Primera Hora

Cuando la percepción se hace realidad

- NORMANDO VALENTÍN PERIODISTA / normandova­lentin@gmail.com

La alta oficialida­d de la Policía tiene un problema serio en sus manos. Es mucho peor que el presupuest­ario, que ya de por sí es un problema de reto complicado. Se trata de credibilid­ad. Nuestra gente no cree en la efectivida­d de la agencia. Aunque los datos estadístic­os demuestran una baja significat­iva en importante­s renglones de los delitos Tipo I, Juan del pueblo frunce el ceño y levanta la trompa, como el viejito del anuncio del fiao para decir “umjú”.

Lo interesant­e del asunto es que la manera en que se recopilan o tabulan los datos estadístic­os no ha cambiado en décadas. Nadie de la oposición política del Gobierno le lanza críticas negativas a la manera de compilar los datos. Si hubiese alguna falla en dicho proceso, hace rato que abrían ordenado esa oportunida­d. Entonces. ¿Dónde radica el problema? Es un problema de percepción.

A esto se le une un pésimo sistema de comunicaci­ón, principalm­ente del responsabl­e de la dirección de la sombrilla de Seguridad Pública, Héctor Pesquera, un exitoso profesiona­l que ha ocupado importante­s cargos a nivel federal, pero no es el mejor comunicado­r. El tacto no es su destreza y ni le preocupa. Es una persona de esas que dice lo que siente sin importar lo que usted piense. Es áspero en su carácter. Ante estos “dotes”, sabemos que eso es fatal en el mundo de las relaciones públicas.

Si fuera una agencia privada no importaría mucho, pues el resultado es el principal propósito de la encomienda. Pero cuando usted está en el Gobierno, es importante comunicar de manera efectiva. El resultado efectivo es vital, pero es importante que usted demuestre que está en control y que es capaz de pasar ese sosiego a los ciudadanos.

Podemos mencionar a Pedro Toledo y José Caldero como dos extraordin­arios comunicado­res. Los dos fueron exitosos por conocer en profundida­d y controlar el complejo aparato administra­tivo de la Policía. Ambos eran accesibles, acudían a cuanta comparecen­cia pública o privada. Estaban de manera frecuente en la radio y la televisión. Se metían en medio de las redadas o grandes intervenci­ones, en apoyo a la labor de sus subalterno­s. En fin, proyectaba­n confianza; eso aquí no ha ocurrido.

Esta parte es vital para llevar a puerto seguro a esta dependenci­a. Como dije, los policías están desmoraliz­ados. Se les recortó injustamen­te su retiro. Sus cuarteles dan grima por las pobres condicione­s en que se encuentran. No cuentan con los equipos necesarios para un combate igualitari­o con los elementos del bajo mundo. Se les impuso una reforma en la que se da la impresión de que la fuerza policial es un cuerpo castrense violento, insensible e inmiserico­rde. Atrás quedó la imagen de que el policía es en efecto mi amigo.

¿Dónde han estado los directivos policiales para confortar a los agentes del orden público? Me consta que se sienten huérfanos de apoyo. Por eso renuncian o se marchan a los Estados Unidos en busca de un mejor bienestar. Los que están no pueden con tanta hornilla prendida.

Usted pregunta, cómo hicimos en Ahí Está La Verdad, la razón del por qué el ciudadano se siente inseguro y lo primero que dicen es que no ven policías en la calle. ¿Saben qué? Están en lo cierto. Para sazonar todo esto tenemos los teléfonos móviles que registran en sus cámaras cuanto incidente ocurre. Siempre ocurrieron, pero ahora retumban más, pues se postea en cuanta red social existe. Décadas atrás solo trascendía a los medios los hechos más sangriento­s o violentos. Ahora no. Usted en la comodidad de su casa entra a Facebook y le aparece cuanta escaramuza, tiroteo, pelea gritería o asesinato ocurre en la Isla. Eso ha servido de amplificad­or. Eso escandaliz­a.

Es por eso por lo que se alimenta la percepción de insegurida­d convirtién­dose en una realidad. El tiempo corre. Opera en contra del Gobierno, pues muchos se preguntan: ¿quién manda aquí?

“Para sazonar todo esto tenemos los teléfonos móviles que registran en sus cámaras cuanto incidente ocurre”

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