EE.UU. cambia las reglas del juego
La exitosa misión del sábado de la compañía Spacex abre la carrera espacial a la era de las misiones comerciales, lo que representaría una ventaja frente a los programas civiles ruso y chino
El despegue el pasado sábado del cohete Falcon 9 de la compañía privada Spacex supuso el principio de la comercialización de la órbita terrestre en lo que se espera que sea “la nueva era espacial” y el regreso de las misiones estadounidenses a la Estación Espacial Internacional (EEI) desde su propio suelo después de nueve años transportándose allá en naves rusas.
Los astronautas de la NASA Douglas Hurley y Robert Behnken pusieron rumbo a la EEI abordo de la cápsula Crew Dragon para certificar el sistema de vuelo de la empresa Spacex, fundada por Elon Musk, generando una expectación entre la población que no se veía desde hacía muchos años.
Esta misión es la prueba final del programa de vuelos espaciales comerciales que comenzó cuando la NASA otorgó en 2014 sendos contratos a las empresas Spacex y Boeing para la comercialización de la órbita terrestre apara abaratar los costes de los viajes espaciales.
Los astronautas permanecerán en la EEI entre 6 y 16 semanas durante las que pondrán a prueba los sistemas de la cápsula Crew Dragon, en la que llegaron y con la que tendrán que retornar sanos y salvos a casa, tras lo cual comenzarán las misiones operadas por compañías privadas.
Desde 2011, la NASA se vio obligada a utilizar el sistema de lanzamiento ruso del Soyuz para enviar a sus astronautas a la EEI, pero ahora recupera su autonomía al dejarlo en manos de compañías privadas. El objetivo final de la agencia aeroespacial estadounidense es crear un modelo de viajes espaciales comerciales con el que pretenden viajar a la Luna y a Marte gracias al impulso de la industria privada.
“Quisiera saludar a nuestros colegas estadounidenses”, dijo el cosmonauta Serguéi Krikaliov, director del programa de vuelos tripulados de la agencia espacial rusa en la página Twitter de Roskosmos. “El éxito de esta misión nos va a aportar nuevas oportunidades que beneficiarán a todo el programa internacional”.
Sin embargo, la misión del sábado cambia las reglas de juego en la carrera espacial al abrir a la competencia el desarrollo de tecnología y servicios para futuras misiones, además de significar un ahorro para la NASA. La agencia pagaba a razón de $80 millones el pasaje de cada astronauta estadounidense hacia la EEI abordo de los cohetes rusos Soyuz.
Aun más, la puerta está abierta para que astronautas de otros programas, como el europeo o el indio, opten por pagarles a los estadounidenses por llevarlos a la EEI y no a los rusos, pues el ahorro sería de hasta $20 millones.
Se trata de un golpe financiero de unos $200 millones al año a la agencia rusa Roskosmos, que ya confronta la falta de interés del presidente ruso Vladimir Putin en invertir en el programa espacial, lo que se prevé represente serios escollos para la continuidad de su desarrollo.
En ese panorama, la entrada del sector privado representa un salto tecnológico difícilmente alcanzable por Roskosmos.
Pero no todo estaría perdido para los rusos, según dijo a la AFP Isabelle Sourbès-verger, del Centro nacional de investigaciones científicas francés. Una misión internacional hacia Marte “sería una oportunidad para Rusia de recuperar su rango”, gracias a sus lanzadores pesados y su considerable experiencia.
Queda por verse cómo se desarrolla ahora la carrera espacial con la presencia de las empresas comerciales y las decisiones que tomen los programas de Rusia y China, segunda potencia espacial civil.
Mientras tanto, los estadounidenses celebran su regreso al juego y con lo que ya se presume seá una gran ventaja.
“Es absolutamente un honor para nosotros formar parte de este gran esfuerzo de volver a poner a Estados Unidos en el mercado de los lanzamientos espaciales”, dijo Behnken unos minutos antes de despegar.
“Gracias por todo el trabajo que han hecho y poner a Estados Unidos de nuevo en la órbita terrestre desde la costa de Florida”, añadió Hurley ya desde el espacio.
Ellos han dado el primer paso de una nueva era en la que el siguiente gran objetivo será el éxito de la misión Artemisa, que pretende llevar a un hombre y una mujer a la superficie lunar en 2024 y avanzar en tecnología que permita la llegada a Marte, con la que EE.UU. quiere restablecer su dominio y liderazgo en el espacio.
“Es absolutamente un honor para nosotros formar parte de este gran esfuerzo de volver a poner a Estados Unidos en el mercado de los lanzamientos espaciales”
ROBERT BEHNKEN ASTRONAUTA