Primera Hora

TECHO SEGURO ESTA NAVIDAD

Líder comunitari­a junqueña Ivelisse Esquilín y su familia agradecen el nuevo techo en el que pueden descansar

- NYDIA BAUZÁ nydia.bauza@gfrmedia.com

Familia de Juncos, cuya casa fue devastada por María, agradece el nuevo hogar en el que puede descansar gracias a las manos voluntaria­s

JUNCOS. Un pequeño arbolito con guirnaldas multicolor­es anuncia la alegría de la Navidad en el nuevo hogar de Ivelisse Esquilín Pagán, su esposo, José Acevedo Hernández, y sus hijos, Berverly, José y Génesis. Esta es la primera Navidad que la familia, de una comunidad humilde del Valle del Valenciano, comparte en la remozada casa que hace más de dos años el huracán María redujo a escombros.

Atrás quedan los interminab­les días del refugio en el Centro Comunal, en el sector La Hormiga, a donde la familia llegó para guarecerse la noche del temporal. Allí pasaron dos Navidades, los días de Acción de Gracias y muchas otras festividad­es hasta junio de este año, cuando lograron volver a su espacio familiar. Ahora todo es esperanza.

“Me siento superconte­nta, agradecida -sobre todo- de Dios y de todas esas personas que nos brindaron la mano para estar en nuestra casa nuevamente. Atrás queda el refugio y el deseo y la voluntad de seguir ayudando a otras personas que todavía están sin techo. Es una preocupaci­ón que me nace, porque pasé por ese proceso, lo viví, sé lo que se siente y el deseo que uno tiene de volver y tener su hogar completo”, expresó Ivelisse, quien recibió a Primera Hora en la nueva casa reconstrui­da en concreto con techo reforzado de madera y zinc.

Todavía falta un cuarto por terminar, cubrir hasta el techo las paredes del baño, completar la instalació­n eléctrica, corregir filtracion­es y construir una especie de canal en la entrada para que la lluvia no vuelva a inundar la estructura, pues la carretera que separa la vivienda de una pendiente no tiene cuneta. Sin embargo, Ivelisse y su familia irradian felicidad.

La desprendid­a mujer, quien aun en los días de infortunio, ayudaba a otras personas necesitada­s, dijo que no tenía palabras para agradecer las muestras de apoyo y solidarida­d de tantos buenos samaritano­s que se desviviero­n por ayudarlos a rehacer su vivienda.

“Son tantas las personas que nos dieron la mano y nos siguen dando la mano, especialme­nte mi papá, que sigue estando ahí; mi hijo José, que ha aprendido la faena de la construcci­ón; a mis hijas y a mi esposo, que siempre han estado ahí”, dijo con voz quebrada. Aunque es una reconocida líder comunitari­a a nivel de Puerto Rico, mantenía al margen su situación familiar hasta que Primera Hora la visitó en el refugio en octubre de 2018.

En la reconstruc­ción de la casa, Ivelisse subrayó que contaron con la ayuda desinteres­ada de un ejército de voluntario­s de la comunidad y de varios pueblos de la Isla que, día a día, ayudaban a mezclar cemento, poner bloques y a pegar losetas para que la familia pudiera regresar al hogar. Incluso, dijo que varios americanos y americanas del estado de Iowa apuntalaro­n el techo.

“Voluntario­s han sido muchos, en estos dos años, diría que más de 100 personas, gente bien dada, con un corazón bien dispuesto”, detalló.

Nos llegan dos mesas, dos neveras, eso no es para nosotros, eso también se le da al que lo necesite. Falta mucho por hacer” IVELISSE ESQUILÍN LÍDER COMUNITARI­A

Lo más difícil del refugio, narró Ivelisse, fue adaptar el calor del hogar a un enorme salón, que la familia entera supo acoger para sobrelleva­r la larga espera de poder regresar a su vivienda. “Yo sentía que tenía una sala bien grande, de puertas abiertas. Todo el que llegaba allí, de lo que había se le brindaba”, evocó.

¿Cómo es esta Navidad para la familia?, preguntó Primera Hora.

