Primera Hora

ANGUSTIAS QUE NO ACABAN BAJO EL TOLDO

A casi tres años de Irma y María, residentes de la Península de Cantera relatan su inquietud de tener una lona por techo

- BÁRBARA J. FIGUEROA ROSA barbara.figueroa@gfrmedia.com

El delirio de vivir bajo un toldo azul como techo se refleja en sus miradas, algunas cansadas con el paso de los años. Son seres humanos que, a dos años y nueve meses del azote de los huracanes Irma y María, aun esperan por ayudas gubernamen­tales que les garantice mayor seguridad en el lugar que llaman hogar.

Comenzó la temporada de huracanes y la angustia se agudiza para aquellos que pernoctan en residencia­s que todavía lucen devastadas por las inclemenci­as de los ciclones del 2017.

Katherine Martínez, madre de dos niños, es reflejo de este grupo de la población que clama ayuda para que le reparen su casita de madera zinc, ubicada en la calle Los Padres de la Península de Cantera, en San Juan.

Contó que la furia del huracán María destrozó la residencia en la que también vive su madre.

“Se me fueron seis planchas de zinc y se me dañó todo adentro. A la segunda semana vinieron los del toldo y me lo pusieron, pero no tenía zinc… así que buscamos por ahí de las que se había llevado el huracán y esas son las que tengo puestas ahora mismo. Tenían unos boquetitos, pero les pusimos brea y con eso estoy resolviend­o”, dijo la ama de casa de 44 años.

Aseguró que luego que le instalaron la lona azul, nunca más recibió la visita de algún funcionari­o del gobierno estatal o federal. “Aquí no vino ni FEMA (Agencia Estatal para el Manejo de Emergencia­s), ni Vivienda ni nada… eso sí, FEMA nos dio $1,500 y con eso pudimos comprar unos mattress y ropa para los nenes. Pero no dio para más nada”, sostuvo.

En Cantera muchos ciudadanos no cualificar­on para las ayudas federales por la falta de un título de propiedad. El año pasado, se informó que tras el azote del huracán María unas 200 mil personas -de las 1.1 millones que solicitaro­n asistencia de FEMA- confrontar­on problemas en el proceso de recuperaci­ón de sus hogares o no recibieron ayuda por esta razón.

Aunque los gobiernos estatal y federal no saben con precisión cuántas familias viven aun bajo un toldo azul, datos de FEMA para su Programa de Asistencia Individual señalan que un total de 1,138,843 hogares fueron afectados por Irma y María. Se estima que, de estas, más de 70,000 residencia­s quedaron totalmente destruidas. El año pasado el gobernador renunciant­e Ricardo Rosselló, así como Gil Enseñat señalaron que en la isla entre 20 a 30 mil personas vivían todavía bajo las lonas provisiona­les.

En ese grupo también está don Adolfo Rivera Meléndez, un hombre de 70 años que vive en una pequeña estructura de cemento con unas deteriorad­as planchas de zinc como techo. Todavía queda algo del toldo azul que el personal de FEMA

le instaló en 2017.

“Caen unas lloviznita­s y tengo que poner las pailas de pintura para recoger el agua… mi temor es que se me pueda dañar otra vez el televisor, la nevera y lo poquito que tengo y me queda”, dijo preocupado quien vive hace 18 años en la calle San Vicente, del sector Cantera.

El temor también se hizo evidente en el padre de tres adolescent­es, Alexis Marrero Colón, quien vive alquilado en una casa del mismo sector y a la que el huracán María arrancó el techo.

“Se mete el agua cada vez que llueve y tengo que estar poniendo cubos… las losetas también están deteriorad­as… uno más (huracán) y me quedo sin techo. Mi temor es por los nenes”, expresó.

Yo vengan espero más que no huracanes porque sino nos fastidiamo­s… empezó la temporada y eso me tiene grave” KATHERINE MARTÍNEZ / MADRE DE DOS NIÑOS, RESIDENTE EN LA PENÍNSULA DE CANTERA

Lo ver que si alguien quisiera es pudiera venir a ayudarme… que por lo menos me pongan el zinc” ADOLFO RIVERA MELÉNDEZ PENSIONADO Y RESIDENTE EN LA PENÍNSULA DE CANTERA

Quedan damnificad­os

Los alcaldes de Loíza, Utuado, Río Grande, Las Marías, Moca y Yabucoa confirmaro­n en entrevista con Primera Hora que en sus municipios aun hay damnificad­os viviendo bajo toldos. Todos reclamaron que los casos correspond­en a personas que están a la espera de ayudas del Departamen­to de la Vivienda y el programa de Reconstruc­ción, Reparación o Relocaliza­ción (R3) que se sufragarán con más de $3 billones de fondos federales de CDBG-DR.

Según cifras ofrecidas por Vivienda, de las 28,706 solicitude­s recibidas para este programa se han declarado elegibles a 6,146. De estas, 108 han sido adjudicada­s a alguno de los tres tipos de asistencia que puede ofrecer el Proyecto. Se asegura, además, que de los casos analizados 2,576 han expresado tener toldos azules todavía.

Mientras, portavoces de FEMA indican que luego de los huracanes Irma y María la agencia otorgó al gobierno de Puerto Rico 125,000 toldos azules autoinstal­ables y que los mismos fueron distribuid­os por municipios. Por otro lado, a través de la Operación Techo Azul, el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de los Estados Unidos instaló 59,469 techos azules temporales. En cambio, ahora, no llevan inventario de cuántos fueron removidos.

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Katherine Martínez, madre de dos, pide a las agencias visitar las casas que no han reparado.
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Adolfo Rivera, arriba, y Alexis Marrero no han tenido mejor suerte con sus residencia­s.
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