EL ESTUDIO DE SU VIDA NUNCA DEBE CESAR
Roberto Clemente seguirá siendo una figura venerada en Puerto Rico gracias a eventos como el realizado ayer durante su natalicio número 85.
Allí, en el teatro Fortunato Vizcarrondo del del pueblo de Carolina, mientras los invitados especiales deleitaban a los asistentes con anécdotas e historias de Clemente, la adolescente de 17 años, Mirelys Quiñones, se devoraba el libro Roberto Clemente: aún escucha las ovaciones, de Luis Rodríguez Mayoral.
El libro es propiedad de su padre, Eddie, quien llevó a Mirelys a la actividad junto a su hermana Natalie, de 15 años.
Mirelys y Natalie son la tercera generación de los loiceños Quiñones impactada por Clemente. La primera generación fue la de Cocó (Pascual), el abuelo de las niñas, padre de Eddie y Cangrejero como Clemente.
“Crecí con las historias de Clemente. Mi abuelo me hacía las historias de cuando iba con mi papá a los juegos. Lo que me gusta de Clemente es que era una persona inteligente que ayudaba a los pobres. Y vi en una entrevista vieja que él decía que representaba a la gente común de América”, dijo Mirelys.
Quiñones dijo que sus hijas son una esponja de conocimiento y que les ha enseñado su pasión por el béisbol que jugó en Loíza, con los Potros de Las Lomas y en Arrevica.
Natalie contó que aún así, hace falta más enseñanzas sobre Clemente, quien murió hace 46 años, el equivalente a entre tres a cuatro generaciones.
“La gente de mi edad sabe quién es Clemente, pero no sabe los detalles”, opinó Natalie, quien también conoce del legendario pelotero Víctor Pellot a través de su escuela.