ELLOS SÍ PUEDEN Y QUIEREN TRABAJAR
Cuatro historias ejemplares de jóvenes con síndrome Down, quienes luchan por superar los prejuicios y la marginación
El integrarse al mundo laboral, muchas veces resulta complicado para personas que terminan su escuela superior y hasta para aquellos que se preparan en una carrera universitaria. Sin embargo, el reto es abismal para los que tienen condiciones especiales, como es el síndrome Down, pues en su intento por integrarse a la vida profesional en busca de independencia, consiguen más tropiezos que ayudas.
Según estadísticas del Sistema de Vigilancia y Prevención de Defectos Congénitos del Departamento de Salud (DS), entre el periodo del 2011 al 2015, el síndrome Down se ubica en la sexta posición entre los 10 defectos congénitos más comunes en la Isla, con 13 casos por cada 10 mil nacimientos. “No existen estadísticas de cuántas personas hay actualmente con síndrome Down en Puerto Rico. El Sistema de Vigilancia Congénita solo cuantifica las personas que nacen anualmente con la condición no cuántas hay en total”, sostuvo Melissa Cardona, directora del Programa Empleo Sostenido de la Fundación Puertorriqueña de Síndrome Down.
Esta organización, tiene los programas de pre empleo y empleo sostenido, donde se preparan, capacitan y se ubican en trabajos a personas con impedimentos más significativos. Dentro de esa población están los pacientes con síndrome Down.
Gracias a sus esfuerzos, des- de el 2010 a septiembre del 2018, la fundación ha conseguido 43 empleos a personas con la condición.
“Les damos talleres y los capacitamos en diversas destrezas y les buscamos empleo. Le ofrecemos al patrono y al participante el servicio de un adiestrador de empleo que se encarga de que el nuevo empleado cumpla con la demanda en términos de tiempo y calidad, minimizando el tiempo que debe invertir el patrono en el adiestramiento del empleado. El adiestrador acompaña al empleado durante un tiempo para guiarlo en su adaptación con el puesto... luego se va retirando hasta que el empleado sigue independiente en sus labores”, explicó la directora del programa. El proceso puede durar entre cinco y seis meses.
Cardona señala que en el camino para que una persona con impedimentos significativos pueda ser reconocido como candidato a un puesto de trabajo, la mayoría de las veces resulta demasiado exigente y hasta un tanto insensible.
“Les solicitan tener el cuarto año, pero la mayoría de los jóvenes no lo tiene porque están bajo el Programa de Educación Especial. Hay patronos que requieren que el participante haga múltiples tareas y a veces ellos no pueden cumplir con todas las demandas del puesto, pero sí podemos crear un empleo ‘customizado’ que se adapte a las necesidades que tiene el patrono y a las capacidades funcionales del empleado
con impedimentos”, detalló Cardona.
A su vez, otro reto que vive esta población es el proceso de entrevistas y pruebas electrónicas para entrar a la base de datos de los empleadores.
Según la directora, las personas con síndrome Down pueden realizar labores de organización, limpieza y anfitrión, pero hay quienes tienen unas destrezas de lectura y escritura funcional que les permite realizar trabajos más complejos, como data entry.
Actualmente, el Programa de Empleo Sostenido cuenta con 43 patronos sensibles y recibe entre 10 y 15 personas con diversidad funcional al año, de estas, entre dos y tres son pacientes con síndrome Down, por lo que los participantes deben esperar mucho tiempo antes de ser integrados a un empleo.
“Hacen falta más patronos sensibles que crean en la diversidad. En el gobierno debe haber más política pública que garantice el empleo para personas con impedimentos”, enfatizó la funcionaria.
Necesitamos cambiar la perspectiva de la gente, porque todavía se habla de forma despectiva de la población, todavía no comprenden sus capacidades y hace falta seguir sensibilizando y educando a la gente porque esta población merece las mismas oportunidades de trabajo que tenemos todos”
MELISSA CARDONA
FUNDACIÓN PUERTORRIQUEÑA DE SÍNDROME DOWN