“No aprendemos. Nos comportamos como si siguiéramos en la abundancia”
La mesura se fue de vacaciones. El pasado lunes, se reportó que en el Capitolio de Puerto Rico se colocaron dos bustos para honrar a los exgobernadores Luis Fortuño y Alejandro García Padilla.
A muchos se les cayó la quijada y no es para menos. De verdad que no dejo de rascarme la cabeza con algunos excesos de nuestra quebrada colonia.
Nos comportamos como si siguiéramos en la abundancia. No aprendemos. Primero fue la Plaza de Los Creyentes y ahora los bustos.
Aunque saquen la calculadora para justificar o señalar que el dinero invertido en los dos proyectos no representa una millonada, no deja de ser imprudente. Ambas cosas pudieron esperar para tiempos mejores.
Pero nuestra Asamblea Legislativa se comporta así. No de ahora, de siempre. Lo que duele es la complicidad. Los legisladores de los partidos mayoritarios actuaron en concubinato para el acto circense.
Peor fue que ambos exmandatarios acudieron al acto para develar unos bustos, que por cierto en nada se parecían a sus homenajeados. Es como si el destino les hubiese hecho una mueca por su torpe acto.
Por cosas como esta la Junta de Control Fiscal los tiene en la mira. Su presupuesto puede invertirse en cosas más útiles que en banales actos protocolares.
Si es bien es cierto que el resto de los exgobernadores tienen sus respectivos bustos en el segundo nivel de la Casa de las Leyes, la prisa no corría. Pudieron haber repetido lo que le dijeron a este medio cuando los confrontó con la posibilidad de hacerle una estatua a Donald Trump en el llamado Paseo de los Presidentes.
Por si no lo sabía, el paseo, creado por ley, honra a todos los presidentes que estando en funciones hayan visitado la Isla. Bajo esos criterios, Trump cualifica pues llegó aquí después de la emergencia de María para ver con sus propios ojos la magnitud de la catástrofe.
Al ser abordado sobre el tema, el presidente cameral Carlos “Johnny” Méndez dijo que no había dinero para invertir en esas cosas.
Lo que fue bueno para un asunto debió de haber sido igualmente bueno para todo lo demás. No para homenajes faraónicos.
En nuestra isla existen cientos de casos que ameritan la ayuda de una mano amiga. Personas enfrentando enfermedades catastróficas; casas que nunca recibieron ayuda por formalismos, pero que tienen seres humanos enfrentando retos de calidad de vida, en una isla que dice estar a niveles del primer mundo, pero que cada día resalta su decadencia y pobre calidad de vida.
Aquí no hay prisa para el Instituto de Ciencias Forenses, para el terminal de lanchas de Vieques y Culebra, para la sedimentación de los embalses, etcétera, etcétera, pero sí para la jauja. Es el doble discurso de siempre. Yo solo presento cuáles son las prioridades de nuestros apreciados legisladores. Solo siguen abonando a su buena fama.
¿Habrá alguien que pueda poner orden en la casa? Veremos.