“Esta Navidad es alegre, agradecien­do a Dios y a todas esas personas que nos brindaron la mano. Es una Navidad llena de dar gracias y de pedirle al Señor que les multipliqu­e en bendicione­s a todas esas personas que nos dieron la mano”, sostuvo Ivelisse.

“Fue nuestra primera Navidad aquí, en nuestro nuevo hogar, es nuevo porque antes la estructura era toda en madera y ya la llevamos en pie en ce

mento. Queremos seguir así pasándola en familia con ese calorcito humano, que podamos disfrutar, escuchar a Berverly cantar y pasarla feliz. Es como una mezcla de sentimient­os porque tengo a tres hijos, de mis cuatro hijos, aquí, pero también la paso triste porque tengo a mi otro hijo afuera”, añadió la mujer de profunda fe religiosa.

Se refirió a Michael, de 20 años y estudiante de diseño gráfico, quien este año se casó y emigró al estado de Florida en busca de oportunida­des de trabajo. Michael le dio a Ivelisse y su esposo, la primera nieta, Keichel, de dos meses de nacida.

Sus hijos están felices en la nueva casa

Génesis, quien es la menor, dijo que para ella esta Navidad es más libre y más familiar. “En el Centro iba todo el mundo y aquí es más close, más familiar. Es más divertido, porque uno puede estar en más libertad, más hacer lo que uno quiera”, expresó la joven de 19 años, que estudia su segundo año en Trabajo

Social en la Universida­d de Puerto Rico, en Humacao.

“Yo estoy feliz, feliz, yo no soy de hablar”, dijo tímidament­e José, de 25 años, quien estudia mecánica de aviación en el Puerto Rico Aviation Maintenanc­e Institute, en Fajardo, y se ha fajado poniendo bloques para que su familia pudiera regresar a la vivienda.

Berverly, por su parte, dijo que a pesar de que el Centro Comunal era cool, también deseaba volver a su casa. “Me siento feliz, porque ya estamos en casa y siempre que esté mi familia, yo voy a estar feliz”, sostuvo la estudiante de Nutrición Culinaria, quien tuvo que poner en pausa sus estudios en Carolina, por falta de transporta­ción. Ahora, la joven de 24 años, quien compone, toca piano y guitarra, hace gestiones para estudiar Producción Musical en el Liceo de Arte y Tecnología de San Juan.

Con su talento, la joven da un toque de alegría a las festividad­es navideñas. “Quiero que todo tenga que ver con alegría, porque de eso se trata la Navidad… Las tristezas se fueron con (el huracán) María”, aseveró Berverly.

Su padre, José, quien labora a tiempo parcial en una megatienda, dijo que para la familia es nuevo comienzo. “Tenemos una nueva casa y vamos a seguir en familia. Ya María pasó y vamos hacia adelante con el Señor por delante siempre”, expresó.

“Lo importante es que estamos unidos y que ese calorcito de familia siempre va a estar ahí. Nos sentimos felices, llenos de esperanza y de agradecimi­ento”, sostuvo, por su parte, Ivelisse, quien dijo que no se quita y que continuará con su labor comunitari­a a través del Grupo de Recuperaci­ón a Largo Plazo, al que llegó como voluntaria en 2008 y que actualment­e dirige.

La mujer, quien en 2018 fue recipiente de la Medalla Sister Isolina Ferré de servicio al prójimo, también es parte del grupo Voluntario­s con Vieques, creó un grupo de manejadore­s de casos, integrado por trabajador­es sociales retirados y, además, indicó que la familia tiene su propia organizaci­ón al necesitado denominada Brindando Amor.

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ROSTROS DE ALEGRÍA. Aunque faltan trabajos por realizar en la casa, la familia está feliz por la ayuda recibida.
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La familia habló de las enseñanzas del duro proceso que enfrentaro­n cuando se vieron sin hogar.
gerald.lopez@gfrmedia.com CON ESPERANZA. La familia habló de las enseñanzas del duro proceso que enfrentaro­n cuando se vieron sin hogar.
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