“Levanto bandera ante una conducta que se ha tornado común en el mundo de las redes sociales: la especulación”
NORMANDO VALENTÍN
Durante las pasadas semanas, el pueblo de Puerto Rico ha vivido días inéditos en cuanto a gobernanza y política se refiere. Ha sido una montaña rusa de emociones. Información abundante. Intrigas. Cuchicheos. Rumores. En fin, todo cambia con giros inesperados, minuto a minuto.
Los profesores de Derecho y de Ciencias Políticas han admitido que la realidad superó cualquier hipótesis presentada en los salones de clases. Así ha sido esta aventura democrática.
Sin embargo, levanto bandera ante una conducta que se ha tornado común en el mundo de las redes sociales. Hablo de la especulación. Admito, es inevitable que ocurra y puedo entender cómo ciudadanos particulares u otros profesionales puedan entrar en esos juegos. Reconozco que muchos gustan de cultivar esas especulaciones. Entretienen a unos y son mal utilizados por otros con agendas definidas. No obstante, los compañeros de la prensa no deben caer en tales tentaciones.
De momento, vemos algunos colegas, agraciadamente no son muchos, abusando del concepto de las fuentes. Todos en algún momento hemos utilizado confidencias o personas que nos privilegian con información para enriquecer nuestro trabajo. Sin embargo, una cosa es tener la confianza de personas que nos nutren con información y otra, vanagloriarse de contar con incontables e inagotables recursos. De momento, entramos al “matrix” de las redes como si fueran los grandes gurús. Adulan de no fallar. Restregan su arsenal de “fuentes” como si fueran los cocorocos de la avenida. Vaticinan sucesos como astrólogos, en lugar de profesionales de la información.
Mucho ojo. Las redes son una herramienta vital de comunicación. Es utilizada con efectividad por los políticos y gobernantes. Como todo en la vida, otros la usan mal. Pero lo que deja con la boca abierta, es el guille de oráculo que han asumido algunos.
Si uno busca la definición de oráculo, encuentra que se refiere al lugar donde se acudía en la antigüedad a buscar una respuesta infalible a cierta pregunta. Ese oráculo estaba representado por algún templo, estatua dedicada a algún Dios antiguo o hasta algún foso misterioso.
Esos oráculos de los que hablo, mencionaron la llegada de innumerables agentes federales para operativos de cuello blanco. Tal y como el de dos alcaldes de municipios que comenzaban con la letra M y C. Apuntaban a la salida de guaguas negras para llevarse a uno que otro funcionario o cabildero. De hecho, hablaron de un misterioso sobre sellado en Miami, cual contenía acusaciones contra una figura conocida. En fin, nada se materializó.
El calendario sigue deshojando páginas y nada ocurre. Todo terminó en ruido. No dejo de recordar que el pasado cuatrienio se decía que las guaguas negras de los “federicos”, se llevarían a Jaime Perelló y hasta a don Aníbal Vega Borges. ¡Ajá!, por ahí andan de manera campechana. Nunca ocurrieron sus arrestos o incluso acusaciones a nivel federal. Flaco servicio el que se hace lanzando este tipo de información. Respetuosamente, pienso que el periodista está para indagar sobre hechos consumados. Descubrir asuntos turbios. Denunciar. Exponer o poner en perspectiva situaciones de la actualidad, como la crisis democrática que enfrentamos.
Lo demás sale sobrando.
“Levanto bandera ante una conducta que se ha tornado común en el mundo de la redes sociales. Hablo de la especulación... Reconozco que muchos gustan de cultivar esas especulaciones... No obstante, los compañeros de la prensa no deben caer en tales tentaciones”