SIGUEN LAS PROTESTAS EN EE.UU.
Indignación por la muerte de George Floyd se intensifica
WASHINGTON. Cientos de manifestantes volvieron a congregarse ayer en el centro de Washington en protesta por la violencia policial contra los afroamericanos, pero una enorme valla les impidió acercarse a la Casa Blanca mientras las autoridades prometían reforzar aún más el dispositivo de seguridad.
“¡No puedo respirar!”, coreó un centenar de personas, que se tendieron en el suelo a la vez en la intersección entre las calles H y 16 para repetir la frase que enunció el afroamericano George Floyd la semana pasada, poco antes de morir por asfixia debido a la presión que ejercía sobre su cuello la rodilla de un policía blanco en Mineápolis.
Los manifestantes se toparon con un nuevo perímetro protegido por las fuerzas de seguridad que les impedía acercarse a la Casa Blanca: una valla metálica de unos 8 pies de altura instalada la mañana del martes recorría el extremo norte del parque Lafayette, contiguo a la residencia presidencial. Fue en ese parque donde, la tarde del lunes, las fuerzas de seguridad utilizaron gas lacrimógeno para dispersar a los manifestantes y permitir que el presidente Donald Trump pudiera cruzar la plaza a pie para posar ante las cámaras con una Biblia en la mano ante la iglesia episcopal de Saint John.
El episodio generó una gran polémica, y tanto la Policía local como la alcaldesa de la capital, Muriel Bowser, se distanciaron ayer del suceso y aseguraron que no estuvieron implicados en el plan de la Casa Blanca para dispersar las protestas.
Tras las manifestaciones pacíficas y actos de vandalismo, ataques a la policía y robos, el presidente amplió sus reclamos de mano dura, en los que amenazó con llamar a las fuerzas armadas. “NYC, LLAMA A LA GUARDIA NACIONAL”, tuiteó. “Los malvivientes y perdedores te están destrozando. ¡Actúa rápido! No cometas el mismo error horrible y fatal que cometiste con hogares de ancianos”.
En Nueva York el lunes por la noche la gente rompió escaparates de tiendas cerca del Rockefeller Center y derribaron la puerta de la tienda departamental Macy's a pesar del toque de queda, el primero que declara la ciudad en décadas. La policía detuvo a unas 700 personas e informó que varios agentes resultaron heridos.
La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, hizo una petición ayer al presidente Donald Trump. “Esperaríamos que el presidente de Estados Unidos siguiera el ejemplo de tantos mandatarios anteriores para ser un sanador en jefe y no un atizador de la llama”, dijo.