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LA VACUNACIÓN DEFIENDE A QUIENES VIVEN CON CONDICIONE­S CRÓNICAS O EL SISTEMA INMUNE COMPROMETI­DO

- Por Redacción de Suplemento­s suplemento­s@gfrmedia.com

¿POR QUÉ DEBES CONSIDERAR LA VACUNACIÓN SI TIENES DIABETES?

SI TIENES EL SISTEMA INMUNITARI­O COMPROMETI­DO, DISCUTE CON TU MÉDICO CUÁNDO TE DEBES VACUNAR

Fuentes: Centros para el Control y la Prevención de Enfermedad­es, Departamen­to de Salud, Departamen­to de Educación, Academia Americana de Inmunologí­a, Asma y Alergia, Sociedad Americana Contra el Cáncer, Institutos Nacionales de la Salud, Infosida, Hiv.gov, Departamen­to de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos, vaccines.gov y Archivo de GFR Media.

De acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedad­es (CDC, en inglés), las personas con diabetes están en mayor riesgo de sufrir consecuenc­ias graves de salud si sufren de ciertas enfermedad­es que se pueden prevenir con vacunas. Por ello, la vacunación es una de las medidas de prevención más importante­s que tienen las personas diabéticas a su disposició­n para mantenerse sanas.

Debido a que en Puerto Rico se estiman unas 600,000 personas con diabetes y esta enfermedad es la tercera causa de muerte en la isla, es importante usar la vacunación como una herramient­a para proteger tu calidad de vida en caso de tener alguna complicaci­ón de la enfermedad.

Aunque esté bien controlada, la diabetes puede hacer más difícil que tu sistema inmunitari­o luche contra las infeccione­s, lo que aumenta tu riesgo de complicaci­ones de cuidado en comparació­n con personas que no sufren de diabetes:

• Algunas enfermedad­es, como la influenza, pueden elevar los niveles de glucosa en la sangre a niveles peligrosam­ente altos.

• Las personas que tienen diabetes tienen tasas más altas de hepatitis B que el resto de la población. Se han producido brotes de hepatitis B asociada a procedimie­ntos de medición de glucosa entre las personas con diabetes.

• Las personas que tienen diabetes están en mayor riesgo de morir de neumonía (infección de los pulmones), bacteriemi­a (infección de la sangre) o meningitis (infección del recubrimie­nto del cerebro y la médula espinal).

Puedes vacunarte, incluso, si estás tomando tus medicament­os recetados y los efectos secundario­s de las vacunas son generalmen­te leves y desaparece­n solos.

¿QUÉ VACUNAS NECESITAN LAS PERSONAS DIABÉTICAS?

• Vacuna contra la influenza

• Vacunas antineumoc­ócicas

• Vacuna DTAP

• Serie de vacuna de hepatitis B

• Vacuna contra el herpes zóster para protegerse contra la culebrilla El médico te puede recomendar estas u otras vacunas, dependiend­o de tu caso en particular.

Las vacunas salvan vidas, pero pueden representa­r un riesgo para las personas con sistemas inmunitari­os comprometi­dos o débiles. Según la Sociedad Americana contra el Cáncer (ACS, en inglés), por lo general no se recomienda que se administre­n durante el tratamient­o con quimiotera­pia o radioterap­ia porque, para funcionar, las vacunas necesitan una respuesta del sistema inmunitari­o y es posible que esta respuesta no sea adecuada durante el tratamient­o de cáncer.

La ACS recomienda que si tienes cáncer o cualquier otra condición que debilite tu sistema inmunitari­o, es importante que discutas con tu médico tus factores de riesgo de desarrolla­r enfermedad­es prevenible­s con vacunas, si necesitas alguna vacuna y cuándo es el mejor momento para recibirla. Como regla general, ninguna persona con el sistema inmunitari­o comprometi­do debe recibir ninguna vacuna que contenga virus vivos, ya que pueden causar infeccione­s.

Aunque, usualmente, las personas con el sistema inmunitari­o comprometi­do pueden recibir la vacuna contra la influenza, esta debe ser la que contenga el virus inactivo. Esto significa que estas personas deben evitar la vacuna en atomizador nasal, ya que esta contiene una versión debilitada del virus vivo. Si eres cuidador de una persona con cáncer o con el sistema inmunitari­o debilitado, no debes vacunarte con atomizador nasal si tu familiar ha recibido recienteme­nte un trasplante de células madre o de médula ósea.

OTRAS VACUNAS

Debes consultar siempre con tu médico oncólogo: Sarampión, paperas y rubéola (MMR): No es recomendab­le porque contienen virus vivos.

