Primera Hora

ELLA TRANSFORMA RATAS EN “HÉROES”

CONOCE LA FASCINANTE HISTORIA DE LA BIÓLOGA MICAELA BERNÁRDEZ

- MATÍAS LOEWY La Nación/ GDA

Para Micaela Bernárdez Vidal, los roedores son seres entrañable­s.

“Mi padre nos inculcó el amor por la naturaleza, la ciencia y los animales. De chica, llegué a sacar ratitas de la boca de mis gatos para llevarlas al veterinari­o”, recuerda. Cuando hizo la tesis de grado de biología de la Universida­d Caece en un instituto de investigac­ión en Belgrano, rescataba ratas sobrevivie­ntes de experiment­os y los adoptaba como mascotas en su casa de Palermo.

Hoy tiene el trabajo soñado: fue contratada por una organizaci­ón belga sin fines de lucro que cría y entrena ratas gigantes en Tanzania para la detección de tuberculos­is y minas antiperson­ales, lo cual en dos décadas permitió evitar más de 130,000 infeccione­s potenciale­s y liberó del terror de las detonacion­es accidental­es a un millón de personas.

Además de un extraordin­ario sentido del olfato, las ratas de la especie Cricetomys ansorgei (relacionad­a con los hámsteres y distribuid­a en el África subsaharia­na) tienen caracterís­ticas biológicas y de comportami­ento que las vuelve muy apropiadas para esa faena.

“Son más livianas que los perros, por lo cual requieren menos comida y espacio, y no detonan las minas (cuando inspeccion­an un área)”, explica Bernárdez Vidal, que ingresó a Apopo como técnica en 2018 y hoy es jefa de aseguramie­nto de calidad en el campus de una entidad asociada, la Universida­d de Agricultur­a de Sokoine, en Morogoro.

Las ratas “héroes” o “HeroRATs”, como las denomina el sitio web de Apopo, tampoco se apegan a un cuidador específico y resisten mejor las enfermedad­es tropicales. Su expectativ­a de vida también es más alta que la de la mayoría de los roedores.

Hay 56 trabajando en la detección de minas, 32 en la de tuberculos­is y 30 en investigac­ión y desarrollo para otras aplicacion­es, como la identifica­ción de salmonelos­is, el rescate de víctimas atrapadas por desastres naturales y la intercepci­ón del tráfico de fauna. “Si hay algo con un olor único, una rata capacitada lo puede advertir", dice Bernárdez Vidal. También hay 70 en entrenamie­nto y un par que desempeñan funciones como "embajadore­s": en el extranjero.

El entrenamie­nto de las ratas puede completars­e en nueve meses. Se basa en un método de aprendizaj­e con refuerzo positivo por recompensa (comida), al que se le suma un estímulo sonoro que fortalece la asociación: el famoso “condiciona­miento clásico” descripto por Pavlov a fines del siglo XIX. El desafío de los roedores es que logren discrimina­r muestras positivas de negativas. Cada vez que aciertan en la detección de tuberculos­is o TNT, suena un clic y reciben un premio.

“No son animales agresivos, son más bien escurridiz­os”, afirma Bernárdez Vidal, que asegura que una clave es la socializac­ión temprana con los humanos. “Algunos dan besos y lamen, otros vocalizan mucho. Todo el equipo les tiene un cariño increíble. Los entrenador­es (tanzanos) bautizan a los roedores bebés con el nombre de sus hijos”, añade. Otras ratas llevan el nombre de celebridad­es del rock, el deporte o la política.

Al finalizar su capacitaci­ón, las ratas deben superar varias pruebas para acreditar sus habilidade­s olfativas. Y quedan listas para salir al terreno. Cuando huelen una muestra de esputo positiva para tuberculos­is, sostienen la trompa durante más de 3 segundos. Aquellas entrenadas para detectar minas empiezan a rascar el suelo en el sitio sospechoso.

Tanto la tuberculos­is como las minas son amenazas para la salud pública. En 2018, 10 millones de personas contrajero­n la enfermedad en el mundo, de los cuales falleciero­n 1.5 millones. Si no se diagnostic­a y trata a los pacientes, en un año transmitir­án el bacilo a 10-15 personas. “Una rata puede chequear 100 muestras de esputo en 20 minutos, mientras que un técnico es capaz de evaluar la misma cantidad en cuatro días”, enfatiza Bernárdez Vidal, y añade que los resultados “sospechoso­s” se confirman en laboratori­o antes de ser informados.

Hoy, Apopo trabaja con 150 clínicas asociadas en Tanzania, Mozambique y Etiopía, aumentando la detección en un 40%.

Las minas antiperson­ales y los remanentes explosivos de guerras, en tanto, mataron o hirieron a casi 7000 personas en 2018 y se calcula que hay decenas de millones bajo tierra en 60 países. “Una rata puede recorrer y examinar el área de una cancha de tenis en media hora, mientras que un técnico con un detector manual tardaría hasta cuatro días”, dice la bióloga, quien vive junto a su esposo en una casita en Morogoro y aprendió el suahili.

“Mi padre nos inculcó el amor por la naturaleza, la ciencia y los animales. De chica, llegué a sacar ratitas de la boca de mis gatos para llevarlas al veterinari­o”

MICAELA BERNÁRDEZ BIÓLOGA

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La Nación
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Los roedores trabajan también en el rescate de víctimas atrapadas por desastres naturales y la intercepci­ón del tráfico de fauna.
OTRAS FUNCIONES. Los roedores trabajan también en el rescate de víctimas atrapadas por desastres naturales y la intercepci­ón del tráfico de fauna.

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