VULNERABLES NUESTROS VIEJOS EN TIEMPOS DE TOQUE DE QUEDA
Expertos coinciden en que la medida para protegerlos contra el coronavirus tiene un efecto dramático en nuestra población de la tercera edad
El distanciamiento social parece ser la mejor vía para contener la propagación del coronavirus COVID-19, pero esta a su vez es una medida que podría posibilitar el aislamiento social, lo que ya se considera un problema en la comunidad de población de edad avanzada en la Isla.
¿Está contemplado este escenario para las autoridades gubernamentales en tiempos de toque de queda?
Según el expresidente del Colegio de Profesionales del Trabajo Social en Puerto Rico, Larry Emil Alicea, la respuesta es “no” y el ente gubernamental “carece de justificación alguna, pues estamos escuchando sobre el coronavirus desde enero”.
El toque que queda estipula que las personas deberán estar en sus casas y solo se les permitirá salir a buscar alimentos, atender una emergencia de salud o ir a trabajar en ciertos sectores. Este aislamiento, por lo pronto, vence el 30 de marzo.
Al momento, en la Isla hay cinco casos positivos a coronavirus. Las edades de los pacientes fluctúan entre los 65 y 87 años.
“Lo peor es que esto se veía venir porque el gobierno minimizó la amenaza del coronavirus y no planificó para atender las necesidades que ahora están ocurriendo y que tienen un efecto dramático en nuestros viejos que son, precisamente -aunque suene irónico- los más vulnerables también con este virus”, dictó Alicea.
Aunque la Organización Mundial de la Salud (OMS) dice que todavía hay mucho que aprender sobre la forma en que el COVID-19 afecta a los humanos, advierte que las personas mayores y las que padecen afecciones médicas preexistentes desarrollan casos graves de la enfermedad con más frecuencia que otras.
De hecho, datos provistos por los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), indican que en China -lugar que comenzó el virusse analizaron 44,000 casos a inicio de la crisis y se determinó que la mayoría de los casos (77.8%) ocurrió entre pacientes de 30 a 69 años, siendo los mayores de 60 los que más complicaciones presentaron y murieron. La proporción de letalidad fue de 14.8% en mayores de 80 años; 8% en personas entre 70 y 79 años; y 3.6% entre aquellos entre los 60 y 69 años.
Aunque Alicea está de acuerdo con que hay que tomar medidas rigurosas para frenar el acelerado proceso de propagación del virus que ha causado la pandemia del COVID-19 -enfermedad que hasta hoy había sido diagnosticada a nivel mundial en 197,597 persootronas y causado la muerte de 7,954 individuos-, opina que haber activado una estricta cuarentena sin un protocolo eficaz provocará “recrudecer la precariedad que ya viven nuestros viejos”.
“El que tiene privilegios hizo compra de alimentos y medicamentos para pasar la emergencia y seguirá pagando servicios esenciales. Pero los que siempre han tenido poco -y ahí hay muchos de nuestros viejos que viven solos o entre parejas que se cuidan uno al sufrirán consecuencias graves. El plan del gobierno tenía que estar acompañado de uno de provisión de servicios sociales para las comunidades vulnerables”, sentenció al urgir a las autoridades a que se establezca un plan de desastres dirigido a la población y que el mismo se haga público inmediatamente.
En junio de 2018, la Oficina del Censo Federal indicó que dos de cada 10 habitantes en Puerto Rico tenían 65 años o más. Esas mismas estadísticas hicieron referencia a que para el 1 de julio de 2017, la población igual o mayor a 65 años de edad en Puerto Rico alcanzaba más de un 20%.
De otra parte, datos publicados en el Informe de Progreso del Comité de Reto Demográfico (2019) se advierte sobre una serie de carencias que sufren los viejos en Puerto Rico, destacando que en la Isla se ha reflejado un aumento en la inactividad física y el aislamiento social. “Esto puede llevar a un aumento de las enfer