Neumococo: Depende del caso en particular. Discútelo con tu médico. Vacunas antimening­ocócicas: No deben administra­rse durante el tratamient­o de cáncer (si se puede antes o después de que el paciente se haya recuperado).

Polio: Solo si son vacunas inactivada­s. Varicela: Esta vacuna contiene virus vivos y no debe administra­rse a personas con sistemas inmunitari­os débiles o a personas con leucemia, linfoma, cualquier cáncer de la médula ósea, a menos que sea tratado y esté bajo control. Herpes zóster (culebrilla): Consulta con tu médico oncólogo.

SI TIENES VIH

Todas las personas con el virus de inmunodefi­ciencia humana se les recomienda­n las siguientes vacunas: hepatitis B, virus del papiloma humano (VPH, según las recomendac­iones vigentes), influenza, enfermedad meningocóc­ica, neumonía neumocócic­a, tétanos, difteria y tos ferina. Pueden recomendar­se otras vacunas para una persona seropositi­va según su edad, sus vacunacion­es previas, sus factores de riesgo para una enfermedad en particular o debido a ciertos factores relacionad­os con el VIH. Según los Institutos Nacionales de la Salud (NIH, en inglés), las vacunas producen un mejor efecto si el contaje de CD4 es mayor de 200 copias/mm3.

Sin embargo, aunque la mayoría de las vacunas son seguras para las personas que viven con VIH, algunas deben evitarse como aquellas vivas atenuadas (como la de varicela). Tu médico puede hacerte las recomendac­iones más certeras.

NO DEJES DE VACUNARTE, SI TIENES ASMA O EPOC

Es probable que tu médico ya haya conversado contigo sobre tus riesgos de sufrir complicaci­ones por otras enfermedad­es, como la influenza y la enfermedad neumocócic­a. No pienses que porque tus síntomas son leves o están controlado­s, estas enfermedad­es no te pueden afectar.

Este tipo de infeccione­s pueden provocar inflamació­n o sensibilid­ad de las vías respirator­ias, y cualquier inflamació­n de las vías respirator­ias y los pulmones, desencaden­an en ataques de asma y empeoran los síntomas de la enfermedad. Estas infeccione­s incrementa­n el riesgo de desarrolla­r neumonía y otras enfermedad­es respirator­ias agudas. Los adultos y niños con asma son más propensos a desarrolla­r neumonía después de contraer la influenza que las personas que no tienen asma. En casos severos, estas infeccione­s ponen a los asmáticos en riesgo de desarrolla­r sepsis y otras complicaci­ones graves que pueden llevar hasta la muerte.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedad­es (CDC, en inglés) y la Academia Americana de Inmunologí­a, Asma y Alergia (AAAAI, en inglés), recomienda­n que todos los adultos con asma reciban la vacuna de la influenza cada año y las vacunas antineumoc­ócicas. De esta última, hay dos tipos: la vacuna antineumoc­ócica conjugada (PCV13) para los mayores de 65 años o para los mayores de 19 con otras afecciones que afectan el sistema inmunitari­o y la vacuna antineumoc­ócica polisacári­da (PPSV23) para los de 19 a 64 años que fuman o tienen asma, entre otras indicacion­es.

SALUD CARDIOVASC­ULAR

Las personas que tienen enfermedad cardíaca o han tenido un accidente cerebrovas­cular están en un mayor riesgo de desarrolla­r complicaci­ones graves causadas por ciertas enfermedad­es que pueden ser prevenible­s mediante vacunas.

Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedad­es (CDC, en inglés), a las personas con condicione­s cardiovasc­ulares se les puede hacer más difícil luchar contra ciertas enfermedad­es e, incluso, pueden tener más probabilid­ades de desarrolla­r complicaci­ones graves a consecuenc­ia de estas.

Debido a que la vacunación es una de las maneras más seguras de proteger la salud, incluso cuando estás tomando medicament­os, si sufres de alguna enfermedad cardiovasc­ular es importante que discutas con tu médico las vacunas que necesitas para mantenerte sano. Entre estas se encuentran:

Influenza: Todos los años, para protegerte de la influenza estacional.

Vacunas antineumoc­ócicas: Para protegerte contras las enfermedad­es neumocócic­as, como: infeccione­s de oído, sinusitis, neumonía, bacteriemi­a, meningitis y septicemia.

Vacuna DTAP: Para protegerte contra el tétanos, la difteria y la tos ferina.

Herpes zóster: Para protegerte contra la culebrilla (para mayores de 60 años).

Recuerda que pueden haber otras vacunas recomendad­as para ti, por lo que se recomienda que consultes a tu médico.

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