AGONIZA SU ESPERANZA
Denisse Negrón asegura que la investigación por la desaparición de su padre don Luis Negrón, luego del paso del huracán María, ha sido lenta, atropellada y negligente
Unos días después del catastrófico azote del huracán María, el 20 de septiembre de 2017, don Luis “Chiquín” Negrón Ramírez, quien comenzaba a dar señales de demencia, desapareció de su hogar ubicado en el barrio Boquerón en Cabo Rojo y desde entonces se desconoce de su paradero.
Su familia informó enseguida a las autoridades lo ocurrido con el carpintero que, para entonces, tenía 74 años.
A pesar de los múltiples esfuerzos de los parientes de don Luis, el seguimiento de la investigación ha sido lento, atropellado y negligente.
Así lo denunció a Primera Hora Denisse Negrón, una de sus dos hijas, al indicar que fue precisamente a través de las páginas de este periódico que supo que el caso de su progenitor es uno de cuatro incidentes que la Policía de Puerto Rico identifica como pesquisas pendientes a análisis patológicos en el Negociado de Ciencias Forenses (NCF).
Según información publicada en Primera Hora el pasado 16 de septiembre, el caso de don Luis es parte de un puñado de desapariciones que la agencia determinó que estaban vinculadas al azote del huracán María.
En nuestra entrevista, la Policía alude a que en la investigación específica del carpintero, el caso prácticamente está en el limbo porque el NCF no ha entregado el resultado de unas muestras comparativas de ADN que se le habían hecho a las hijas del hombre con las de una osamenta encontrada en la playa Buyé en Cabo Rojo, el 30 de diciembre de 2018; la zona queda a 10 minutos de donde desapareció don Luis.
“A mí se me fue el mundo al piso cuando leí el periódico, quedé en shock, no sabía qué hacer… porque lo último que a nosotros nos habían dicho en marzo es que esa osamenta -un hallazgo que supimos porque salió publicado en un periódico regional de Mayagüez- le pertenecía a un animal”, destacó Negrón al explicar que la información le fue provista por una funcionaria del NCF identificada como Mirtia Rodríguez.
La mujer agregó que tan pronto leyó la noticia llamó a la comandancia de Mayaguez procurando al agente Alexis Laracuente (el cuarto oficial asignado al caso) y este se mostró asombrado.
“Laracuente me indica que desconocía la información que salió en el periódico y me dijo que ya él no está en el caso porque lo movieron de división. Aun así me pidió que le diera hasta esta semana para ver si podía investigar algo. Pero lo que es peor es que ni a Laracuente, ni al sargento Joel Ayala (encargado de la división de Desaparecidos en el oeste) los llamó alguien de Ciencias Forenses para decirles que la osamenta encontrada en Buyé era de un animal. De hecho, ellos dicen que eso no puede ser porque estuvieron al momento de levantar y recuperar pruebas en la playa y esa osamenta es de un humano”, sostuvo la fémina, quien tiene en su poder unas fotografías de los restos que le proveyó el médico que las encontró en Buyé.
Indicó que ante lo ocurrido no sabe qué agencia dice la verdad, pero reiteró que pone en dudas la explicación que le ofrecieron en el NCF pues durante los pasados dos años han demostrado “no tener empatía”.
Y es que la hija alega que cuando aparecieron los restos, la Policía le explicó que examinar los huesos “sería bien difícil” pues no habían arqueólogos forenses en el NCF.
En cambio, Laracuente le había expresado que para enero (2019) llegarían unos patólogos de Estados Unidos y que “iban a ver si el tiempo que estuvieran en la isla podían estudiar el caso de mi papá”.
Posteriormente, el 5 de febrero pasado, el agente se comunica nuevamente con la familia y les indica que se dirigieran “rápidamente” al NCF regional de Mayagüez porque “pensaban” que la osamenta encontrada podía ser de su papá y había que autorizar el análisis.
Allí, tras llenar el papeleo, les informan que el proceso de comparación de ADN podía tardar “hasta tres meses”.
Sin embargo, fue el 19 de marzo pasado, que Mirtia Rodríguez le comunica a Denisse que no se puede hacer más porque la osamenta pertenecía a “un animal”.
No le dio más detalles, aun cuando pidió alguna prueba certificada y por escrito.
Desde entonces, la familia de don Luis -resignada ante el dolor de no poder cerrar este doloroso capítulo de sus vidasno supieron nada más del caso hasta que Primera Hora publicó la historia la semana pasada en la que el sargento Ramón Pabón Martínez asegura que el proceso de evaluación patológica está pendiente a una conclusión forense.
Dadas las circunstancias, la familia sospecha que Rodríguez pudo haber dado una respuesta por “salir del paso” y en realidad no se ha analizado la osamenta encontrada ante la falta de especialistas y de la crisis que atraviesa la agencia.
Y si en efecto se concluyó que los restos no son humanos, exigen saber por qué nunca se notificó a la Policía y quieren que se les entregue evidencia de los análisis realizados.
“Al señor Elmer Román, secretario de Seguridad Pública, le pido que piense cómo se sentiría si se tratara de su papá o de algún familiar cercano. Estoy segura que usted se sentiría tan angustiado como nosotros. Por favor, ayúdenos, necesitamos saber qué pasó con mi papá. Queremos que nos respondan, que nos digan qué está ocurriendo”, suplicó la mujer.
Primera Hora solicitó una reacción al Departamento de Seguridad Pública, agencia que cobija al Negociado de la Policía y al Negociado de Ciencias Forenses, pero Kiara Hernández, la portavoz de prensa, indicó que solicitaría información completa sobre el caso hoy por tratarse de asuntos administrativos al que no se tiene acceso durante los fines de semana.