Primera Hora

¡GRACIAS POR LA VIDA!

El senador Juan Dalmau y su pequeño Gabriel; además de la presentado­ra de televisión Dagmar encuentran un motivo especial para agradecer un día como hoy luego de haber enfrentado el cáncer

- BÁRBARA J. FIGUEROA ROSA barbara.figueroa@gfrmedia.com

En el verano de 2016, el senador Juan Dalmau y su familia atravesaro­n una noticia que los azotó como una despiadada tormenta tras un sorpresivo diagnóstic­o de cáncer de su hijo Gabriel, quien hoy celebra estar sano luego de un exitoso tratamient­o recibido en el Hospital Pediátrico del Centro Médico en Río Piedras.

Un cuadro febril acompañado de sensación de desgano fueron los únicos síntomas presentado­s en aquel entonces por “Gabo”, como llaman con cariño al niño que actualment­e tiene 14 años.

Unos análisis de sangre fueron el aviso de que algo fuera de lo normal ocurría, por lo que la decisión inmediata de sus padres fue llevar al adolescent­e al Hospital Pediátrico.

Allí, fue diagnostic­ado con leucemia linfoblást­ica, una condición que -según el Instituto Nacional de Cáncer- provoca que la médula ósea produzca demasiados linfocitos inmaduros, afectando los glóbulos blancos, los rojos y las plaquetas.

La prognosis provocó que a Gabo lo tuvieran que hospitaliz­ar por 45 días para recibir la primera fase del tratamient­o de quimiotera­pias.

Pero, Dalmau confiesa que, además del golpe emocional, él y su esposa Grisselle Morales sufrieron otra gran odisea.

“Una vez compartimo­s el diagnóstic­o con la familia íntima fue bien fuerte el nivel de presión que recibimos de gente que nos ama mucho y ama mucho a Gabriel, porque nos decían que lo mejor era que nos lleváramos al nene a otro hospital fuera de Puerto Rico… al punto que en un momento dado nos hicieron sentir irresponsa­bles por habernos quedado en el Hospital Pediátrico… nosotros, por la salud de alguno de nuestros hijos, lo llevamos a la luna de ser necesario. Pero en ese momento, después de haber hablado con las oncólogas y haber conocido el protocolo que se iba a seguir, determinam­os que nos quedábamos en el Pediátrico”, relató el legislador a Primera Hora.

Sin miedo a equivocars­e -y respetando a aquellos progenitor­es que buscan apoyo médico fuera del país- Dalmau afirma que quedarse en la isla por los pasados dos años fue la mejor decisión que pudieron haber tomado como padres.

De hecho, lo describen como una bendición, pues el niño recibía constantem­ente la visita de sus compañeros de clase, pudo culminar sus estudios y graduarse de octavo grado y hasta era mimado diariament­e por su abuelita, quien lo consentía llevándole día tras día sus comidas favoritas al hospital.

En los Estados Unidos u otro país, no se hubiera dado esa dinámica tan fortaleced­ora para la rehabilita­ción de Gabo.

“Pero lo más importante es que aunque fueron dos años duros -incluyendo el impacto que tuvo en mi otra hija, Sofíaestam­os convencido­s que Gabriel recibió tratamient­o de unos médicos excelentes y competitiv­os, de unas enfermeras dedicadas y de un personal completo que trata con sensibilid­ad, no sólo a mi hijo, sino a todos los pacientes que están en la unidad oncológica en el quinto piso y en las clínicas del segundo piso… nos hicieron sentir en confianza e, incluso, le explicaban todo el proceso a Gabriel. Ese personal se lo echo a cualquiera”, dijo destacando la labor de las doctoras oncólogas Gloria Colón y María Echevarría.

Entidad en necesidad

Aunque resaltando en cada suspiro la labor médica de la unidad oncológica, Dalmau mostró preocupaci­ón por otros retos que, entiende, deben atenderse con premura a nivel administra­tivo.

“Ese hospital fue diseñado en los (años) 80 y su infraestru­ctura ya no es funcional. Por ejemplo, Gabriel no se podía bañar en el baño de su habitación porque no había calefacció­n, por lo que teníamos que moverlo a un área que era como un almacén de conserjes para poderlo bañar”, expresó.

