REGRESO A LA ACTIVIDAD ECONÓMICA LENTO PERO SEGURO
En el inicio de la segunda fase de reapertura, los negocios cumplieron con las medidas de prevención contra el coronavirus requeridas en la nueva Orden Ejecutiva, pero no todos recibieron la cantidad de clientes que esperaban
“
Es una situación muy triste y lamentable, porque de aquí dependo yo, depende mi hija y mi nieto. Si el negocio se va a pique, pues todos sufrimos...”
DAVID ROSADO DUEÑO DE EXECUTIVE OFFICE SUPPLY “
Estamos nuevamente tratando de reabrir los negocios, tratando de que los empleados vuelvan a trabajar y buscando la mejor forma de satisfacer a nuestros clientes...”
PEDRO SOTO PROPIETARIO RESTAURANTE PEZCA’O
TOA BAJA. Ricardo Escalera y su familia fueron los primeros comensales que entraron a las 11:30 a.m. de ayer al restaurante Pezca’o, localizado en la principal avenida comercial de este pueblo, la Boulevard, con el ánimo de celebrar su graduación de sexto grado.
Transcurrió el mediodía y la familia continuaba siendo la única que había entrado al salón comedor a degustar una paella y otros gustos del mar que allí venden.
Ni la abuelita, Lillian Ruiz, faltó en la celebración del menor, quien se graduó con altos honores de sexto grado del Colegio Puertorriqueño Marinel, en Levittown.
Ricardo era el más ilusionado que estaba con salir a comer en un restaurante. Afirmó que una celebración en su hogar sería “aburrido”.
La madre del menor, Ileana Ruiz, manifestó que “teniendo precaución” es factible asistir a un restaurante. Por ello, se expresó contenta con que le tomaran la temperatura y le echaran alcohol en las manos antes de entrar. Estas medidas se han tomado para evitar el contagio del coronavirus.
“Es importante volver otra vez al ritmo que teníamos hace tres meses y aprovechando la reapertura, que no hay nadie, de yo ser la primera, (llegué) tempranito para aprovechar esta celebración que es tan importante para mí”, indicó la mujer.
El propietario Pedro Soto, por su parte, solo pedía a Dios que más comensales llegaran a su local.
Dijo que, “en el caso de nosotros, que nos dedicamos a vender marisco fresco, por ejemplo, desde que empezó esta pandemia, esto ha afectado brutalmente las ventas, porque me afectó mi mejor época del año... Nada, estamos nuevamente tratando de reabrir los negocios, tratando de que los empleados vuelvan a trabajar y buscando la mejor forma de satisfacer a nuestros clientes para no perderlos y sigan viniendo”.
Sin embargo, en el primer día en que la gobernadora Wanda Vázquez permitió a los restaurantes tener abierto el 25% de sus salones comedores, así como a los negocios al detal, lavanderías y car wash operar, la respuesta del público fue “floja” para la mayoría de los comerciantes de la avenida Boulevard. Solos los estacionamientos de los salones de belleza se veían llenos.
David Rosado, dueño de Executive Office Supply, era uno de los más que lamentaba que las ventas estuvieran “flojísimas”.
Indicó que como no tiene dinero para pagar a la Autoridad de Energía Eléctrica, decidió comenzar operaciones sin aire acondicionado y que, si el panorama no mejora, considerará irse a la quiebra o cerrar el negocio.
“Es una situación muy triste y lamentable, porque de aquí dependo yo, depende mi hija y mi nieto. Si el negocio se va a pique, pues todos sufrimos. Entonces, hay mucha deuda que pagar, hay compromiso”, expresó.
Maritza Alicea, quien es propietaria de Levittown Uniforms, también se quejó de la falta de clientela. Comentó que el que los estudiantes no estén activos en las escuelas también les afecta.
“Desde el terremoto para acá, yo no he podido empezar. Yo empecé en enero en esta ubicación y realmente no he podido comenzar. Primero los terremotos, tuve más o menos febrero y en marzo vino la pandemia...”, señaló la mujer, quien espera ganar ahora clientela con la venta de mascarillas de tela.
El comerciante Otilio Santiago Santiago, de la tienda Novias Otilio Santiago, abrió su boutique especializada, pero reconoció que no tendrá nada de ventas nuevas por los próximos días. Es que aceptó que ninguna novia comprará un traje de $2,000 o $3,000 sin medírselo. Por ello, está resignado a esperar