesar de su calidad dramática, nunca lograron conectar con la gente como lo hizo Coli, con las dos o tres líneas que tiraba por capítulo. No sé si en broma o en serio, pero los que recuerdan la novela Tanairí más que yo, me aseguran que Coli tiene más líneas en la comedia ¿Enchismás? que en la novela entera. No es que en ¿Enchismás? hable tanto, pero su participación es significativa y una de las favoritas del público.
Tengo que admitir que durante los ensayos era motivo de preocupación del director Gil René, si Colibrí podría finalmente aprenderse todas las líneas. Él se reía siempre que Gil René le llamaba la atención y le pedía confianza y paciencia. Una vez lo sorprendí en el estacionamiento de Bellas Artes practicando sus líneas en voz alta, antes de entrar al ensayo. Le pregunté qué hacía y me respondió que no podía fallarle a Gil René, ni al resto del elenco, por lo que estaba practicando todo lo que podía, antes del ensayo.
Su perseverancia y sentido de responsabilidad prevalecieron y logró sacar el personaje. Los aplausos que recibe al final son muestra de lo mucho que la gente disfruta su trabajo y del cariño que se ha ganado durante su larga trayectoria. Por eso es uno de los actores del elenco con quien más la gente quiere tomarse fotos.
Conozco bien, muy bien a Colibrí. Se ha convertido en mi amigo y de toda mi familia. Vive agradecido por las oportunidades que ha tenido en la vida pública. Lo mucho o lo poco para él es lo mismo, una oportunidad que agradece haciendo el mejor trabajo posible. Cuando le he llamado para hacer comedia en mi programa en Telemundo siempre es el primero que llega, no sin antes saludar hasta al perro que se encuentra en el estacionamiento.
El “don de gente” no se estudia, se desarrolla en tu paso por la vida y de eso Gil Viera tiene para regalar. Coli está consciente de cuál ha sido su rol y con humildad lo acepta y lo disfruta. Hace chistes de él mismo y los recomienda para el libreto.
Así debemos vivir, quien de vez en cuando saca un ratito para reírse de sí mismo, así disfruta más su paso por la vida. Tan importante como prepararnos académicamente y preocuparnos por nuestro desempeño técnico, es vivir correctamente. Vivir apegados a valores y tener buenas cualidades humanas resulta más importante y determinante.
La aspiración debe ser siempre la formación integral, el conocimiento, la técnica y lo humano, caminando juntos de la mano. Pero lo humano nunca puede faltar, pues es lo que permite el éxito sobre los escenarios y la felicidad en la vida, que es la meta final. Importante leer sobre los grandes pensadores, pero también de vez en cuando conviene invitar a genios de la vida como Colibrí a tomarse un café. Te vas a sorprender sobre cuál experiencia aportará más a tu vida. ¡Aplausos para Colibrí!