Primera Hora

“No es fácil recibir palabras hirientes”

La soprano audioimped­ida Tiffany Ann Sierra Hernández aspira a crear una fundación que ayude a la comunidad sorda

- ROSA ESCRIBANO CARRASQUIL­LO rosa.escribano@gfrmedia.com

“Los oyentes no valoran lo que tienen”.

La soprano puertorriq­ueña Tiffany Ann Sierra Hernández comenzó a escuchar por primera vez hace cinco años. Desde entonces, no para de maravillar­se por cada descubrimi­ento auditivo, como cuando escuchó la brisa por primera vez a sus 18 años, o cuando le pidió a su mamá que la llevara a la playa para escuchar el sonido de las olas.

Desde su infancia, no siempre ha logrado un trato justo ni amable. Diagnostic­ada con el síndrome de Treacher-collins, no solo nació sorda, sino sin orejas, lo que a la vista de muchos provocó -y sigue originando­rechazo y burla.

No ha sido fácil, pero la determinac­ión no se la quita nadie. Con esa misma entereza, logró su bachillera­to en Música del Instituto de Artes Musicales con honores (cum laude) en la Universida­d del Sagrado Corazón. También, estar en el escenario junto a la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico para deleitar con su voz como intérprete, un anhelo que veía distante.

“Ha sido gratifican­te llegar hasta aquí porque, aunque tengo muchos más sueños por cumplir, me siento bendecida y realizada en tantas áreas. He aprendido a hablar y a cantar al mismo tiempo, a escribir y a leer como una persona oyente. Créeme que no ha sido fácil, pero mi satisfacci­ón más grande es no darme por vencida”, manifestó la joven de 23 años, quien previo al implante para escuchar fue sometida a “un

bone conduction y eso hacía que recibiera vibracione­s, pero no sonidos exactos y precisos”.

Todavía la emoción la llena al rememorar la experienci­a de cantar frente a un público.

“Me siento bendecida de tener una voz privilegia­da y, sobre todo, diferente y particular. Agradecida del don que a Dios le plació darme”, resaltó con ilusión quien en tres ocasiones ha participad­o con la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico.

“La primera fue el 5 de enero de 2016, cuando me presenté junto al maestro Roselín Pabón, al cual amo y respeto tanto”, rememoró. “Era un sueño que cumplí, cantando el Villancico yaucano, que tuve que aprendérme­lo porque no sabía qué era un villancico hasta que comencé a escuchar. Cuando el profesor Carlos Conde González me llevó a las audiciones y conocí a Roselín Pabón me sentí más que honrada y bendecida. No te miento, mi corazón se quería salir. Pero estar con ellos fue una de las mayores experienci­as de mi vida”, afirmó, y valoró que volvieran a contar con su talento en 2017 y 2019.

“No era fácil. Tuve que aprenderme la canción dividiendo las sílabas, y tengo un delay (retraso) en mi audífono de 1.8 segundos, así que debía contar bien el tiempo”, aclaró Tiffany Ann, quien recordó la primera vez frente a una audiencia.

“Fue a mis dos meses exactos de comenzar a escuchar, el 22 de noviembre (de 2015), en el coliseo de Arecibo, junto a Christine D’clario, ante miles de personas. Mi audífono se apagó y seguí adorando. Fue hermoso”, resaltó sobre la experienci­a con la cantante y compositor­a de música sacra.

Incluso, en pleno escenario ha sido objeto de mofa por algunos del público presente. Pero los aplausos son el mayor premio.

“Ha sido difícil vivir detrás de un físico diferente y, sumando a eso, ser sorda, que a mucho orgullo lo llevo”, afirmó la joven natural de Toa Baja. “Nací sin orejas y sin huesos zigomático­s, o sea los huesos que están debajo de los ojos, y todavía no tengo. Y nací sin canales auditivos”, especificó la cantante, que mide 4 pies con 8 pulgadas.

“No es fácil recibir palabras hirientes como ‘fea’, ‘ridícula’, ‘enana’, ‘bendito, es sorda’, como si eso fuera malo, ‘dito, es que habla así porque es retardada’, y no lo soy. Hablo así porque solo llevo poco tiempo escuchando y cogiendo terapias para mejorar y tener una vida independie­nte”, expuso. “Lo más grande que existe es el perdón y yo no tengo rencores. De eso aprendo a no ser como ellos y a ser más fuerte. He podido superar muchas cosas gracias a mi mamá (Glory), a mi consejera Christy Muller, y mi mentora Christine D’clario. Si no fuera por ellas tres, y por Dios sobre todas las cosas, no hubiera superado nada”, resaltó Tiffany Ann, cuyas experienci­as la han convencido para trabajar en la creación de una fundación.

“Se llamará Between 2 Worlds porque estoy entre los dos mundos: el de sordos y oyentes. Al no tener canales auditivos y ser sorda conductiva profunda a severa, sigo siendo sorda, pero escucho con mi (implante) Baha cuando quiero, así que tengo lo mejor de los dos mundos”, señaló, y puntualizó los altos costos de terapias y otros recursos.

“Quiero impactar a familias que necesiten audífonos y equipos asistentes. Quiero que aprendan lenguaje de señas. Quiero que tengan terapias de habla y otros servicios, pero no solo para niños, sino para adultos después de los 21 años. No quiero que nadie pase lo que yo he pasado y si puedo hacer que alguien escuche al año y que mejore su vida, tanto educativam­ente como su vida cotidiana, lo haré. Tengo muchas cosas por hacer, pero este va a ser uno de mis más preciados proyectos”.

Exhorto a toda persona que como yo, pase dificultad­es o situacione­s, a que no se rinda, a que siga adelante y, sobre todo, que busque ayuda y orientació­n

TIFFANY ANN SIERRA HERNÁNDEZ

SOPRANO

 ?? Suministra­das ?? Hace solo cinco años que Tiffany Ann (arriba con el maestro Roselín Pabón) comenzó a escuchar, tras lo que comenzó a aprender a hablar, y ya hoy cuenta con presentaci­ones musicales inclusive con la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico.
Suministra­das Hace solo cinco años que Tiffany Ann (arriba con el maestro Roselín Pabón) comenzó a escuchar, tras lo que comenzó a aprender a hablar, y ya hoy cuenta con presentaci­ones musicales inclusive con la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico.
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