CREA EQUIPOS PARA AYUDAR EN LA BATALLA CONTRA EL COVID-19
Ingeniero puede producir respiradores y un aparato que convierte una cama de hospital en un cuarto de aislamiento
Son productos hechos en casa, en Mayagüez. Llevan el sello del ingenio criollo y la intención expresa de buscar ayudar a la mayor cantidad de personas, atendiendo necesidades urgentes, como las surgidas con la pandemia del coronavirus, con artefactos de calidad, que responden a un sinnúmero de exigencias, y cuyos precios son atractivamente económicos.
“Nosotros siempre estamos, como quien dice, inventando. Sabíamos que iba a haber necesidad de respiradores en Puerto Rico, según se fuera desarrollando la enfermedad (del Covid-19). Se hablaba de que había una necesidad de respiradores. Vino un amigo y me habló de una idea. Y ahí puse a mis compañeros de empresa a trabajar en eso”, comentó Roberto D. Acosta Martín, ingeniero eléctrico graduado del recinto de la Universidad de Puerto Rico en Mayagüez, y director ejecutivo de la empresa Accurate Solutions Corp.
“Así que empezamos a trabajar con esto. Mi amigo compró un motor de ‘wipers’ de bote, porque esos son más duraderos. Y ahí pensamos, esto puede funcionar. Hicimos en ensamble mecánico, creamos un prototipo para dos modelos”, explicó Acosta sobre el proceso que los llevó a crear máquinas para suplir la necesidad que tenían los hospitales de respiradores, o ventiladores.
Luego, agregó, contactaron doctores para mostrar su ingenio e indagar sobre todos los detalles mínimos o requisitos que necesitarían para poder ponerse en uso.
“Ahí salieron detalles, como que tienen que ser autónomos, por si se va la electricidad puedan seguir operando. Estos modelos nuestros pueden operar sin electricidad por 20 minutos”, detalló. “El otro problema es que tiene que tener un diagnóstico bien amplio de la máquina, de todo lo mecánico y también cualquier situación con el paciente. Así que tiene dispositivos de alarma, visual y auditivo, para avisar cualquier situación con la máquina”.
Otra recomendación fue que tuviera una alarma adicional para que alertara cuando la máquina estaba trabajando sin corriente; es decir, con la batería, de manera que se pudiera saber si era una situación de que se había ido la luz, o que se hubiera desconectado la máquina de manera involuntaria o accidental.
“Todo eso, todos los sensores necesarios se le añadieron luego, con las recomendaciones de los médicos. Y ambos prototipos funcionaron...”, aseguró el ingeniero.
Posteriormente otro amigo, José Hernández, se comunicó con él y le comentó que estaba trabajando sobre un prototipo de respirador, “y le dije, ‘mira ya yo tengo dos modelos’”, y entonces adoptó uno de esos modelos.
“Todo eso es fabricado aquí.
Y una restricción que nos autoimpusimos fue que fuera bien económico, porque no puede ser una máquina que nadie pueda comprar. Tiene que ser accesible”, insistió Acosta. “Y todo el proceso de fabricar la máquina, con costros de piezas, labor, todo, cuesta $918”.
Ese precio, aclaró, es sin aplicar los costos de economía de escala que podrían darse en una mayor producción, y que bajarían todavía más el precio. En comparación, y según ha trascendido por diversas vías, como los contratos de compras de respiradores del Departamento de Salud, otras máquinas cuestan de $7,000 a $35,000.
Pero Acosta no se limitó a los respiradores para atender las urgencias surgidas con la pandemia del Covid-19. Junto a su equipo de trabajo, crearon otra máquina “que ya está en uso en hospitales, y que atiende otra situación, que creo que incluso sería una mayor aportación. Es que el coronavirus trajo la necesidad de tener cuartos de aislamiento de presión negativa. Eso lo que significa es que todo el aire de ese salón se extrae para evitar el contagio de otras personas con ese virus. Y claro, los cuartos de aislamiento son pocos, quizás el 10% del hospital. Así que lo que hicimos fue crear una máquina que crea una cápsula alrededor del paciente, una máquina de aislamiento de la cama, que crea un cuarto de aislamiento alrededor de esa cama”. Detalló que la máquina tiene un abanico que succiona todo el aire alrededor de la persona encamada, lo pasa por filtros EPA, luego por rayos ultravioleta a tres veces la dosis que haría falta para matar el virus, nuevamente por otro filtro EPA, y lo devuelve al paciente.
“Cada máquina crea un cuarto de aislamiento adicional, y le da más capacidad de trabajo al hospital. Y también la hacemos en nuestra compañía”, afirmó.
De hecho, a raíz del éxito, ya le hicieron una modificación para que pueda ser de uso en clínicas dentales, de manera que crea una especie de cono alrededor del paciente, y además de succionar todo el aire succiona también la mezcla de saliva y otros componentes que salga del paciente.
“Tenemos que aprender a vivir con el coronavirus, sin contagiarnos. Estoy bien complacido. Hice las máquinas como si tuviera la necesidad de usarla en algún momento. Y han tenido gran aceptación. Para mí es un gran logro”, aseguró el ingeniero.
El experto ya tiene experiencia en eso de ayudar a gran cantidad de personas en momentos de necesidad, pues luego del desastre provocado por el huracán María, desarrolló un kit de energía solar que se convirtió en la salvación de miles de personas. Recordó que “vendimos miles de kits, donde la persona compraba los materiales y le dábamos las instrucciones y podía tener funcionando la nevera, luces y abanicos, hasta tres abanicos, por 24 horas o más”.
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Una restricción que nos autoimpusimos fue que fuera bien económico, porque no puede ser una máquina que nadie pueda comprar. Tiene que ser accesible”
ROBERTO D. ACOSTA MARTÍN INGENIERO ELÉCTRICO Y DIRECTOR EJECUTIVO DE LA EMPRESA ACCURATE SOLUTIONS CORP.