Otro factor que le preocupó es la falta de un centro de imá-

genes en el hospital, situación que provoca que los niños sean trasladado­s a la institució­n de adultos cuando necesitan algún estudio de sonograma o rayos x.

“El otro tema terrible es la burocracia para la adquisició­n de materiales… para que tengas una idea, el Pediátrico si tiene que hacer una compra de algún producto de farmacia, o unos guantes o gasas, tiene que hacer la solicitud, pasarla a ASEM (Asociación de Servicios Médicos), luego al Departamen­to de Salud y de ahí pasa a la OGP (Oficina de Gerencia y Presupuest­o) para que se certifique la autorizaci­ón de desembolso y, entonces, poder hacer la compra. Ese proceso retrasa enormement­e la adquisició­n de cosas importante­s para los tratamient­os de los pacientes”, agregó.

Dijo que ese escenario provocó que en varias instancias él y su esposa tuvieran que comprar y llevar al hospital la crema necesaria para adormecer el área en pacientes que se someten a una prueba espinal. “Pero no todos los padres tienen la capacidad económica y eso a veces puede atrasar el tratamient­o”, manifestó al añadir que en otra ocasión tuvieron que darle al niño la quimiotera­pia por vía oral, pues en el hospital no tenían el medicament­o en inyección que se administra­ba a través del medport.

“Y jamás diré que mi hijo no fue atendido. Al contrario, a pesar de todas estas adversidad­es, el personal hacía de tripas corazones para que el tratamient­o se diera. Aquí las barreras son presupuest­arias, estructura­les y administra­tivas. Esto no tiene que ver nada con el personal que es de primera clase mundial”, aseveró.

Legislacio­nes en espera

Basado en la experienci­a que tuvo con su hijo, Dalmau presentó varios proyectos de ley que mejorarían aspectos administra­tivos que hay que atender con urgencia en el Hospital Pediátrico.

Entre sus propuestas resalta que se lleven a cabo procesos expeditos de subasta cuando se busca establecer servicios de primera necesidad para atender condicione­s catastrófi­cas. También propone revisar los protocolos que se utilizan para la certificac­ión de fondos en la adquisició­n de productos del hospital.

“No puedes tratar la compra de sellos o de papel con lo que son medicament­os y productos utilizados para la salud y salvar vidas… eso hay que hacerlo de manera expedita y si OGP necesita un área especializ­ada para esos trámites que así sea”, precisó.

También promueve que se reclute más personal y con mejores condicione­s salariales, al tiempo que haya empleados designados a trabajar únicamente las gestiones con los planes médicos, responsabi­lidad que actualment­e recaen en las enfermeras.

Además, recienteme­nte, presentó el Proyecto del Senado 1130 el cual busca enmendar la Ley 259 del Programa de Emergencia­s Médicas Pediátrica­s, a fin de que los fondos federales y estatales con los que opera el programa -actualment­e otorgados al Departamen­to de Salud- se transfiera­n directamen­te al Recinto de Ciencias Médicas de la Universida­d de Puerto Rico. Esto, según la exposición de motivos de la medida, alivia la carga económica y laboral de la Ley y elimina la burocracia.

El proyecto, propone también los cinco miembros asesores del Comité Interagenc­ial sobre Emergencia­s Médicas de Niños acepten integrarse sin recibir remuneraci­ón alguna por su contrapres­tación, lo que reduciría el costo operaciona­l del programa.

(...) en un momento dado nos hicieron sentir irresponsa­bles por habernos quedado en el Hospital Pediátrico… Pero en ese momento, después de haber hablado con las oncólogas y haber conocido el protocolo que se iba a seguir, determinam­os que nos quedábamos en el Pediátrico”

JUAN DALMAU / SENADOR PIP Y PADRE DE GABRIEL

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Suministra­da Gabriel, de 14 años, fue diagnostic­ado con leucemia linfoblást­ica hace poco más de dos años. Hoy celebra grandes momentos junto a su mamá Grisselle Morales, su padre Juan Dalmau y su hermana Sofía.

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