Medio siglo con un maestro
Con un amplio repertorio, Rubén Blades deleitó a su fanaticada ayer en el Coliseo de Puerto Rico
La cita era a las 5:00 p.m., según aparecía en el boleto de entrada, pero ya desde las 3:00 p.m. el público comenzaba a llenar ayer los alrededores del Coliseo de Puerto Rico para el concierto 50 años de música de Rubén Blades. La expectativa era grande y las caras de la muchedumbre lo demostraba.
A eso de las 5:20, más de la mitad de las sillas estaban llenas y afuera las filas eran extensas. DJ Alex de Puerto Rico gana (Telemundo) calentaba a la audiencia en la sección de arena regalando dinero.
Faltando 7 minutos para las 6:00 de la tarde, las luces del Choliseo se apagaron y los gritos del público retumbaron fuerte. Las gradas estaban llenas y el ambiente era electrificante.
Rubén Blades apareció en la tarima a los acordes de Plástico. Un pequeño ajuste de sonido fue necesario, tras lo cual la voz del panameño resonó como si el tiempo no tuviera efecto en él.
“Muchas gracias. Muchas gracias por estar aquí. Es un honor estar aquí en Puerto Rico. Vamos a hacer una visita a todos estos años de música”, explicó antes de dar muestra de su sentido del humor con una reflexión sobre las cosas materiales y cuánto valor les da mucha gente.
Siguió con La mora y las primeras parejas tomaron el espacio detrás de la sección de arena para bailar.
“Yo pensé que no regresaba porque ya me había despedido”, señaló al agradecer al productor César Sainz por el concierto.
En Paula C intervino el primer invitado, Luis “Perico” Ortiz, quien le dio pique al tema con su trompeta.
Blades mantuvo el formato del “entertainer”, conversando con el público sobre las canciones, sus compositores, arreglistas y el contexto en que surgieron, arrojando valiosa información histórica, desconocida para la gran audiencia.
Fue una velada larga con más de 30 canciones con las que intentó resumir 50 años de carrera. Pablo Pueblo, Ligia Elena, Juan Pachanga, Manuela y El cantante lo acompañaron. Tiburón, Maestra vida, Decisiones, Todos vuelven, Dime… el repertorio era buenísimo y la complicidad del público fue total.