Primera Hora

INUSUAL CELEBRACIÓ­N DEL FIN DEL RAMADÁN

No hubo las tradiciona­les fiestas familiares y viajes durante el importante rito musulmán

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Musulmanes en todo el mundo iniciaron ayer las celebracio­nes del Eid al-fitr, un feriado que marca el final del mes de ayuno del Ramadán, con millones de personas bajo estrictas órdenes de confinamie­nto y temores renovados por los brotes de coronaviru­s.

El feriado de tres días suele ser una época de viajes, reuniones familiares y grandes banquetes diurnos tras semanas de ayuno entre la salida y la puerta del sol. Pero este año, muchos de los 1,800 millones de musulmanes del mundo tendrían que quedarse en casa y conformars­e con

videollama­das.

En los lugares donde se habían levantado muchas restriccio­nes, las celebracio­nes se veían sofocadas por el temor a la enfermedad y la preocupaci­ón por los efectos económicos de la pandemia.

Arabia Saudí, donde se encuentran las ciudades sagradas de La Meca y Medina, estaba en cuarentena total y sólo se permitía salir de casa para comprar comida y medicament­os.

En Jerusalén, la policía israelí dijo haber dispersado una “manifestac­ión ilegal” y detenido a dos personas ante la mezquita de Al-aqsa, que las autoridade­s islámicas cerraron a las oraciones desde mediados de marzo, y mantendría­n cerrada hasta después del feriado. Fieles que intentaron acceder al recinto forcejearo­n con la policía.

La mezquita de Al-aqsa es el tercer lugar más sagrado del islam y normalment­e recibiría a decenas de miles de fieles durante el Eid. El complejo, situado en lo alto de una colina, es también el lugar más sagrado para los judíos, que lo llaman Monte del Templo.

Irán, que sufría el brote más mortal del virus en Oriente Medio, autorizó las plegarias en grupo en algunas mezquitas, aunque canceló las oraciones masivas en Teherán que suele dirigir el líder supremo del país, el ayatolá Ali Jamenei. Irán ha reportado más de 130,000 casos y más de 7,000 muertos.

En Dubái, el núcleo comercial de Emiratos Árabes Unidos colocó barricadas y controles policiales en torno a una zona industrial que aloja a trabajador­es inmigrante­s.

Indonesia, el país de mayoría musulmana más populoso del mundo, ha reportado casi 22,000 infeccione­s y 1,350 muertos, la cifra más alta en el sureste de Asia. Las órdenes de confinamie­nto para contener la pandemia implican que no habrá plegarias multitudin­arias en mezquitas ni espacios abiertos, reuniones familiares o familiares que llevan regalos a los niños.

“Este brote no sólo ha aguado el espíritu del Eid, sino que también ha hecho la tradición totalmente diferente”, dijo Andieka Rabbani, estudiante universita­rio en Yakarta, que como otros indonesios, este año sólo podía felicitar a sus primos y amigos a través de videollama­das.

“Este brote no sólo ha aguado el espíritu del Eid, sino que también ha hecho la tradición totalmente diferente”

ANDIEKA RABBANI

ESTUDIANTE UNIVERSITA­RIO EN YAKARTA

 ?? Mauro Scrobogna / AP ?? CON MEDIDAS DE PROTECCIÓN. Unos 2,000 musulmanes se reunieron para orar ayer en un recinto deportivo de Levallois-perret, un suburbio de París
Mauro Scrobogna / AP CON MEDIDAS DE PROTECCIÓN. Unos 2,000 musulmanes se reunieron para orar ayer en un recinto deportivo de Levallois-perret, un suburbio de París

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