Primera Hora

Tin-marín- de-do-pingüé

- NORMANDO VALENTÍN PERIODISTA / normandova­lentin@gmail.com

Mire mi hermano. Dejémonos de chiquitas y vamos a decir las cosas como son. Cuando octubre comienza a calentar los motores de cara al período de candidatur­as de diciembre, encontramo­s al Partido Popular Democrátic­o jugando al Tin-marín.

A pesar de contar con múltiples voluntario­s para la máxima candidatur­a de su partido, vemos que pisan y no arrancan, mejor dicho, no los dejan pisar y arrancar.

Los alcaldes y algunos líderes intermedio­s de esa colectivid­ad todavía miran por la ventana para ver si en la lejanía asoma su cara, El Cid Campeador de Patillas.

Viven suspirando, más que Julieta por Romeo, con “el Colorao” David Bernier. Cincos valientes, han hecho de todo para conquistar el corazón popular y nada, se pasean por la Isla, citan conferenci­as de prensa y nada.

Sus actividade­s proselitis­tas se ven ralitas de público, pues siempre está el susurro del líder local diciendo “no vallan, esperemos por David”. “Es muy temprano, aún queda tiempo”, comentan por lo bajo para justificar su inacción o evadir el acudir a la cita con la o el precandida­to alguno. Evitan salir en la foto, así podrán decirle al caballero andante de la voz ronca, “Viste, esperé por ti”.

Con su maniobra admiten sin decirlo, que ven pocas esperanzas de prevalecer frente al Partido Nuevo Progresist­a. Esto es lo que uno puede deducir, cuando la tinta hace carne los temores vertidos ayer en las páginas de El Nuevo Día. Los chicos aguardan por su mesías. Sin embargo, él no da muchas señales.

El panorama no es fácil para David. El proceso electoral pasado fue amargo. Está pagando una deuda y el calor político no fue del agrado de su esposa que está acostumbra­da al cariño general del ciudadano. Alexandra es pueblo, sonrisa afable, vivaracha y genuina. No entiende esas malas costumbres del puertorriq­ueño que lleva a la hoguera a cualquier ser humano que se atreva a expresar su preferenci­a política, si es contraria a la suya. Sus hijos ya tienen la edad de entender las crueldades que se dicen en una campaña política, en la barbaridad o medias verdades, son dueños y señores de las redes sociales. Todo ello se discute en la casa de los Bernier-Fuentes. Sin lugar a duda, son conversaci­ones retantes.

Pero el PPD deshoja margaritas y prefiere seguir esperando. El tiempo pasa y no ocurre nada, son una iglesia sin papa. Tienen un vacío más que evidente, lo que explica que a estas alturas las arcas financiera­s de los aspirantes estén tan raquíticas como las asistencia­s a sus actividade­s. Los alcaldes tienen la brida aguantada.

Con esa acción no tan solo lesionan el poder de captación de los precandida­tos, sino también de la colectivid­ad misma, que está igualmente quebrada. Todos fuimos testigos de los malabares para pasar el cepillo y hacer una colecta relámpago con el fin de evitar que le cortaran el servicio de agua potable a su comité central. Quedaron en evidencia, están no tan solo quebrados de dinero, sino de ánimo. Tienen una convención citada, pero se percibe poco entusiasmo.

El poder de fiscalizac­ión es pobre, se escuchan casi las mismas voces todo el tiempo. Su presidente hace un trabajo adecuado, pero luce igualmente solo. Así luce la radiografí­a del principal partido de oposición ante el panorama político isleño. No tienen energía, no existe vigor, no proyectan esperanza.

Resulta increíble, pero así es. Van caminando por inercia. Tal vez, esperando regresar al poder gracias a que el partido de gobierno se esfuerza por perder.

Los puertorriq­ueños debemos reflexiona­r. ¿Dónde está la propuesta para catapultar­nos al futuro de manera esperanzad­ora? Estamos en nuestra peor encrucijad­a de gobernanza y la aguja del tanque de la esperanza marca “empty”.

El PNP no está mucho mejor que su envejecido adversario. Allá, ni sede de partido tienen, de ellos escribiré más adelante. Hoy miro al PPD rascándome la cabeza viendo cómo el calendario pasa mientras siguen jugando al Tin-marín-de-do-pingüé. Mientras eso pasa, la mejor alternativ­a para muchos hermanos sigue siendo el aeropuerto Luis Muñoz Marín. Qué pena.

“Pero el PPD deshoja margaritas y prefiere seguir esperando. El tiempo pasa y no ocurre nada, son una iglesia sin papa”

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